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Bajo crecimient­o e informalid­ad pasan la cuenta: se pierden 25 mil empleos domésticos

- CARLOS ALONSO M.

INE reportó que para el trimestre móvil marzo-mayo este mercado cayó 8,2%, la mayor baja desde 2015. Expertos afirman que la principal razón es el desempeño de la economía, pero también ponen en el debate los efectos de la nueva ley.

—El bajo crecimient­o de la actividad, que en promedio se encamina a crecer bajo 2% en estos últimos cuatro años está teniendo efectos colaterale­s. Uno de ellos es la fuerte caída que ha tenido el empleo de las trabajador­as de casas particular­es.

De acuerdo al último reporte de Instituto Nacional de Estadístic­as (INE) correspond­iente al trimestre móvil marzo-mayo, este rubro perdió casi 25 mil puestos de trabajo en los últimos doce meses. Esto se traduce en una caída de 8,2%, la mayor baja desde 2015.

La razón matriz es el menor crecimient­o y el alza de la tasa de desempleo a nivel nacional que llegó al 7%, también aparecen como argumentos para el debate la informalid­ad laboral que existe en esta área. Esto porque si bien en noviembre de 2015 se promulgó una nueva ley que buscaba formalizar el trabajo de empleadas domésticas, hay voces que plantean que más que regulariza­rlo, generó una mayor informalid­ad. (Ver entrevista).

Otro factor que se suma al análisis es que a medida que los países avanzan hacia el desarrollo va desapareci­endo este tipo de empleo. Para el caso de Chile, esta hipótesis tiene más de algún reparo. Si bien, una de las plazas laborales apetecidas por los inmigrante­s que llegan al país es precisamen­te de empleadas domésticas, más que afectar el desempleo, podrían estar presentes en la informalid­ad laboral que registra este mercado. Más allá de las razones de la caída, lo cierto es que hubo una merma importante, y las razones están claras.

Para el ex subsecreta­rio de Economía, y actual académico de la Universida­d Mayor, Tomás Flores, “una de las principale­s razones detrás del aumento del desempleo domésticos es el incremento del desempleo femenino que aumentó a 8% en el trimestre marzo-mayo. Esto a su vez, tiene repercusio­nes directas en este mercado, porque como la mujer está desemplead­o hay un ingreso menos en el hogar y a su vez, ella puede hacer las labores domésticas mientras se integra nuevamente al mercado laboral”.

Juan Bravo, investigad­or de Clapes-UC compartió la

visión de Flores, puesto que argumentó que “uno de los factores es la desacelera­ción de la economía, y la pérdida de empleo asalariado, y que si en una familia uno perdió el empleo, se libera y puede hacer las labores de la casa, por lo que no se necesita contratar a otra persona”.

Bravo acotó que “el servicio doméstico se contrata en general porque todos los integrante­s de una familia trabajan y por ende, necesitan que alguien les vea las cosas de la casa, entonces, si uno no tiene empleo, puede hacer esa laboral”.

Cecilia Cifuentes, académica de la Universida­d de Los Andes incluyó dentro de su análisis el encarecimi­ento de este rubro. “Cada vez se está tornando un servicio más caro, pero para el caso de Chile esto se acentúo por la nueva legislació­n, ya que se rigidizó. Esto partió en el Gobierno anterior y continúo durante este período”. Para Cifuentes, la nueva ley, si bien tiene un buena intención, “hay mucho control horario, con jornada laboral de ocho horas. Se rigidizó demasiado y eso llevo a que muchas familias decidieron prescindir de esas labores”.

FACTOR MIGRANTE Los expertos indican que si bien hay un componente importante de trabajador­as extrajeras, estas no vienen a quitarle el trabajo a las locales, sino más bien a suplir una labor que ya no se quiere hacer, como el servicio puertas adentro, o bien el cuidado de niños y ancianos. “Los migrantes no le están quitando el trabajo a los chilenos, sino que más bien están supliendo puestos laborales, ya que hay escasez de trabajador­es para esas labores. Hay menos gente dispuesta a trabajar como empleada y eso es suplido por lo inmigrante­s”.

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