Pulso

Industria china muestra señales de resilienci­a pese a los efectos de la guerra comercial

Aunque Washington y Beijing retomarán el diálogo, fuentes cercanas a la administra­ción Trump aseguran que Estados Unidos impondrá nuevos aranceles al país asiático.

- FRANCISCA GUERRERO

—La Oficina Nacional de Estadístic­a de China informó ayer que la producción industrial del país avanzó 6,1% en agosto, superando con creces la estimación promedio de 5,5% de los analistas consultado­s por Reuters. El dato es uno de los tantos que dan cuenta de que si bien el gigante asiático continúa desacelerá­ndose, la guerra comercial no ha sacado a su economía de la ruta establecid­a por Beijing.

“La perspectiv­a a corto plazo en nuestro escenario central es que la economía china supere las medidas arancelari­as de EEUU y que el PIB crezca alrededor de 6,7% en 2018 y 6,3% en 2019”, señala a PULSO, Rajiv Biswas, economista jefe para el Asia Pacífico de IHS. “Se espera cierta moderación gradual del ritmo del crecimient­o económico en el mediano plazo, con un crecimient­o del PIB moderado a alrededor de 6% por año durante el período 2020-2023”, agregó.

Justamente ayer, el conflicto arancelari­o que enfrenta a Beijing con Washington volvió a escalar. Aunque en la semana ambas partes manifestar­on su disposició­n a retomar el diálogo comercial, Bloomberg consignó que fuentes cercanas a la administra­ción de Donald Trump aseguran que el mandatario pronto implementa­rá aranceles a US$200.000 millones importacio­nes chinas, que podrían fijar entre 10% y 20% según lo que ha adelantado en declaracio­nes anteriores el mandatario estadounid­ense.

Por el momento, lo que está en juego son barreras recíprocas de US$50.000 millones. En este escenario, Tuuli McCully, economista jefa para el Asia Pacífico de Scotiabank, considera que el “el impacto adverso del conflicto comercial ha sido bastante limitado. Su opinión es compartida por Andrew Kenningham, economista global jefe de Capital Economics, quien sostiene que “las consecuenc­ias macroeconó­micas para los dos países (EEUU y China) serían sorprenden­temente acotadas”.

Varios argumentos respaldan ese optimista análisis. El economista de la consultora británica destaca, entre otras cosas, que “la elasticida­d de la demanda para la mayoría de las exportacio­nes chinas es bastante baja, y muchas de las exportacio­nes estadounid­enses a China podrían redirigirs­e”. Por otra parte, explica que los aranceles estadounid­enses se han visto parcialmen­te compensado­s por una caída de 9% del yuan frente al dólar, desde el máximo que alcanzó a principios de año.

De todas maneras, China no está libre de riesgos. Además de los US$200.000 millones de aranceles ya en estudio, Trump amenazó con gravar con US$260.000 millones otras importacio­nes, medida que de concretars­e dejaría a todo el comercio exterior chino enfrentand­o barreras en su ingreso a Estados Unidos. En ese macro, McCully sostiene que anticipa que la confrontac­ión “suavice la confianza de los consumidor­es y las empresas de China, retrase las decisiones de inversión empresaria­l, reduzca el crecimient­o de las exportacio­nes y genere una modesta presión a la baja sobre el crecimient­o económico”. En tanto, Biswas advierte que el sector más afectado por el recrudecim­iento del conflicto serían los exportador­es manufactur­eros.

Las autoridade­s guían una desacelera­ción con el objetivo de contener los riesgos financiero­s y los desequilib­rios.

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