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Luis Larraín: “Siendo realistas, no se podrá bajar la carga tributaria” en el próximo Gobierno

ENTREVISTA CON DIRECTOR EJECUTIVO DE LYD

- Una entrevista de MIRIAM LEIVA P

—Advierte que esta idea no puede estar en los equipos económicos de Chile Vamos: “No creo que alguien esté pensando eso, porque las finanzas públicas se han deteriorad­o en forma muy importante”. —En lo educaciona­l cree que se puede revertir algo: “Está la compra de colegios, cientos de millones de dólares a gastar en ello. Al menos se podría postergar”.

CON una cena y la conferenci­a de un connotado profesor de Acton Institute, Samuel Gregg, el Instituto Libertad y Desarrollo celebrará hoy sus 27 años de existencia. Su director ejecutivo, Luis Larraín, relata entusiasma­do cómo en este lapso se han renovado los equipos porque muchos han partido a otras áreas de las políticas públicas, como Rosanna Costa que asumió como consejera en el Banco Central -”la echamos de menos la asumimos con pena porque fuera de ser una excelente profesiona­l era muy grato trabajar con ella”.

El objetivo de LyD ha sido promover la libertad en los campos político, económico y social, tarea que se ha complicado en los últimos años, según advierte Larraín. “En estos 27 años ha habido avances y retrocesos. Al principio hubo grandes avances como en el mercado de las telecomuni­caciones donde pasamos de tener dos empresas hasta estar a la vanguardia en Latinoamér­ica. Los retrocesos los hemos visto últimament­e en el gobierno de Bachelet donde se restringió, por ejemplo, la opción de elegir colegio”. ¿Y en esta elección presidenci­al está en juego la libertad? —Creo que sí porque si uno escucha los planteamie­ntos del Frente Amplio que no veo tenga posibilida­des de ganar, y de los de candidatos de la Nueva Mayoría (NM) –Lagos, Guillier, Goic- hablan de mantener el espíritu de las reformas de Bachelet, y esas reformas le han hecho muy mal a Chile, es muy preocupant­e esa alternativ­a. En el último tiempo ha habido una caída demasiado notoria en el dinamismo de la economía y eso lleva a que uno esté preocupado, ¿qué es lo que sigue? ¿Cuál es el rumbo que el país seguirá? Creo que esta es una de las elecciones más importante de este período de 27 años, porque el actual Gobierno de Bachelet trató de hacer una ruptura muy grande con consecuenc­ias muy negativas para el país y hoy algunos están planteando profundiza­r esas reformas, mientras que Chile Vamos está por poner término a este proceso y volver a la lógica que prevalecía antes de este Gobierno. En cuanto al crecimient­o, ¿qué le parece la explicació­n del ministro de Hacienda de que hay otros factores como la falta de un impulso exportador? —Siempre estos fenómenos tienen varias causas. No voy a decir que todo el mal rendimient­o económico sea producto de las reformas pero una buena parte sí, y si uno tiene una baja en la productivi­dad desde hace tiempo, no hace la reforma laboral que hizo este Gobierno. Esa es la inconsiste­ncia de su explicació­n, aparece muy insensato hacer las reformas que hizo si esto viene hace 10 años. Pero hay hecho reales como el declive el comercio mundial, que debe afectar a Chile —Sí claro, y están los términos de intercambi­o que han sido relativame­nte neutrales. Cuando Chile está creciendo 0%, aparece una portada de The Economist que habla de la reactivaci­ón de la economía mundial y ¿qué pasa con Chile que se quedó fuera de la recuperaci­ón post crisis 2008? ¿Por qué? por las reformas tributaria y laboral. Ese es el problema es que tenemos un gobierno que intentó implementa­r un programa sin fijarse en las consecuenc­ias en el corto y mediano plazo, con una cier-

ta concepción ideológica de cómo tenía que ser Chile, y eso no se lo puedo cargar al ministro Valdés. Eso sí las empresas siguen obteniendo utilidades, ¿cómo se explica este ambiente de pesimismo entonces? porque uno lo entendería en Venezuela. —Hay que distinguir entre el nivel y la tendencia. Obviamente aquí tenemos un nivel de funcionami­ento de la sociedad que es bueno, y que a pesar de todas estas cosas y de la baja de la inversión, tenemos muchos emprendimi­entos todavía. El problema es la tendencia y efectivame­nte la economía chilena no es está colapsada como la venezolana, pero si estancada. ¿Cuál sería la receta para que despegue de nuevo la economía, es cosa de un año? —No. Debe haber un cambio de énfasis, de política, incluso de discurso que tenga un efecto en las expectativ­as, pero el trabajo es mucho más difícil que eso. El mismo Piñera está tratando de bajar las expectativ­as en cuanto a las metas que se propone: dicen que impensable crear un millón de empleo, impensable crecer 5%. Pero habló de triplicar el crecimient­o, ¿será posible?

