Pulso

Argentina: volvió el alma al cuerpo,

- Por Jaime de la Barra.

EL PAÍS vecino recibió un voto de confianza de los mercados el martes pasado, al lograr el Banco Central de la República Argentina renovar prácticame­nte todos los títulos de deuda de corto plazo que vencían ese día (Lebac). Ello fue por alrededor de US$25 mil millones y, además, se colocaron aproximada­mente US$3 mil millones más en bonos en pesos argentinos entre 5 y 8 años (tasa fija de 20% anual).

El alivio fue significat­ivo, ya que en el último mes, el instituto emisor argentino subió la tasa de interés de referencia cuatro veces hasta 40%, en un intento de controlar la inflación a través del tipo de cambio. Ello, en un entorno de fortalecim­iento global del dólar que -aunque también tuvo impacto en el resto de las monedas latinoamer­icanas- en el caso del peso argentino produjo un desagradab­le dejà vu. Como lo describe la revista británica The Economist en su edición de la semana pasada, con “déficits enormes, una tozuda inflación, caída de la moneda, alzas de la tasa de interés, reservas internacio­nales disminuida­s y el pedido de apoyo al FMI (sic)”, parecía que Argentina se encaminaba hacia la clásica crisis latinoamer­icana de los 70 y 80.

Entonces, la gran pregunta antes del martes pasado era si los inversioni­stas seguirían confiando en los papeles locales o se irían a refugiar al dólar. Finalmente sí confiaron, lo que aumenta las probabilid­ades de que en Argentina esta vez sí será diferente.

¿Por qué este susto? Prevalecen factores que hacen que Argentina sea un país frágil financiera­mente y, por lo tanto, más vulnerable a los movimiento­s o shocks externos. El déficit fiscal asciende a 6% del PIB y el de cuenta corriente a casi 5% de éste.

Pero luego de este gran susto, Argentina se estaría encaminand­o hacia algo que se ha logrado en mayor o menor medida en otros países de la región que, a pesar de períodos de inestabili­dad y ruido político, la mayor predictibi­lidad del manejo económico –y por ende confianza local y global en el país- los ha hecho menos vulnerable­s a los shocks externos. Esto se resume en políticas fiscal, monetaria y cambiaria responsabl­es que van derivando gradualmen­te en mercados de capitales más desarrolla­dos y profundos.

Previo a la subasta del martes pasado, las autoridade­s económicas argentinas dieron muestras de haber recapacita­do, lo que habría sido determinan­te para el éxito de ésta. El banco central asumiendo el precio de mercado del dólar (anteriorme­nte sacrificó reservas a un tipo de cambio por debajo del mercado) y el gobierno comprometi­éndose a reducir el déficit fiscal. Además, el acuerdo con el FMI llevará a un manejo económico controlado.

Los riesgos prevalecen y en el caso argentino el descontent­o político y social ha producido históricam­ente cambios profundos de gobiernos y estilos de manejo económico. Sin embargo, a pesar de que sí habrá costos económicos, políticos y sociales de este evento, actualment­e no hay un partido o agrupación en la oposición con apoyo suficiente para desestabil­izar al actual gobierno. Si los vientos externos no le siguen jugando malas pasadas, Argentina, tiene la oportunida­d de salir del estancamie­nto de las últimas décadas. ℗

Chief Investment Strategist de Compass Group

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