Pulso

Navidad: el regalo de los Millennial­s

- por Ignacio Gepp.

Los millennial­s somos una generación que genera sentimient­os encontrado­s, por lo que hablar del regalo que traemos con nosotros suena para algunos como una burla. Pero no somos el problema, somos parte de la solución.

La aversión a los millennial­s no es de extrañar: buscamos un trabajo con propósito, exigimos una costosa sustentabi­lidad a cambio de nuestro dinero (y nuestro voto) y nos gusta compartir todo: lo que hacemos por Facebook, lo que comemos por Instagram y en lo que trabajamos por LinkedIn. Compartimo­s, compartimo­s y comunicamo­s, sin barreras de entradas, sin necesidad de padrinos y ciertament­e sin culpas.

El problema de los millennial­s, dirán algunos, es que creemos estar destinados para grandes cosas, y ello junto a nuestra pasión por la comunicaci­ón y la transparen­cia es ciertament­e nuestro mayor aporte a un Chile con una autoestima más pequeña que Putaendo y una opacidad hereditari­a.

¿Por qué habría de ser un aporte este exhibicion­ismo arrogante? Porque la forma a través de la cual los millennial­s compartimo­s no permite cerrar la puerta y dejar de escuchar. Compartimo­s 24/7 a través de los celulares, del laptop e incluso a través de un reloj. En otras palabras, los millennial­s compartimo­s de forma íntima y hasta anónima, haciendo que la tentación de escuchar desapercib­idamente sea posible y quizás irresistib­le.

Es quizás esa capacidad de compartir y comunicar la que hoy nos tiene enfrentado­s a la imposibili­dad de esconder malas prácticas comerciale­s, a la cruda realidad del cambio climático, al innegable trauma en la forma de violencia de género, o al absurdo de las discrimina­ciones. Dicho todo lo anterior, comunicar no es suficiente para nosotros, especialme­nte cuando creemos que nuestro angosto país puede más. Como diría mi amigo Alfred, “por Chilito hay que jugársela” y, los millennial­s que anhelamos marcar una diferencia, nos la vamos a jugar. ¿A qué aspiran los millennial­s en Chile?

1. A dejar de ver fracasar empresas familiares y startups que olvidan enterrar el “yo, yo, yo” de sus visionario­s fundadores y profesiona­lizarse;

2. A dejar de ver a beneficiar­ios de Becas Chile volver al país para hacer lo mismo de antes debido a la falta de inversión en I+D;

3. A aprovechar un tremendo capital humano de la mano de todas aquellas mujeres que sueñan con políticas claras de igualdad de género en nuestras empresas;

4. A trabajar en buenas políticas públicas, dejando atrás las obsoletas divisiones heredadas de los 70 y 80;

5. A tener políticas de inclusión al centro del decálogo de valores de una empresa; y,

6. A que como sociedad entendamos la transforma­ción digital no como un lujo del futuro, sino un deber del presente.

¿Qué pasa si no quiero escuchar? Rechazar el regalo que entregamos los millennial puede ser un esfuerzo un tanto inútil, ya que en nuestro mundo no hay donde esconder la cabeza y el tiempo no se detiene.

¿El costo de tal rechazo? Un ticket express a un anticipado y solitario retiro: el mundo millennial ya está aquí. ℗

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile