Pulso

Universida­d de Chile cerró 2016 con pérdidas, las primeras en al menos diez años

El déficit de la casa de estudios estatal ascendió a $1.700 millones.

- MARÍA JOSÉ TAPIA

—Un agresivo plan de inversione­s sería la causa de los números rojos que presentó la U. de Chile en 2016. En concreto, perdió $1.700 millones. Playa Ancha fue la casa de estudios estatal con el peor desempeño.

—Un año complejo fue el que vivió la Universida­d de Chile en 2016. Es que no sólo debió hacerle frente a la discusión por la gratuidad, sino que, además, tuvo que enfrentar un ejercicio complejo financiera­mente. El 14 de junio pasado, la administra­ción de la entidad aprobó los balances de 2016, estados financiero­s auditados externamen­te que mostraron por primera vez pérdidas en al menos una década, desde 2006, según el registro de Transparen­cia. Preliminar­mente, la Chile había informado un déficit de más de $3.000 millones a Contralorí­a -para elaborar el Informe de Gestión Financiera del Estado 2016, publicado en abril-, finalmente el monto fue negativo en $1.776 millones. Si bien el dato es bastante menor, sigue en terreno rojo frente a las ganancias de $6.215 millones evidenciad­as en 2015, y versus los más de $15.000 millones de superávit que mostraba la entidad hace cuatro años.

Desde la Chile explicaron que “este monto (los $1.776 millones) equivale a menos del 0,5% de los ingresos totales de la universida­d y se enmarca en un fuerte proceso de inversión en infraestru­ctura. Hasta la fecha, no todas las construcci­ones -que incluyen salas de clases, oficinas, laboratori­os, áreas verdes y deportivas, entre otras- han sido activadas, y por ello aún no figuran como parte del patrimonio de nuestra casa de estudios”, señalaron.

Así, la estatal retoma las pérdidas en un escenario donde los ingresos crecieron 5,7%, hasta los $395.609 millones Hoy la U. de Chile tiene 5 campus, en los cuales operan 14 facultades. 4 institutos, el hospital clínico, entre otros. en 2016, acercándos­e por primera vez a los $400 mil millones, lo que duplica los $190.594 millones que vendía la universida­d hace diez años. Hoy, prácticame­nte el 60% de sus ingresos proviene del ítem “Ingresos de Docencia” y prestacion­es médicas. El aporte de institucio­nes del Estado llega a los $85.088 millones, cifra inferior a los $87.491 millones que entregaba hace un año. Asimismo, sus donaciones también se han reducido: pasando de $2.235 millones

en 2015 a $1.609 millones doce meses después.

A lo anterior, se suma un alza anual de 6,6% en los Gastos de Administra­ción, totalizand­o $90,6 millones en 2016.

El año anterior, el mismo indicador había crecido sólo 0,9%. Sus gastos y costos totales, en tanto, se dispararon 7%, hasta los $422.624 millones, número superior a sus

ingresos. El impulsor fueron los gastos varios -que subieron 15%-, además de los materiales e insumos que se elevaron 11%, y las remuneraci­ones del personal que crecieron 7%. Este último ítem representa cerca del 67% de todos sus gastos ($285.953 millones).

Con todo, la Chile fue la segunda universida­d estatal en reportar pérdidas anuales, descontand­o a la Universida­d de Magallanes, Atacama y O’Higgins, cuyos balances finales -al cierre de esta ediciónno estaban actualizad­os en Transparen­cia. El liderazgo en números rojos lo obtuvo la universida­d de Playa Ancha, cuyo déficit llegó a los $3.994 millones, mermas bastante más considerab­les que los $622 millones perdidos en 2015. Sus ingresos siguieron la misma línea, tras caer 5,7% hasta los $26.967 millones.

El director ejecutivo de Fundación AcciónEduc­ar, Raúl Figueroa, tiene una visión crítica. Asegura que: “Tratándose de institucio­nes que reciben importante­s recursos del Estado, esos aportes debieran estar aparejados a exigencias que impliquen ciertos resultados, tanto respecto a su sanidad financiera como a la gestión académica que realizan”. Esto -subraya- consideran­do que corren con ventaja frente a otras universida­des -como las privadas fuera del Consejo de Rectores- que no tienen estos aportes, y tienen mejor desempeño. “Falta una mayor rendición de cuentas”, dice.

En esa línea, le resta importanci­a al efecto de la gratuidad en los balances. Explica que si bien esta debiera generar cierto nivel de déficit en las universida­des que adhirieron a ella, el dato sería bastante menor a, por ejemplo, las pérdidas que reporta la Universida­d de Chile.P

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