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PVC, pilas y envases de yogur: algunos de los productos que desafían al reciclaje en Chile

- PAULA NÚÑEZ LÓPEZ

Los artículos que desafían a la industria se dividen en dos grandes categorías. La primera es de aquellos cuyo costo hace que su reciclaje sea complejo al no contar con la infraestru­ctura. El segundo grupo es el que no tiene final más allá de convertirs­e en desecho.

• ¿Qué ha pasado? Hay productos que no pueden ser reciclados en Chile y que desafían a la industria.

• ¿Por qué ha pasado? La capacidad instalada busca responder a una demanda interna. En tanto, hay un porcentaje relevante que se empieza a exportar a lugares que pueden hacer frente de mejor manera a ciertos materiales.

• ¿Qué impacto tiene? Dinamizar el sector de manera internacio­nal. No sólo satisfacie­ndo demandas internas, sino que respondien­do a industrias foráneas. — Encender la televisión con el control remoto, tomar un yogur en la mañana, ir al trabajo en auto, pasar por un café en una tienda, comprar una botella de agua o bebida a la hora de almuerzo. Se trata de acciones cotidianas, pero que tienen un punto en común: todas ellas conllevan materiales que desafían día a día a la industria del reciclaje.

14,6 kilos fue el consumo per cápita de yogur en nuestro país durante 2016, de acuerdo a cifras de Euromonito­r. Si bien se trata de un hábito saludable, los envases individual­es de estos lácteos empiezan a convertirs­e en un dolor de cabeza desde el punto de vista medioambie­ntal. A pesar de que el plástico con que están hechos es reciclable, la etiqueta está adherida con pegamento que ensucia el plástico y no permite que el envase sea reciclado. “Lamentable­mente son muchos los materiales para los cuales no hay proceso de reciclaje, o bien resulta inviable reciclarlo­s sin un subsidio relevante en el transporte y preprocesa­miento. Así como el envase de yogur”, dice Gonzalo Muñoz, CEO de Triciclos. Él señala que la mayoría de los materiales que no se reciclan en Chile es porque no tienen factibilid­ad técnica, o bien porque el costo operado cional es permanente­mente muy alto, debido a propiedade­s del material o a la zona de generación del residuo. Por esta razón, este tipo de producto no es aceptado en muchos puntos limpios.

Tal como señala Muñoz, se trata de artículos que no se pueden reciclar en nuestro país. Pero sí en otras latitudes. En el segmento de los envases, el Tetrapack es uno de los líderes en la industria alimentari­a. Sin embargo, desde hace sólo cinco años hay capacidad en Chile para separar los tres elementos que lo componen: cartón, plástico y aluminio. Antes, se exportaba a Argentina. “Hay que hacer una separación importante. Por un lado hay materiales que en Chile no se pueden procesar, como ocurre con varios envases. Entre ellos el del aceite. Pero esto no significa que no exista la capacidad en otros lugares. Tal como hoy nosotros exportamos actualment­e el cobre, ¿qué problema podría haber en exportar residuos?”, cuestiona Isidro Pereda, gerente general de Recupac.

Del mismo modo, en Chile hay una capacidad mayor a la demanda interna para reciclar productos como el papel, cartón y botellas. Por esto, en algunos años se han llegado a importar 100 mil toneladas de cartón provenient­es de países como Ecuador. Esta cifra es relevante si se considera que con cada tonelada de cartón reciclado se ahorran 140 litros de petróleo, 50 mil litros de agua y se evita la emisión de 900 kilos de dióxido de carbono, uno de los principale­s causantes del cambio climático.

REINVENTAR O ELIMINAR

La segunda categoría –y más compleja según los expertos–

tiene que ver con aquellos que no pueden ser reciclados en ninguna parte. Hay materiales como el PVC (policlorur­o de vinilo), presente en muchas cañerías, que no puede ser procesado debi- a que en su estructura cuenta con cloro y con el calor (método predominan­te en el reciclaje de plásticos) libera toxicidad. Esta situación se replica con el plástico provenient­e de la ropa, como el poliéster, nylon y lycra y con el de los juguetes. El tratamient­o del plástico toma relevancia cuando se analiza que, actualment­e, el fin del plástico suele estar en el mar y que proyeccion­es me-

dioambient­ales señalan que al 2050 por cada tonelada de peces en el mar, habrá una tonelada de plástico. “Es en instancias como ésta en que el ecodiseño se convierte en protagonis­ta. Se trata de desafíos a nivel mundial, donde materiales que no pueden ser procesados se convierten en desechos y es clave analizar si realmente debieran seguir utilizándo­se”, enfatiza Pereda.

Uno de los productos prioritari­os y cuyo “reciclaje” ha quedado en entredicho es el de las pilas. El gran problema frente a eso es que hay pocas empresas que se encargan del reciclaje de las pilas. “Por ello, se recomienda usar pilas recargable­s y cuando estén en desuso, llevarlas a puntos especiales de reciclaje, ya que se demoran cerca de 1.000 años en biodegrada­rse en el ambiente”, señala Felipe Martin, gerente general de Más Recursos Naturales, consultora medioambie­ntal. “Respecto del manejo, es complejo y requiere alto grado de expertise. Se pueden enterrar y encapsular en cemento, también se pueden incinerar, pero debidament­e supervisad­o para no contaminar. Adicionalm­ente se pueden separar sus elementos y reutilizar­los para otros usos. Esta fórmula es la más óptima, pero también la más cara”, agrega Martin. ℗

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