El desgaste de las interpelaciones
Las interpelaciones no son parte de la solución de los problemas de un Gobierno. Lo que ha pasado en la práctica es que se han transformado en un show político, en parte del “juego”.
LA CÁMARA DE DIPUTADOS aprobó una interpelación al ministro del Interior, Mario Fernández, ante el retraso que ha evidenciado el Gobierno en el envío de la nueva ley de migración, la que inicialmente estaba previsto que fuera ingresada en el primer semestre del año. La citada sesión tendrá lugar en la tarde del 5 de septiembre. Dentro de los votos a favor de la interpelación se cuenta a una de las voceras del comando de Alejandro Guillier, la diputada radical Marcela Hernando.
Sin dejar de desconocer el problema que genera la falta de una legislación en materia migratoria, es necesario señalar que una interpelación no es parte de la solución. Ni para esta ni para gran parte de las materias que han dado pie a utilizar este mecanismo en ocasiones anteriores. A estas alturas se ha transformado en una herramienta absolutamente desgastada y no parece conmover al ciudadano de a pie, lo que es lamentable debido a que forma parte del balance de atribuciones del Congreso frente al Presidente de la República. Lo que ha pasado en la práctica es que las interpelaciones se han transformado en un show político, en parte del “juego”, cuando deberían quedar reservadas para situaciones absolutamente puntuales. Son los ciudadanos, con su voto, los llamados a apoyar o castigar a los gobiernos por las promesas que cumplen y por lo que no hacen.