Mini restaurantes: la tendencia que entusiasma a los grandes chefs
Listas de espera para las reservas infinitas, una experiencia diferente y un servicio muy personalizado. Sin importar que se trate de una comida europea o un relajado bowl de ramen, los micro restaurantes se han posicionado en el último tiempo como una pr
EL PRODUCTO más de moda en los restaurantes en este momento no es el espárrago púrpura ni el tahini de sésamo negro. Es el espacio. La combinación del aumento del precio de los inmuebles y un entorno que favorece la ágil filosofía del pop-up. Incluso, el famoso chef Wolfgang Puck, con un imperio de US$400 millones, convirtió su restaurante más nuevo en un menú de degustación de diez cubiertos o comensales, para apropiarse de parte de la contracultura urbana del momento.
Estos son restaurantes de pequeña escala –todos para 14 comensales o menos– donde se debe hacer una reserva. Siempre y cuando no sea claustrofóbico.
Manhattan es una ciudad con espacio limitado, donde se encuentra Mr. Donahue’s (9 cubiertos). Los chefs Matt Danzer y Ann Redding rinden homenaje a los clubes de cenas de la vieja escuela, donde puecuatro de elegir un plato principal, una salsa y dos acompañamientos por US$20. Esto puede consistir en un filete de trucha dorada en mantequilla con perejil y ajo o carrillada de cerdo frita con salsa de pimienta y almandino de espárragos.
¿Cuánto pagaría por una comida con estrellas Michelin? En el restaurante de Tokio, Tsuta (9 cubiertos), puede disfrutar de un plato de ramen aclamado por la crítica por poco más de lo que podría gastar en Burger King. Si las largas colas en la puerta no lo desaniman, tendrá decisiones importantes que tomar: caliente o fría, soba o tsuke soba, sal o base de sopa de soja. El restaurante homónimo de Marianne Lumb (14 cubiertos), tiene un pequeño comedor y una cocina abierta desde la que Lumb sirve platos europeos con un toque moderno: canelones de codorniz de Anjou con escarola. Los precios son razonables para Notting Hill y hay un menú especial para vegetarianos. El chef José Andrés ayudó a poner a Washington DC en el mapa culinario de EEUU con una serie de restaurantes notables. Sin embargo, su buque insignia es el Minibar de José Andrés, de 12 cubiertos, donde él y su equipo preparan platos como las croquetas de jamón rebozadas en tapioca pueden presentarse en la escultura blanca de una mano.
En Naoe la comida promedio dura dos horas y media, con dos turnos por noche, a las 18:00 y a las 21:30, para las ocho personas. El restaurante se especializa en cocina japonesa de lujo del chef Kevin Cory. Su caja de bento podría contener un sedoso chawanmushi, o flan de huevo, con
cobia escalfado y shiitake. Una cosa que hace que la comida de Cory sea tan buena es el sabor de la salsa de soya que añade, que proviene de la destilería de shoyu de su familia en Japón.
Se trata de una granja de 100 años de antigüedad en Nueva Escocia. The Bite House (12 cubiertos) no es el tipo de lugar al que uno entra después de unas copas un viernes a la noche, pero eso es algo bueno. El restaurante, que sirve una cena de cinco platos que cambia todos los meses, actualmente está reservado hasta octubre. Si logra hacer una reserva, lo esperan ingredientes frescos, recolectados en el campo o producidos por agricultores locales independientes.
Histoires (12 cubiertos), al que se accede a través de una puerta oculta dentro de otro restaurante, tiene dos estrellas Michelin y el nivel de precios que se esperaría de un restaurante parisino elegante. Mathieu Pacaud, pasó muchos meses probando cientos de combinaciones de menú. El espacioso y elegante local de 12 cubiertos sirve platos “inspirados en los maestros canónicos que dieron forma al aprecio de Pacaud por las artes”.
Solo Per Due, en el norte de Roma, se publicita como el restaurante más pequeño del mundo: ofrece dos cubiertos. Se encuentra en un edificio histórico rodeado de jardines y velas: la entrada de autos está iluminada por ellas. Es bueno si uno se siente romántico. El restaurante estará encantado de ofrecer un pastel en forma de corazón y flores y, sin otros comensales, incluso se puede elegir la música de fondo. El champán y los anillos de compromiso se pagan aparte.P