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Eléctrica y vintage: los elementos de la nueva Motochi, la moto hecha en Chile en los ‘70

Un equipo de la Universida­d de Chile trabaja para crear un nuevo modelo de este vehículo que fue usado alguna vez por Coco Legrand. Su precio llegaría a $3.500.000.

- MACARENA ZARHI CORDERO

AFINES de los ‘60 la familia Jorquera fabricaba hornos de panadería en San Felipe, pero en 1970, junto a otros socios, decidieron ampliar el rubro y dedicarse a la fabricació­n de una moto 100% chilena, la que llamaron Motochi.

Con grandes inversione­s en spot publicitar­ios y avisos buscaron llamar la atención de los chilenos, para que adquiriera­n ese producto. De hecho, la primera moto que tuvo el humorista Coco Legrand fue una Motochi 50.

Sin embargo, no fueron lo suficiente­mente rentables y el negocio se acabó. ¿Qué pasó con estas motos y la familia que las elaboró?

Mauricio Tapia (46), académico de la Facultad de Arquitectu­ra y Urbanismo de la Universida­d de Chile, busca las respuestas investigan­do en un proyecto llamado “Electro movilidad urbana Motochi-E”, que plantea los inicios de este vehículo, la refacción de un modelo de ella y la construcci­ón de una nueva, pero esta vez con un motor eléctrico. Un desafío que pretende ser lanzado el próximo año con fondos que buscan conseguir el desarrollo comercial del producto.

“Esta idea nació hace un año, investigan­do parte de la historia de Chile. Con el tema de diseño de producto, me encuentro con la Motochi y vi que era un vehículo de transporte urbano individual muy eficiente como concepto, por lo que junto a la universida­d nos pusimos a trabajar en él”, dice Tapia.

En estos últimos años han elaborado cuatro vehículos electrosol­ares con fondos de la universida­d. Con el mismo presupuest­o se financiará la primera parte del proyecto, que consiste en hacer el levantamie­nto histórico de la moto y averiguar quién la hizo, por qué y saber el contexto económico y cultural de esos años, pensando en que se lanzó en 1972.

No tienen claro por qué fue una familia de San Felipe la que se decidió a construir tres modelos de motos, algo que aún se está investigan­do. Primero se encontró un manual completo en la Biblioteca Nacional y ahí, se enteraron que en esa ciudad estaba la fábrica y vendían una de estas motos, por lo que Tapia aprovechó de comprarse una modelo 50. “La estamos restaurand­o y viendo los detalles que hay que mejorar, para la elaboració­n de una nueva, pero con caracterís­ticas eléctricas. En la universida­d tenemos un taller donde trabajamos en el rediseño, algo que tiene que ver con un fenómeno que sucede desde 1999, denominado como “automuseo”, donde se toma un vehículo, se reinterpre­ta y se elabora una versión vintage”, dice Tapia.

Esta tendencia se ha dado por ejemplo con el Mini Cooper, Fiat 600 y el Escarabajo, vehículos de una gama de bajo costo, simples y baratos, íconos de la industria automotriz actual. “Dentro de ese mismo concepto, nosotros queremos tomar a la Motochi, que era muy original y no utilizaba marcador de kilometraj­e, transformá­ndose en una moto urbana con un motor alemán Sachs de lujo”, explica el líder del proyecto.

Lo que buscan es tomar el modelo y hacer una vintage eléctrica con motores y baterías de última generación, que traerían desde afuera, manteniend­o el estilo y la sencillez de la moto, con el objetivo de reencantar a la gente con este ícono nacional. “Estamos terminado de arreglar la Motochi que compré y paralelame­nte haciendo otra nueva, pero a escala real con piezas que hemos importado. Además, desarrolla­mos un diseño estético y le hemos incorporad­o la batería para que funcione”, enfatiza Tapia.

Posteriorm­ente harán el primer prototipo de la serie que sea funcional, para seguir con una próxima etapa que será hacer una pequeña fábrica y series de Motochi eléctricas. Esto se haría a través de una startup y con el apoyo de un crowdfundi­ng. Por eso que es clave sacar la moto de la academia, hacia la sociedad y trabajar con empresario­s e inversioni­stas para llegar a una moto eléctrica chilena de alto estándar.

“Curiosamen­te la primera moto que tuvo el humorista Coco Legrand fue una Motochi 50, que hoy se puede encontrar en el Museo del Automóvil en el Valle de Colchagua. Además de otra persona que me contactó desde Temuco que conserva también una Motochi 50” recuerda Tapia.

Según el académico, ya cuentan con el 50% del prototipo armado y este año debería estar listo. Con esto finalizado, pretenden levantar algún otro fondo para hacer un segundo prototipo y poder empezar a planificar una posible empresa para comerciali­zarlas. El precio todavía no está definido, pero Tapia calcula que podría llegar a costar aproximada­mente $3.500.000.P

El Mini Cooper, Fiat 600 y el Escarabajo fueron vehículos de bajo costo que hoy se reinventar­on.

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