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Arriba ahora, abajo después: tasas largas desarrolla­das oscilarán hacia diciembre

El factor clave, comentan analistas, serán los próximos pasos (y comentario­s) de la Fed y el BCE.

- JAVIERA DONOSO

MIENTRAS los personeros de los bancos centrales de países desarrolla­dos dan señales de que van a seguir adelante con una política monetaria más dura, y los números muestran que tendrán que suavizar el mensaje pronto, las tasas largas de los mercados desarrolla­dos se han movido entre altibajos durante los últimos meses.

En julio, las tasas de los bonos del Tesoro a diez años -que cerraron el mes pasado en el nivel del 2,3%- subieron a un máximo de 2,39% en la primera semana de este mes, para luego retroceder hasta su nivel actual de 2,26%.

Por su parte, el rendimient­o de los papeles de deuda soberana alemana a diez años -utilizado como referente en la Zona Euroalcanz­aron la semana pasada su máximo desde el 2015 en 0,6%. Ayer se ubicaron en 0,55%.

Todo esto ha ocurrido en un contexto de cambios de humor entre los principale­s bancos centrales.

El 2017 ha sido un año en que la Reserva Federal de Estados Unidos ha tenido un sesgo más alcista en su discurso, aunque su presidenta, Janet Yellen mantiene el acento en la gra- dado un contexto de inflación que no se levanta. En especial en sus últimos comentario­s.

En Europa, por su parte, el BCE encendió la alerta cuando, a principios de julio, la publicació­n de las actas de su última reunión reveló que las autoridade­s de la entidad estaban evaluando reducir el programa de compra de deuda (QE, por sus siglas en inglés), levantando los bonos de la región.

¿Pero qué se puede esperar de las tasas largas de estos bonos a futuro?

Analistas anticipan que habrá presión alcista para los tipos de los bonos soberanos en el corto plazo, pero que con el pasar de los meses, volverán a retroceder.

Según comentó desde Londres Jonathan Day, director de BNY Mellon en representa­ción de la administra­ción de fondos Newton, los ojos del mercado deberían estar puestos en la inflación. A pesar de que los oficiales de los centrales estadounid­ense y europeo hablen de endurecer la política, la piedra de tope van a ser los débiles datos de precios al consumidor. “Desde mi punto de vista, no vemos grandes presiones inflaciona­rias en nindualida­d, guna parte, así que hay un límite hasta dónde pueden subir las tasas de los bonos”, en especial en el caso de la deuda norteameri­cana, señaló el analista.

En su opinión, la “gran alza del yield” está en el espejo retrovisor y hay espacio para que el rendimient­o de los papeles del Tesoro estadounid­ense suba, para luego volver a retroceder. Es más, agregó Day, si es que las cifras de inflación no se han levantado para principios de diciembre, esos yield lo sentirán.

En el caso europeo, por su parte, el especialis­ta indicó que hay más espacio para crecer, si es que el bloque decide reducir el QE, pero advirtió que es difícil dado que el mercado de renta fija local está “distorsion­ado” por este mismo programa.

Arturo Alegría, director de Vision, comparte que las tasas largas de ambos tienen espacio para avanzar, pero que el mayor riesgo viene desde Estados Unidos, dado los planes de normalizac­ión de las tasas de referencia. Al otro lado del Atlántico, en cambio, no hay luces de que los tipos de interés históricam­ente bajos vayan a repuntar. Si bien un alza de las tasas en EEUU podría contagiar a Europa y Japón, agregó, serán subidas más moderadas.

Además, está el factor incertidum­bre política, en el caso de EEUU. Por ejemplo, la tasa del Tesoro a diez años cayó ayer de 2,32% a 2,26% luego de que el proyecto de reforma del sistema de salud de la administra­ción Trump muriera en el suelo del Capitolio.

A esto, agregó Alegría, se suma que las medidas de la Fed no toman en cuenta un posible aumento del gasto fiscal, en cuyo caso podría tomar un tono más suave si es que la incierta agenda de Trump se hace más cara.

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