Hay crecimiento... de la deuda pública
En el caso de Chile se observa un incremento mayor de la deuda pública bruta, la cual pasó de 17,5% del PIB en 2015 a 21,7% en 2016 y esta ha crecido 4,2 puntos porcentuales en sólo un año.
países como Alemania, por ejemplo, y por lo tanto, no se puede dar el lujo de endeudarse mucho más.
¿Qué hacer? Primero, un diagnóstico de donde estamos: la evolución de la deuda pública bruta, básicamente tiene relación con los ingresos y con los gastos de gobierno. Si los ingresos son mayores que los gastos, la deuda baja. Si los gastos son mayores que los ingresos, la deuda sube.
Veamos qué ha pasado por el lado del gasto. Durante el año pasado el gasto total del gobierno central se ajustó fuertemente a la baja, pasando de crecer 7,4% real anual durante 2015, a crecer 2,7% real anual durante 2016.
Por el lado del ingreso, en tanto, se observa una baja en su tasa de crecimiento aún mayor: pasó de crecer 5,1% real anual a 0% real anual durante el mismo período. Este resultado se explica tanto por menores ingresos provenientes de la baja en el precio del cobre (que incide además en los menores ingresos tributarios provenientes de la actividad minera ligada a él), como también por los menores ingresos tributarios derivados de la pérdida de dinamismo de nuestra economía, que ha sido mayor a la esperada.
En el Informe de Finanzas Públicas de octubre de 2016, se estimaba una tasa de crecimiento para 2016 de 1,75% y de 2,25% para 2017. Hoy, sólo cinco meses más tarde, sabemos que el crecimiento de 2016 fue de 1,6% y se espera un crecimiento menor que el anticipado para este año.
Es así como volvemos a la causa principal de todos los males: el crecimiento económico. Si bien el impacto del menor precio del cobre en las arcas fiscales es importante, la baja en el precio internacional de nuestra principal materia prima no es controlable.
No es así en el caso del menor crecimiento de los ingresos fiscales que se ha registrado vía tributación no minera. Por lo tanto, ¿qué hacer? La respuesta es nuevamente incentivar el crecimiento económico, el cual es esencial también para el Estado en sí mismo, necesario para poder hacer frente a los compromisos, muchos de los cuales se han visto incrementados en el último tiempo. ℗
La autora es economista senior Libertad y Desarrollo (LyD).