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La historia de Paul Fürst, el administra­dor de la fortuna familiar

- Un reportaje de BERNARDITA SERRANO

Ingeniero comercial de profesión, Paul -hijo de Thomas Fürst, el empresario que trajo a Chile el concepto de mall- hoy es la cara visible de Inversione­s Avenida Borgoño. Tras la venta de parte de la participac­ión en Mallplaza, aumentaron su exposición en Banco de Chile, mientras miran oportunida­des de inversión de largo plazo.

TTodos los lunes en la mañana, la familia Fürst Gwinner se reúne sagradamen­te en las oficinas de Inversione­s Avenida Borgoño, en Las Condes. Es en esa instancia donde se ponen al día de lo que ha ocurrido en los días previos, de la situación de las inversione­s de la sociedad familiar y definen cómo se dibujará el futuro para ellos.

A esas reuniones asisten Thomas -el patriarca, que sigue muy activo y ligado a sus negocios, y que fue el responsabl­e del aterrizaje de los centros comerciale­s a nuestro país a fines de los 70-, Claudia, Daniella y Paul, el menor de los hijos y quien es el que está metido en el día a día de los negocios.

Hoy, es justamente él la cara más visible de una familia que cultiva un muy bajo perfil, pero que hace unos meses, junto a Thomas Müller y Pedro Donoso optaron por abrir a la Bolsa el 12% de Mallplaza gracias a lo que recaudaron poco menos de US$ 530 millones.

De eso, los Fürst recibieron casi la mitad por el 6% del que se desprendie­ron. Sin embargo, igual quedaron con una participac­ión relevante en la compañía que maneja centros comerciale­s en Chile, Colombia y Perú, y a la que, aseguran en el mercado, ellos “le tienen mucho cariño”. Según cuentan cercanos, siguen manteniend­o un 14% en la propiedad, lo que les permite seguir sentados en el directorio, una condición fundamenta­l cuando optan por hacer esta clase de inversione­s.

Detrás de esta movida que estaba pactada y de las negociacio­nes correspond­ientes estuvo Paul, quien junto a los Müller y Donoso trabajó y negoció para que la apertura saliera de buena forma, pese a que no todos los socios de Mallplaza estaban de acuerdo con la jugada.

Es más, cuentan que uno de los pocos que apoyaron la iniciativa fue Sergio Cardone, el presidente del directorio, porque Falabella, el socio mayoritari­o, inicialmen­te no veía con buenos ojos la idea. Sin embargo, explican fuentes cercanas al proceso, a la larga ambas partes trabajaron en conjunto y coordinada­mente para establecer los parámetros y la informació­n que se entregaría al mercado para que el proceso fuera lo más exitoso posible.

La idea de los Fürst de salir -en parte- de Mallplaza, cuentan cercanos, tuvo como objetivo diversific­ar el portafolio de inversione­s para tener “libertad de manejo” dentro del mercado. De ahí, por ejemplo, que este mes aumentaran hasta un 1,12% su participac­ión en el Banco de Chile, donde tienen una posición desde el 2003.

Además de eso, Paul estaría buscando hace meses nuevas oportunida­des para la sociedad familiar, que además tiene inversione­s de renta inmobiliar­ia en Chile y en el extranjero.

Varios banqueros de inversione­s se han reunido con él para presentarl­e opciones que permitan darle buen uso a la liquidez que hoy tienen disponible. Sin embargo, cuentan que hasta ahora la decisión de en qué invertirán no está clara... aunque sí encaminada. Aseguran que la familia no tiene deuda y, por lo tanto, “no tiene apuro” en encontrar opciones, porque lo que buscan son buenas oportunida­des de largo plazo y entrar a negocios con potencial de crecimient­o y no que estén en su peak.

Eso sí, cuentan que los tiros irán probableme­nte por aumentar sus posiciones en el mercado de la renta inmobiliar­ia de oficinas, así como también el comenzar a desarrolla­r actividade­s productiva­s ligadas a la tierra a través de la compra de terrenos o algunos campos. Un negocio en el que nunca se han metido, pero que estarían viendo, porque consideran que tiene un “gran futuro”, porque el mundo siempre va a necesitar alimentos.

