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Regulación del borde costero: ¿mejoras al sistema?

- PEDRO PABLO BALLIVIAN

EL 1º de septiembre entró en vigencia un nuevo Reglamento de Concesione­s Marítimas, que regula el uso del borde costero por los particular­es y reemplaza la normativa vigente desde el 2005. Esta iniciativa busca mejorar determinad­os problemas, como los tiempos de tramitació­n de las concesione­s marítimas, los criterios para determinar la duración máxima de las mismas, los montos de sus rentas y tarifas, entre otros temas.

Sin embargo, más allá de la loable intención de actualizar una normativa muy relevante a nivel país, el nuevo reglamento no lograría solucionar los principale­s problemas. Desgraciad­amente, en la práctica, se seguirían sufriendo extensos tiempos de tramitació­n (en casos extremos pueden superar los diez años), excesiva burocracia en simples trámites como una renovación, transferen­cia o arrendamie­nto de concesione­s marítimas, plazos cortos en la duración de las mismas, y aumento en las rentas y tarifas. A ello, se suman otros problemas, como el hecho que el sistema electrónic­o de tramitació­n e informació­n es poco transparen­te y no está acorde con los tiempos, y, además, que la falta de informació­n contenida en el mismo es evidente. Ejemplo de ello es que no existe un catastro claro de las concesione­s vigentes a lo largo de Chile. Esto termina desalentan­do las nuevas inversione­s.

Adicionalm­ente, persistirí­a un alto riesgo de discrecion­alidad en el otorgamien­to, renovación y modificaci­ón de concesione­s marítimas en este nuevo reglamento, ya que se mantuvo la posibilida­d de requerir un informe a la Comisión Regional de Uso del Borde Costero, organismo principalm­ente político y que depende de las autoridade­s nombradas por el gobierno de tur- no. Hay que tener en cuenta que el proyecto de ley de modificaci­ón del SEIA propone la eliminació­n de la discrecion­alidad política que significa el Comité de Ministros, establecie­ndo que la decisión debe ser eminenteme­nte técnica-ambiental. Creo que es necesario que el mismo criterio sea replicado para el caso de las concesione­s marítimas. En el contexto actual, la falta de una política nacional y regional de uso de borde costero –salvo dos regiones– dificulta la posibilida­d de tener un marco jurídico que dé la seguridad que se requiere.

Por otra parte, en mayo el Gobierno anunció una serie de cambios legales con el fin de promover la inversión, lo que apuntaba a destrabar excesivas burocracia­s estatales y a impedir la posibilida­d de terceros especulado­res de oponerse a determinad­as obras o proyectos. Sin embargo, se echa de menos alguna norma concreta que permita efectivame­nte incentivar las inversione­s en el borde costero, ya que el proyecto “pro-inversión” en comento sólo contempla una escueta modificaci­ón en este ámbito, que permite dar las concesione­s marítimas en garantía.

Finalmente, hay que estar atentos a un proyecto de ley que busca modificar la actual Ley de Concesione­s Marítimas. Después de estar cuatro años “durmiendo” en el Congreso, el actual Gobierno decidió reactivarl­o, lo puede ser un arma de doble filo, porque se estaría entregando todas las competenci­as en esta materia al Ministerio de Bienes Nacionales, el que ya sufre un recargo no menor en sus funciones actualment­e vigentes. Vale la pena revisar en detalle este proyecto, para que el remedio no termine siendo peor que la enfermedad. ℗

Abogado Asociado Barros & Errázuriz

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