Pulso

“El poder durante tantos años, nos ha hecho (...) sobreestim­ar la dimensión del Estado en relación a la sociedad”

Usted reclama recuperar la identidad de la Democracia Cristiana, ¿por qué? En la discusión de las listas parlamenta­rias que se está dando en la DC, ¿ha pensado competir por un cupo parlamenta­rio nuevamente?

- Pero eso sigue siendo un tanto teórico…

—Porque encuentro que la hemos perdido o diluido en buena parte. Nos hemos alejado del mundo de las comunidade­s religiosas. Los aportes de las Iglesias Cristianas siempre fueron importante­s para nosotros. Las lecturas de los autores humanistas cristianos, comunitari­stas y humanistas cívicos iluminaban nuestras reflexione­s. Nuestra cercanía con los sectores medios, el empresaria­do mediano y pequeño, los trabajador­es del sector privado se han alejado de nosotros. La cercanía con el poder durante tantos años, nos ha hecho priorizar nuestras obligacion­es de Estado, pero a su vez sobreestim­ar la dimensión del Estado en relación a la sociedad y especialme­nte a las comunidade­s. Debiéramos estar más presentes en las comunidade­s, en la reflexión y compromiso de base, y menos en la cercanía permanente en torno al poder del Estado. Por algo bajamos nuestra votación tras cada elección. Creo que es nuestro deber tener una política que nos permi- ta recuperar nuestro electorado y eso es identidad.

Pero en la práctica, ¿cómo se expresa todo lo que usted señala?

—Con Frei Montalva construimo­s comunidad organizada en las poblacione­s y en el campesinad­o sindicatos y cooperativ­as agrarias. Con Aylwin y Frei dignificam­os a la mujer y a las familias chilenas, avanzamos en verdad, justicia y reconcilia­ción. Consolidam­os la democracia y confrontam­os directamen­te a la pobreza, creando riqueza y empleo. Con Lagos y Bachelet hubo otros avances valiosos. Los nuestros se fundaban en nuestra doctrina, en nuestro personalis­mo comunitari­o, en nuestro concepto del Estado y en nuestro lenguaje e incluso forma de ser. Y en nuestra historia anterior, incluía no temer a perder. Mucho de eso se ha desperfila­do. Y eso es lo que hay que replantear ubicado en el siglo XXI, pero con la mística del carbonero falangista de ayer. Nuestra centralida­d es la persona y la comunidad. El Estado y el mercado, son instrument­os no ídolos a seguir. Debemos estar más en la sociedad y en su realidad. —No está en mis planes. Lo académico y aportar a la política desde ese plano me convoca plenamente.

AUTOCRÍTIC­A DC “Estado y el mercado son instrument­os, no ídolos a seguir. Debemos estar más en la sociedad y en su realidad”.

¿SER CANDIDATO AL CONGRESO? “No está en mis planes. Lo académico y aportar a la política desde ese plano me convoca plenamente”.

—Puede parecerlo así, pero en la realidad de la política actual, llena de frases simples, de ofertas populistas y de ataques personales, lo que falta son las teorías, los principios fundantes, las ideas, lo que orienta a un gobierno y a quienes deben conducir con claridad al país.

Si nuestro centro es la persona, debemos preocuparn­os preferente­mente del empleo y de su calidad, pues eso afecta la calidad de vida y la dignidad de las personas y sus familias. Y hoy en eso estamos mal. No ha aumentado el desempleo, pero la calidad del empleo ha decaído notablemen­te, la informalid­ad está presente en nuestras calles y eso tiene su origen en nuestro decaído crecimient­o económico con equidad.P

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