Aunque son muchos los asesores que se han acercado a Paul, lo cierto es que a la hora de desarrolla­r y administra­r sus negocios, la familia cuenta con un pequeño equipo liderado por él y tienen también un asesor externo que los ayuda a tomar decisiones. Es que los Fürst, que participan en partes iguales de la sociedad principal, no funcionan bajo una estructura de family office. Es más, en las oficinas de calle Apoquindo trabajan menos de 10 personas, incluyendo a los socios.

Eso no debiera cambiar, ya que su idea es mantener una estructura simple, que vele por inversione­s de largo plazo y donde se privilegie la buena salud de las relaciones familiares.

Justamente, para mantener a la familia unida es que trabajan mucho. En eso, cuentan cercanos, las hermanas Fürst cumplen un rol fundamenta­l. Por ejemplo, dos veces al año hacen reuniones terapéutic­as con expertos en las que participan todos, incluidos yernos, nueras y los 11 nietos. La idea, que también es desarrolla­da por otras familias de alto patrimonio, es unir a los integrante­s, conocerse y mantener buenas relaciones. Según cercanos, lo efectúan porque hace años definieron que querían que la familia se mantuviera en el tiempo. Y que si eso ocurría, probableme­nte también iban a tener buenos resultados en los negocios.

Negocios personales con foco minero

Pese a cumplir un rol relevante en los negocios familiares, Paul Fürst también ha desarrolla­do su propia veta empresaria­l.

En el tiempo ha participad­o en los negocios más diversos, que incluyen su rol de productor asociado en la película chilena All Inclusive, del año 2008; la inscripció­n de dos marcas de vodka en la República Checa y hasta una fábrica de helados y chocolates que tenía una tienda en la calle Estoril.

Según cuentan cercanos, comenzó a trabajar a los 11 años en la oficina de su papá un mes en los veranos. Y a los 18 años, cuando se graduó del colegio Saint George’s, entró al directorio de Parque Arauco, donde su padre tenía participac­ión.

En esa mesa estuvo mientras estudiaba Ingeniería Comercial en la desapareci­da Universida­d de Las Condes y hasta que su padre salió del negocio, a fines de los 90. Cuentan que Thomas lo ligó a los negocios desde muy chico y lo fue empoderand­o para que aprendiera del rubro.

Con el tiempo, Paul empezó a buscar sus propios desafíos, siempre ligados al desarrollo de negocios, que es lo que más le gusta. Fue así como llegó a Terra Service, la compañía de prospeccio­nes mineras de la que participa desde 2006.

Según cuentan cercanos, aunque el trabajo ahí no siempre ha sido fácil, por lo inestable de los ciclos en el rubro, sí es un negocio al que le tiene mucho cariño y que le ha dado grandes alegrías. Esto, porque además de trabajar ahí con uno de sus grandes amigos, Raúl Dagnino, fue una sonda de la compañía la que sacó desde el subsuelo de la mina San José el famoso papelito en el que se leía “estamos bien en el refugio los 33”.

Con esta primera experienci­a ligado al rubro, fue que en 2010 se unió a otro exgeorgean, José Manuel Méndez, en un negocio minero como tal después de una conversaci­ón en un Starbucks.

A través de Ventana Minerals manejan y explotan un terreno de 10 mil hectáreas en Illapel. Aunque inicialmen­te solo vendían “las piedras” en bruto a Enami, a poco andar le compraron una planta de procesamie­nto cercana a José Antonio Santiesteb­an, el dueño de Fruna.

Hoy, cuentan cercanos, están en pleno proceso de ampliación. Gracias a las nuevas inversione­s que están haciendo, la compañía será capaz en el corto plazo de procesar 25 mil toneladas mensuales de concentrad­o y con esto podrán acceder a nuevos clientes en el mundo y no depender solo de Enami.

Además, según cuenta, ya está casi todo listo para que se concrete una fusión con la compañía minera Rosario de Rengo, que posee un terreno de 72 mil hectáreas, vecino a El Teniente. Con esto, se sumarán como socios a la compañía Alfredo Brahm, que es un experto minero y durante años fue fiscal de Enami; Federico Errázuriz y José Moreno. Según cuenta, eso debiera concretars­e en los próximos meses. ℗

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