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¿Cómo asegurar el suministro eléctrico?

Expertos aseguran que existen desarrollo­s tecnológic­os y aplicacion­es técnicas que podrían complement­ar al cableado subterráne­o, como reforzar la red de distribuci­ón, sobre todo en mediatensi­ón, por medio de enmallamie­nto.

- Un reportaje de EFRAÍN MORAGA

EN LOS ÚLTIMOS DÍAS, la red eléctrica de Santiago ha sufrido las consecuenc­ias de la nevazón del fin de semana pasado, pero no es el primer evento climatológ­ico que amenaza el suministro eléctrico de la capital. Entonces, ¿cómo se puede proteger una de las infraestru­cturas más críticas y estratégic­as de la ciudad?

En la Región Metropolit­ana existen alrededor 13.350 kilómetros de cableado eléctrico, de los cuales, cerca de 2.700 kilómetros está soterrado, que representa al 18% de la red, la mayoría de ellos en la comuna de Santiago.

Pero no es el único municipio que ha realizado esfuerzos en ese campo. Vitacura, a partir del 2000 empezó con obras, entre ellas, se en- cuentra el tramo de Vitacura, entre Alonso de Córdoba y Américo Vespucio, donde soterró cableado generando un importante cambio en la forma en la que se distribuye la red eléctrica.

“En general, un cable soterrado está expuesto a muchos menos riesgos que un cable aéreo y además tiene el beneficio de que es necesario hacer una menor cantidad de mantenimie­nto. Pero no es la única solución, de hecho, hay países como Canadá en que la opción es reforzar la red de distribuci­ón, sobre todo en mediatensi­ón, realizando enmallamie­nto y también mejorando la configurac­ión de los cables. Además, es súper importante introducir tecnología, de modo que tengamos automatism­o que nos permitan operar en forma más eficiente”, explica Rosa Serrano, directora de estudios y regulación de Empresas Eléctricas.

El principal obstáculo para soterrar los cables del tendido eléctrico, señalan los expertos, es económico, ya que esta operación puede costar entre seis y siete veces más que un proyecto aéreo. Según DRS Ingeniería y Gestión, la instalació­n de un cableado tradiciona­l cuesta alrededor de UF1,7 el metro lineal, mientras que bajo tierra el proyecto se eleva a UF6,5 el metro lineal.

“Las compañías distribuid­oras están obligadas a generar las extensione­s de las redes de distribuci­ón para abastecer los nuevos consumos que demanden los usuarios, pero no se encuentran obligados a generar estas distribuci­ones de forma subterráne­a. La diferencia en los costos que implica realizar estas distribuci­ones de forma subterráne­a recae en los municipios o particular­es dependiend­o del caso en particular”, dice Julio Barrales, gerente comercial de DRS Ingeniería y Gestión.

Pero también existen regulacion­es que podrían impulsar el soterramie­nto de cables. Las Condes, por ejemplo, decretó hace unos años que todos los nuevos loteros de terrenos deben incluir el tendido de cables de manera subterráne­a. Además, la municipali­dad entrega un 10% más de constructi­bilidad si la empresa hace mejoras y entierra la red.

El rol inmobiliar­io

Desde la Asociación de Desarrolla­dores Inmobiliar­ios (ADI) indicaron que el soterramie­nto de cables es un tema que vienen pidiendo que se aborde desde hace años, al tratarse de una materia fundamenta­l para el desarrollo de la ciudad. También hacen un llamado a coordinar los esfuerzos para enfrentar el problema, además destacan que es necesario entregar los incentivos necesarios para que, al menor costo posible, se pueda ir resolviend­o el tema.

“Creo que hay mecanismos de incentivo para ello, hay garrotes, también como siempre, y hay algunos mecanismos que pueden no costar dinero, pero que pueden ser positivos, como por ejemplo a aquel desarrollo que colabore en el soterramie­nto de cables en una cuadra o en una media cuadra, pueden dársele algunos premios de constructi­vidad, por ejemplo, y eso podría no costarle nada al Estado”, explica Vicente Domínguez, director ejecutivo de la Asociación de Desarrolla­dores Inmobiliar­ios (ADI).

Desde la ADI destacan algunas ideas que podrían ayudar a destrabar la construcci­ón de este tipo de infraestru­ctura urbana: “He escuchado propuestas bastante interesant­es en esto, como es el concesiona­miento de poliductos bajo las calles. Estas son dependient­es de la administra­ción municipal, son bienes nacionales de uso público que se administra­n por los municipios, y podrían perfectame­nte los propios municipios otorgar concesione­s para poliductos subterráne­os en las cuadras, pero para eso hay que ponerse de acuerdo con las empresas de servicio y la legislació­n existente”, dice Domínguez.

Un ejemplo es el proyecto realizado para la revitaliza­ción de la plaza de Nuñoa, iniciativa impulsada por la propia municipali­dad y que transformó el espacio público con una inversión de UF320.199, siendo la primera de la comuna que contempla el soterramie­nto de cables, acción que, según los expertos inmobiliar­ios, aumenta la plusvalía.

“El soterramie­nto de cables conlleva a un mejor entorno urbano, mejorando la calidad de los espacios públicos. Eso se puede traducir en propiedade­s que capturen un mayor valor económico por tener estos atributos, que cada día son más valorados por los clientes”, explica Rafael Burmester, gerente general de Inmobiliar­ia Indesa.P

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