Segunda vuelta: un camino común,
Opinión
HACE algunos días afirmé que comprendía al Frente Amplio.
En especial, entiendo las razones que han tenido muchos antiguos electores de los partidos de la Nueva
Mayoría y jóvenes que no habían votado antes, para apoyar una alternativa que se propone renovar la política, después de la crisis de confianza que se viene arrastrando. Pasada la elección, la opinión de la gente comenzará a evaluar las acciones, decisiones y posiciones concretas que toma ese conglomerado sobre los más variados asuntos. El primero y más importante es la segunda vuelta. Después de la declaración inicial del Frente Amplio han surgido variadas señales de sus dirigentes, incluida su abanderada Beatriz Sánchez, en que se manifiestan abiertamente a favor de la candidatura de Alejandro Guillier.
Esta es la natural conclusión de un conglomerado que quiere avanzar en las reformas y que reconoce que eso sólo es posible con Guillier. Es la decisión lógica frente a un Piñera que sólo quiere revertir las reformas y que ahora, además, al cuestionar la limpieza del proceso electoral, nos recuerda que siempre le ha gustado jugar al límite de la ley, tal como lo hizo en sus empresas. Mientras Guillier representa el camino de las soluciones colectivas, de mayor protección e inclusión, Piñera promueve el camino inverso, de las soluciones individuales, que puede dar muy buenos resultados para algunos, pero que significa desprotección y segregación para la gran mayoría.
La gente sabe a quien creerle y a quien no: si va a ampliar o no la gratuidad, si va a fortalecer el sistema público de salud o en cambio va a privilegiar el sistema privado, si va a avanzar en una reforma de las pensiones o va a mantener las cosas como están. Los dirigentes del Frente Amplio dicen, legítimamente, que no participarán de ningún Gobierno, pero estoy seguro de que a pesar de ello, caminaremos juntos en la senda de los cambios que la gran mayoría del país espera.