“El mercado no ha crecido y no vemos ninguna iniciativa que haga cambiar esto en 2017”.
—La empresa invertirá US$25 millones para ampliar su planta de Puerto Montt, con miras a estar preparados para cuando se reactive la demanda. —El grupo prevé que la llegada de un nuevo Gobierno en 2018 impulsará al sector.
JORGE EUGENÍN Gerente general de Melón
EXPECTATIVAS “En este negocio si no te preparas para cuando venga el crecimiento, no vas a tener la capacidad”.
VISIÓN DEL SECTOR “Es bastante deprimente ver una industria que en siete año no sólo no crece, sino que decrece”.
NUEVO GOBIERNO “El nuevo Gobierno tendrá que tener una agenda pro crecimiento y eso debiese impactar en la demanda”.
UNA inversión por US$25 millones materializará Melón, empresa de propiedad del grupo peruano Brescia, en su planta de cementos de Puerto Montt. El monto representa más del 50% del plan de inversión anual que tiene el grupo. Es que esta inversión le permitirá duplicar su producción de cemento, alcanzando las 600 mil toneladas anuales. Junto con ello, la compañía invertirá en tecnología de última generación de abatimiento de material particulado, a través de filtros de manga, lo que le ayudará a tener una de las plantas más modernas del país, la que entrará en funcionamiento a fines de 2018.
El gerente general de Melón, Jorge Eugenín, comenta que el foco en Puerto Montt radica en una apuesta al desarrollo de la región, lo que se suma al potencial de crecimiento que tendrá la zona sur austral del país. Dicho proyecto de inversión requerirá al menos 200 nuevos puestos de trabajo en su etapa de construcción. “Eso nos permite enfrentar el crecimiento de la región por los próximos diez años. Hoy vemos una oportunidad de inversión en el sur y estamos dispuestos a apostar, porque pensamos que la reactivación de la economía vendrá y vamos a estar listos para el momento que llegue”, dice Eugenin.
La inversión en Puerto Montt representa un porcentaje importante del plan de inversio- nes anual, ¿a cuánto asciende el total de plan de inversión para este año?
—Tenemos un plan de inversión anual que es del orden de los US$45 millones: US$25 millones corresponden a crecimiento, que es casi todo el proyecto de Puerto Montt, y unos US$15 millones son inversiones de reposición que se distribuyen en todas nuestras operaciones. En el resto del país no tenemos inversiones en crecimiento, porque tenemos capacidad en nuestras plantas que pueden cubrir con creces las demandas futuras en la zona central.
Hace un año la compañía no tenía entre sus planes proyectos de ampliación dado el nulo crecimiento del mercado, ¿qué cambió en este tiempo?
—El mercado del cemento no ha crecido, incluso en 2016 decreció un 2% en Chile. Y desde ese punto de vista, es difícil hacer inversiones. Pero en este negocio si no te preparas para cuando venga el crecimiento, no vas a tener la capacidad. Y nosotros vemos que en este período donde se ha crecido muy poco -en los últimos cinco años el mercado del cemento no ha crecido y se ha mantenido plano- se ha ido acumulando una demanda insatisfecha que en algún momento tiene que expresarse. Y por eso queremos estar preparados para el momento en que esa demanda se haga efectiva. Pensamos que a partir del próximo año debería empezar un ciclo de crecimiento nuevamente en nuestro país. Hay un montón de decisiones de inversión que se han dilatado, pero que en algún momento tienen que liberarse.
¿Y por qué están más optimistas para 2018?
—Porque hay cambios en la gestión política del Gobierno que viene y cualquier Gobierno que venga tiene que tener una visión de reactivación de la economía, porque no podemos seguir empantanados en un proceso sin crecimiento. Con o sin reforma tributaria, si no hay crecimiento, no hay recursos. Desde ese punto de vista, el nuevo Gobierno que venga tendrá que tener una agenda pro crecimiento y eso debiese impactar en la demanda.
¿Y las expectativas para este año se mantienen pesimistas?
—En 2017 tenemos un presupuesto bastante realista y considera básicamente un crecimiento cero, que es lo que hemos venido observando en los últimos años. El mercado no ha crecido y no vemos ninguna iniciativa que haga cambiar esto en 2017. Vemos un mercado muy parecido al actual.
Estamos manteniendo nuestras operaciones en el nivel que corresponde. Normalmente siempre hacemos algunas mejoras en el aspecto ambiental porque las normas cada vez son más exigentes y tenemos que ir poniendo nuestros equipos al día.
¿Qué factores siguen afectando el crecimiento de este mercado?
—El mercado de la construcción es tan diverso, hay unas cosas que suman y otras que restan. En 2015 y 2016 tuvimos una demanda puntual muy fuerte en lo que es construcción de departamentos, porque efectivamente con la reforma tributaria se concentró un nivel de inversión muy alto para poder aprovechar esa ventana de oportunidad que había hasta fines de diciembre. Eso desafortunadamente se terminó y no ha tenido reposición; muy por el contrario, se generó un stock que va a costar algunos meses venderlo y durante ese período habrá menos demanda de construcción.
Por otro lado, al haber una menor demanda, los proyectos se estiran más y te demoras más en la construcción. Es más efectivo en los costos demorarse un poco más que meterle más recursos a la construcción.
Por otro lado, los macroproyectos de inversión que también tuvimos en 2015 y 2016, sobre todo en la Región Metropolitana con Metro, se terminaron y no viene una reposición de esa magnitud. Ahora estamos haciendo el aeropuerto que también es otro proyecto importante, pero que no tiene la dimensión de Metro. Por eso ahora estamos todos esperando que Vespucio Oriente se empiece a construir, porque ahí hay un nivel de actividad sumamente atractivo. Por otro lado, en proyectos orientados a la minería no vemos nuevas iniciativas desde hace tres años.
¿Cuánto les ha golpeado al negocio la desaceleración de la economía?
—El año pasado vendimos 2% menos que en 2015. Eso significa que efectivamente en este periodo hemos tenido que concentrarnos en optimizar nuestras operaciones, porque no tenemos más ventas y tampoco tenemos más precios porque nuestro negocio se ha transformado en un sustituidor de importaciones y como tal recibimos las indicaciones de precios del mercado internacional. Y como el dólar no ha subido nuestro indicador de valor de mercado se ha mantenido constante y eso ha hecho que el precio del cemento no haya cambiado en los últimos 10 años. Y cuando tienes el precio y volumen fijo, no queda más que trabajar sobre los costos y en eso hemos hecho un trabajo muy diligente que nos ha generado un muy buen resultado.
¿El volumen de ventas de este año será similar al de 2016?
—Para este año tenemos un presupuesto muy similar, casi idéntico al del año 2016. Pero nuestro presupuesto creo que está un poco optimista porque hemos visto un inicio de año bastante débil, sobre todo en el segmento inmobiliario y eso es un referente de cómo andará el año. El panorama no se ve nada de bien, no hay ninguna luz de crecimiento para este año.
¿Están confiados en que el próximo Gobierno reactivará la economía y proyectos de infraestructura que han demorado en ponerse en marcha?
—Sí, por supuesto. Esta industria vende 5,6 milones de toneladas (de cemento) hoy, y en 2010 se vendían 6 millones de toneladas. Es bastante deprimente ver una industria que en siete año no sólo no crece, sino que decrece. Si nos comparamos con otros países latinoamericanos como Perú, que en 2010 vendía los mismos 6 millones de toneladas que nosotros, hoy vende 12 millones de toneladas.