¿2018, otro año para celebrar?
Todo apunta a que el crecimiento mundial seguirá dinámico y sincronizado. Sólo China parece querer frenarse en parte. La gran duda surge en el terreno de la inflación.
EL 2017 fue un gran año para las acciones globalmente, con numerosos mercados subiendo más de 25% en dólares. Las primeras semanas del 2018 han mantenido el buen momento alcista, y el mercado parece querer desafiar cualquier mala noticia.
Cabe entonces preguntarse si enfrentaremos un nuevo año con suculentos retornos en los mercados accionarios y de riesgo. Para ello debemos tratar de discernir qué ocurrió durante el 2017 que entusiasmó a los inversionistas y si estas condiciones perdurarán durante el 2018.
Los mercados suben cuando incorporan buenas noticias que previamente no habían sido reconocidas en los precios, sorpresas positivas. Durante el 2017 ocurrieron varias de estas: un crecimiento global de mejor calidad y sincronizado (EEUU, Europa, China) por primera vez desde la gran crisis financiera. Una China que desafió a sus agoreros y creció más, lo que reencantó a los commodities y a su vez reactivó muchos mercados emergentes. Una Europa que sorprendió por su dinamismo económico y superó baches políticos. Un Trump que, a pesar de su estilo, hizo menos de lo que el mercado temía (proteccionismo) y más de lo que esperaba (desregulación, bajas de impuestos).
Finalmente, una inflación en sorpresiva caída, lo que le permitió a los bancos centrales subir tímidamente las tasas o sencillamente no subirlas, a pesar de la creciente reactivación. Todo esto ha sido apodado el escenario “ricitos de oro” (goldilocks).
¿Puede mantenerse ello durante el 2018? Sí, en parte. Todo apunta a que el crecimiento mundial mantendrá su dinamismo y sincronización. Sólo China parece querer frenarse en parte. La gran duda surge en el terreno de la inflación. Varios de los vientos de cola que ayudaron a disminuirla se han disipado: la caída del petróleo y muchas materias primas, y han surgido condiciones que hacen pensar en mayor inflación futura: mercados laborales más apretados, menos deflación desde China, precio más alto de la energía.
Por lo tanto, uno de los riesgos que enfrentarán los mercados son alzas no presupuestadas en las tasas de interés, producto a su vez de niveles de inflación más altos. A ello debe sumarse que los mercados presentan valoraciones más ajustadas que a fines del 2016. En definitiva, todo indica que enfrentaremos un buen 2018, pero que el número de sorpresas positivas será probablemente menor y surgen algunos nubarrones desde el ámbito de la política monetaria.