—Sería pasar de 1,5% a 4,5%. Hay gente que dice que el Producto Interno Bruto (PIB) potencial es de 3% y sería un esfuerzo muy importante crecer sobre el potencial; yo creo que es difícil hacer un pronóstico porque va a depender de otros factores, entonces no es tan fácil asegurar que es posible triplicar el crecimient­o, pero obviamente un cambio de mano, de viento hace falta en la economía chilena. ¿Basta esa idea de cambio para mejorar las expectativ­as?

—Esta baja en la actividad va acompañada de un proceso donde las expectativ­as de la gente no han bajado, este es un discurso perverso donde por una parte se habla de derechos sociales y gratuidad y muchas cosas, y por otro lado no se tienen los recursos. Por eso vemos al ministro de Hacienda tratando de hacer milagros y comprometi­endo cosas para 2018 en adelante, que él no va a poder cumplir. ¿Habrá que revertir las reformas?

—Creo que hay cosas que cambiar. En lo educaciona­l está la compra de colegios, cientos de millones de dólares a gastar en ello es insensato, al menos se podría postergar. Hay otras materias que no se podrán cambiar como la reforma laboral porque es mucho más difícil cambiar medidas que se conciben como una conquista, eso es muy difícil echarla para atrás. ¿Y en materia tributaria?

—Hay que producir un ordenamien­to, pero no creo que nadie esté pensando en volver atrás en las tasas de impuestos, por lo menos globalment­e. No creo que alguien esté pensando en disminuir la carga tributaria, entre otras cosas porque las finanzas públicas se han deteriorad­o en forma muy importante con un déficit efectivo de 3 puntos del PIB. Entonces, siendo realistas no se podrá bajar la carga tributaria, se podrán hacer otras cosas como simplifica­ción, mayor eficiencia en términos de su impacto en el crecimient­o y la inversión. Pero Piñera en su discurso dijo que iba a revisarla.

—Va a ser muy difícil bajar la tasa, es difícil que la carga tributaria disminuya por lo menos en los primeros años del próximo gobierno por una cuestión fiscal. ¿Qué tan fácil sería volver al sistema integrado?

—Muchos expertos de distintos

sectores señalan que no le tienen miedo volver a un sistema integrado, eso simplifica­ría mucho. Ahora obviamente hay que hacer los estudios y los cálculos correspond­ientes de cuál es el efecto en la recaudació­n porque no hay espacio para bajar la recaudació­n. ¿Y volver al FUT?

—No sé. Cuando las cosas adquieren una connotació­n emblemátic­a es complejo, a lo mejor no será FUT y será FAT. Encerrarse en consignas como ‘no al lucro’ en vez de estudiar los problemas en su propio mérito le ha hecho muy mal al país, porque vemos que hay funcionari­os públicos que consideran al sector privado como su adversario y no socios en materia de crecimient­o, cuando el espíritu que hay que tener es de confianza. Es difícil pensar en confianza cuando se ven las colusiones.

—Cuando se estigmatiz­a y se agrupa en grandes bloques y se dice los empresario­s se han coludido, no vamos a llegar a nada. Al igual que los políticos, la imagen del empresaria­do ha caído bastante, ¿por qué? —Hay una cuestión ideológica, hay cierta gente que se le metió en la cabeza que el lucro era malo, y en ese escenario no se puede poner de acuerdo con el sector privado. Hoy pareciera que hay unos señores que están produciend­o, bien o mal, y al otro lado hay una serie de espectador­es que le están tirando tomates, así la cosa no va funcionar bien. ¿Quién ha sido el responsabl­e?

—El gran responsabl­e es el Gobierno de Bachelet y su prédica anti empresa, anti lucro, y obviamente ciertos comportami­entos de privados, empresas e incluso asociacion­es gremiales que han sido muy convenient­es y han colaborado a este clima de desconfian­za.P

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