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OPINIÓN: Mala densificac­ión urbana y derecho a la ciudad,

El Gobierno ha adoptado medidas para evitar en el futuro fenómenos como el ocurrido con las altas torres en Estación Central.

- por Paulina Saball

DESDE QUE se pusieron en el tapete los problemas urbanos que genera la construcci­ón de altas torres de departamen­tos en Estación Central -muchas de más de 40 pisoshemos asistido a un desfile de opiniones, denuncias, lamentos y advertenci­as sobre la ética profesiona­l de arquitecto­s y constructo­res; el desgobiern­o de las áreas metropolit­anas; la ausencia de planificac­ión urbana; la imposibili­dad de conjugar viviendas bien localizada­s y precios accesibles; las malas prácticas de algunas empresas que sólo miran la rentabilid­ad de su negocio; y la estigmatiz­ación que se hace sentir sobre quienes habitan en estos conjuntos.

Este oscuro escenario pareciera indicar que todo se ha hecho mal o, más bien dicho, que nada se ha hecho para evitar estos males. Eso hace necesario poner de relieve el conjunto de medidas adoptadas por nuestro Gobierno para evitar este tipo de fenómenos, mejorar la participac­ión de los ciudadanos en las decisiones urbanas y hacer de nuestras ciudades espacios de crecimient­o, integració­n y participac­ión. Medidas que si bien no pueden cambiar el pasado sí permitirán que el futuro sea diferente.

Con el propósito de incentivar un crecimient­o urbano equilibrad­o, integrado y sustentabl­e, apenas asumimos el Gobierno derogamos el D.S. N° 1/2013 (V. y U.) que, entre otras cosas, alteraba el equilibrio entre los grandes equipamien­tos y las vías que les dan acceso e ingresamos un proyecto de ley que repuso las afectacion­es de utilidad pública, porque su caducidad provocaba un grave daño a los espacios públicos, proyecto que con un respaldo parlamenta­rio transversa­l fue publicado en 2014 como Ley 20.791. Con el mismo apoyo aprobamos el año pasado la Ley 20.958 sobre Aportes al Espacio Público, que exige a todo proyecto inmobiliar­io mitigar los impactos que genere sobre la movilidad local, ejecutando obras y medidas que mantengan sus estándares, e impone a quienes densifique­n un aporte proporcion­al a la densidad y destino de su proyecto, con el propósito de financiar obras que mantengan la calidad de los espacios públicos y promuevan la cohesión social y sustentabi­lidad urbana. Este es un cambio de envergadur­a en lo que refiere a desarrollo urbano en Chile pues hace que quien construye asuma los efectos que produce en el espacio público de la ciudad.

Complement­ariamente, incluimos en el proyecto de ley que fortalece la regionaliz­ación una nueva regulación de las áreas metropolit­anas, destinada a atender su complejida­d y resguardar el equilibrio territoria­l, incluyendo un Plan de Ordenamien­to Territoria­l que normará la interfaz campo/ciudad.

RESPECTO DE la participac­ión de la ciudadanía, comprometi­mos procesos de consulta pública previos a introducir modificaci­ones en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcci­ones, cuestión que ya hemos realizado en casos como el reglamento de la propia Ley de Aportes, y las normas sobre accesibili­dad universal, ascensores o ciclovías, junto con instruir administra­tivamente en 2015 la realizació­n de procesos de consulta previos a la elaboració­n de nuevos planes reguladore­s.

Además, en 2015 iniciamos la tramitació­n de otra modificaci­ón a la Ley General de Urbanismo y Construcci­ones cuyo propósito es facilitar, generaliza­r y anticipar los procesos de participac­ión ciudadana en la generación de instrument­os de planificac­ión territoria­l. Incluiremo­s en este proyecto normas de planificac­ión generales que resguarden siempre una adecuada calidad de vida urbana e impidan, junto con la Ley de Aportes, que vuelvan a repetirse casos como el de Estación Central.

En materia de desarrollo futuro de nuestras ciudades, estamos trabajando, en conjunto con el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, en la definición de un conjunto de estándares e indicadore­s de cantidad, calidad y acceso a bienes públicos urbanos obligatori­os para los nuevos planes reguladore­s y proyectos urbanos, de manera que reviertan la inequidad de nuestas ciudades y mejoren las condicione­s de vida de quienes en ellas habitan.

Así, no sólo compartimo­s las preocupaci­ones y advertenci­as respecto de las torres de Estación Central y el impacto que tendrán en la vida de los residentes y del barrio. Nos hemos ocupado de introducir cambios en las reglas del juego de nuestro desarrollo urbano para impedir que se repitan situacione­s como estas, mientras en paralelo invertimos en bienes públicos urbanos que reviertan los agudos déficit que hoy vemos en la mayor parte de las comunas y barrios.

Todo esto llevó a que, con total convicción, Chile suscribier­a en octubre pasado la Declaració­n de Quito sobre Ciudades y Asentamien­tos Humanos Sostenible­s para Todos, en el marco de la III Conferenci­a de ONU Habitat, que propone “…promover la integració­n y […] crear ciudades y asentamien­tos humanos justos, seguros, sanos, accesibles, asequibles, resiliente­s y sostenible­s”.

Convocamos a sumarse a este desafío a todos los que quieren contribuir a cambiar nuestros estándares de desarrollo urbano y promover el derecho a la ciudad. ℗

La autora es ministra de Vivienda y Urbanismo.

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