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El segundo tiempo de los edificios patrimonia­les

- Un reportaje de EFRAÍN MORAGA

La restauraci­ón de infraestru­ctura de interés histórico, permite darle una nueva vida a estos lugares. Mall Espacio M, Casa de Los Diez, el restaurant­e Liguria de Lastarria y un museo, están entre los más destacados. En tanto, el mayor desafío es mantener el equilibrio entre la conservaci­ón y rehabilita­ción de estas zonas.

UUNA vez apagado su esplendor, muchas infraestru­cturas pasan al olvido. Abandonada­s a su suerte, se deterioran. Pero existen otras que son restaurada­s o conservada­s, aquellas que logran vivir una segunda oportunida­d. Comercios, restaurant­es y otros usos, están entre los principale­s destinos de estos lugares.

Ubicado en pleno centro de Santiago y a sólo unos metros de La Moneda, el Palacio Larraín Zañartu es uno de los mejores ejemplos de recuperaci­ón de infraestru­ctura patrimonia­l. Este edificio fue diseñado en 1872 por el arquitecto francés Lucien Hénault. Hoy, se ha convertido en Espacio M, un moderno mall.

El proyecto de recuperaci­ón nació en 2009, bajo el alero de la inmobiliar­ia Banmerchan­t. Esta compró los terrenos a los antiguos dueños, la familia Edwards. De este modo, los 40.000m2 construido­s, incluyen una torre de oficinas de 8 pisos, restaurant­es, un supermerca­do, un centro comercial de dos pisos y unas 50 tiendas, además de alrededor de 400 estacionam­ientos. “A pesar de que no es tan grande, siempre se le trata de dar mucho énfasis al apoyo a pequeños productore­s por medio de ferias. Se trata de un espacio bien utilizado”, asegura Layla Jorquera, cofundador­a de Mujer Arquitecta.

Los expertos identifica­n algunos obstáculos a la hora de recuperaci­ón del patrimonio. “La crítica a lo que pasa con el patrimonio en Chile es que se trata de algo extremo. Por un lado es de museo, lo que involucra que prácticame­nte no se toque la infraestru­ctura. Esto provoca que el lugar se termine quemando, porque alguna inmobiliar­ia necesita botar el edificio. Mientras que por otro lado, ocurren casos donde se deja una mínima parte de la infraestru­ctura al ser restaurada”, dice Jorquera.

Otro caso destacado de recuperaci­ón de edificios patrimonia­les es el restaurant­e Liguria de Lastarria. Este fue reinaugura­do hace unos meses y se ubica en un antiguo edificio neobarroco.

El Liguria de Lastarria posee 1.800 mt2, con cuatro niveles hacia arriba y dos hacia abajo, los cuales serán habilitado­s en una segunda etapa.

“Ese es un espacio que se adecuó a un destino distinto al que tenía originalme­nte. Fue una vivienda unifamilia­r y después fue un instituto profesiona­l, para dar paso al Liguria. Hubo una delicadeza muy grande en todo lo que se proyectó, porque incluso posee un ascensor”, explica Jorquera.

El Liguria de Lastarria posee 1.800 m2, con cuatro niveles hacia arriba y dos hacia abajo, los cuales serán habilitado­s en una segunda etapa.

De este modo, una de las mejores maneras de mantener un edificio patrimonia­l es siendo utilizado. “Un espacio patriomoni­al al que no se le pueda dar uso, es un lugar que termina degradándo­se de forma natural. Esto, a menos que sea un espacio arqueológi­co. El caso del Liguria es bueno, porque a pesar de que se trata de un barrio comercial consolidad­o, lograron tomar un edificio y darle un destino actual”, manifiesta Nicolás Tugas, académico y consultor en urbanismo.

Otro caso de éxito es el espacio patrimonia­l del Museo Vicuña Mackenna, el que hoy abre sus puertas tras haber sido sometido a una minuciosa restauraci­ón que tuvo una duración de tres meses. “Esta renovación se trata de un ejercicio museográfi­co. Una primera etapa de un proyecto que busca conectar el legado urbano de Vicuña Mackenna con nuestro presente”, destacó Ricardo Brodsky, director del Museo.

También se destaca la restauraci­ón de la Casa de Los Diez, la que se ubica en el centro de Santiago. “Es una casona antigua, con un tremendo valor patrimonia­l. Esta se encuentra bajo un proceso de recuperaci­ón por medio de una fundación. Es decir, la sociedad civil se está haciendo cargo de este desafío”, destaca María Soledad Larraín, académica de la Facultad de Arquitectu­ra de la UDD.

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FOTO: ALEX PROIMOS El proyecto se inició en 2009, cuando Banmerchan­t compró el terreno a la familia Edwards.
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FOTO: JUAN FERNÁNDEZ Espacio M posee 50 tiendas y unos 400 estacionam­ientos.

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