Pascal Lamy, ex director general de la OMC: “Donald Trump ladra, pero no muerde”
—Asegura que el congreso de EEUU evitará cualquier medida seria contra el libre comercio, que a la larga también dañaría su propia economía. —De todos modos, considera que el enfoque de Donald Trump deja un vacío en el liderazgo del comercio global, que p
ENTRE 2005 y 2013, Pascal Lamy estuvo a la cabeza de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en años complejos para la economía global que tuvo que hacer frente a la crisis financiera y la crisis del euro. Pese a las dificultades, Lamy no tuvo que encarar los ataques que hoy experimenta el libre comercio, particularmente desde Estados Unidos, escena que hoy observa y analiza desde la academia en el Instituto Jacques Delors.
En entrevista con PULSO, el político socialista francés atribuye a la reciente debilidad del sistema social de los países desarrollados las críticas que allí han surgido a la libertad en el comercio, las mismas que ha sabido aprovechar China para instalarse como un líder en la materia. Sin embargo, Lamy considera que a Beijing le queda un largo camino por recorrer en la liberalización de su economía antes de ocupar el sitial que dejan en la actualidad los estadounidenses bajo el liderazgo de Donald Trump, viendo en los europeos, que cuentan con una economía ampliamente diversificada, a los actores que quedarán a la vanguardia.
Por muchos años el libre comercio fue parte de un amplio consenso, pero ahora autoridades de peso, como el presidente de EEUU, lo cuestionan. ¿Por qué?
—En efecto hay más críticas a la apertura del comercio de las que había antes, pero no es que haya muchísimas críticas y generalmente provienen de los extremos, extrema derecha y extrema izquierda. Lo que sabemos es que el libre comercio funciona y lo que pasó estos últimos 5 a 10 años es que el comercio internacional se ha ido abriendo constantemente, lo que ha dejado en el camino a algunos perdedores y ganadores.
Lo que pasó notablemente en el mundo desarrollado es que el sistema social se ha debilitado. No sorprende, entonces, que sea en el mundo occidental donde surgen la mayoría de las críticas y no en los países en desarrollo. Tampoco sorprende que desde Estados Unidos, donde el sistema social es particularmente débil, sea de donde provengan las críticas más fuertes.
Eso es lo que explica la visión más negativa del libre comercio, pero no implica que el proteccionismo sea consecuencia de eso. Lo cierto es que en la actualidad reciente no hemos visto ninguna acción seria de proteccionismo.
EEUU solía ser el líder del libre comercio, ¿Qué riesgos hay involucrados en su cambio de enfoque?
—Todo depende de cuánto vaya a morder Estados Unidos, porque por el momento hay muchos ladridos. Trump ladra pero no muerde. No digo que nos tenemos que confiar, pero mi impresión es que cualquier medida de proteccionismo seria de EEUU implicaría un daño muy grande para su propia economía, por lo tanto, su actuar será limitado. Habrá chequeos y balances en los negocios y en el Congreso que no permitirán que el país avance hacia un serio proteccionismo.
El mundo se ha integrado mucho, en bienes y servicios, por lo tanto sería muy alto el precio a pagar si se interrumpe esa integración. Esto es muy diferente a lo que hubiera ocurrido 20 o 30 años atrás. La economía ha cambiado
y la mayoría de los países son muy activos en las cadenas de suministro y si quiebras esa cadena a través de acciones proteccionistas habrá un gran costo para tu economía.
¿Cree que el ímpetu proteccionista estadounidense será algo temporal o permanente?
—No sé cuánto tiempo prevalecerá. Ha prevalecido desde la elección de Trump, pero también sabemos que Hillary Clinton no era una gran entusiasta del libre comercio. Lo que importa al final del día es si EEUU avanza o no al proteccionismo, lo que los dañaría tanto a ellos como al resto de nosotros.
Los riesgos son limitados, pero no son cero. Existen y tenemos que ser vigilantes y protegernos de manera bilateral, multilateral y, notoriamente, en la OMC. Pero insisto en que son limitados, porque alcanzamos un nivel de globalización en el que la desglobalización se vuelve muy difícil.
En Chile, donde el libre comercio sigue siendo un pilar de la política económica, sorprende ver a China como su defensor y a EEUU como una suerte de enemigo. ¿Cuál es su análisis de ese escenario?
—Eso es un poco teatral. Trump le ha ofrecido a China una ocasión perfecta para lucir menos proteccionista que Estados Unidos. Pero en realidad la economía china de hoy es mucho menos abierta que la estadounidense. Es mucho menos abierta en bienes, servicios e inversiones que la economía de EEUU. China aún tiene mucho que hacer para abrir su economía, notoriamente en servicios.
De todas maneras, Xi Jinping aprovecha toda ocasión para defender el libre comercio, al tiempo que las inversiones chinas crecen en todo el mundo. ¿Son realmente capaces de transformarse en líderes?
—Tú no puedes transformarte en el líder del libre comercio si tienes una economía que no está lo suficientemente abierta.
Es cierto que China hace discursos al respecto, también que tiene proyectos de infraestructura que son una forma muy inteligente de asegurar sus vínculos con el resto del mundo, pero eso no cambia el hecho de que su economía todavía esté cerrada. Las inversiones, por ejemplo, deben pasar por muchos chequeos para proteger a los productores locales.
Junto con China, Rusia ha aprovechado de aumentar su protagonismo con el espacio dejado por EEUU. ¿Cómo ve su renovado protagonismo?
—Los que probablemente se beneficiarán con la situación son los europeos, ellos tienen mercados más grandes, libre mercado de manera generalizada y tienen la capacidad de negociar acuerdos bilaterales de libre comercio como lo hacen con Japón y lo están comenzando hacer Nueva Zelandia, también están viendo un TLC con México.
Los que son más activos en comercio por el momento no son los rusos y no pueden serlo por su actividad no está diversificada, sus exportaciones son casi 90% energía, por lo tanto no son un jugador crucial en el mundo de comercio en la actualidad.
En el momento en que Estados Unidos reduce influencia en las negociaciones de libre comercio, los más abiertos son los europeos, Nueva Zelandia, Canadá, Japón. Hay muchos países que tienen esa capacidad.
¿Qué políticas se requiere implementar para apoyar a las personas que han perdido en el modelo y que hoy critican el libre comercio?
—Es algo que hemos sabido siempre, desde Adam Smith, David Ricardo y otros, que se tienen que adoptar políticas domésticas. La primera es reducir la inseguridad social a través de la educación, formación, empleo, beneficios, es decir, seguridad. Por otra parte, tiene que haber redistribución de las ganancias, con un pilar social activo y una tributación general que distribuya. Ante todo, es necesario contar con una red de seguridad, porque cuando esta es muy débil mucha gente queda entrampada, que es lo que pasó entre los blancos en el rust belt de EEUU.P
“Trump ha ofrecido la ocasión perfecta a China para lucir menos proteccionista que Estados Unidos”.
“No puedes ser el líder del libre comercio si no tienes una economía lo suficientemente abierta”.
“EEUU se retiró del TPP y ahora pide a Canadá y México aceptar sus peticiones que eran parte de ese acuerdo”.