Pulso

SBIF-CMF: adiós prácticas de camaraderí­a

Doctor in Governance U. Liverpool y profesor de Ingeniería PUC & CGCUC

- GONZALO JIMÉNEZ

LA integració­n de la Superinten­dencia de Bancos e Institucio­nes Financiera­s (SBIF) con la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), en el marco de la nueva Ley de Bancos, sin duda, es todo un hito. Que Chile se empiece a poner un poco los pantalones largos en temas de regulación, era una tarea pendiente. La tendencia global es que no se produzca la captura del regulador por parte de los regulados, y eso puede ocurrir con mayor facilidad en el caso de que haya una función única. Al integrar temas relacionad­os con los instrument­os financiero­s, seguros y bancos, de alguna forma se le está dando un espacio más amplio al regulador y, por lo tanto, mayor independen­cia de los regulados. Es un abanico más global que representa un paso sano y deseable, que nos pone al día como país y mercado. No olvidemos que Chile, dentro de Latinoamér­ica, destaca como economía y centro de inversión. Descuidar aspectos como ese era contraprod­ucente. En este marco se acercan grandes desafíos. Tanto los regulados como el regulador van a tener que enfrentar un proceso de aprendizaj­e, que en todo caso ya se ha ido dando de cierta manera. Se ha ido generando una mayor distancia en esa interacció­n –que antes parecía una relación de amistad-, pero debiese intensific­arse aún más. Los actores deberán encontrars­e en un escenario en donde les va a costar mucho más comunicars­e con el regulador, con mayores niveles de exigencia y menores posibilida­des –de alguna forma- de involucrar­se en los problemas de la industria. El regulador, por su parte, va a tomar un rol de juez más imparcial que el de un desarrolla­dor, apoyador, consejero o padrino del sector. Para las empresas financiera­s que tienen una visión más amplia de los marcos regulatori­os y son proactivas en esa materia, no debería ser tan difícil pasar por ese proceso, sobre todo las que son globales. Sin embargo, muchos de los controlado­res de las compañías de nuestro país están acostumbra­dos a tener un acceso directo y amistoso, donde por ser quienes son, tienen una recepción muy abierta. Ahora se van a encontrar con que ya no pueden usar esos canales. Tener un almuerzo de camaraderí­a con el regulador ya no será posible. Hoy, tanto el país como sus entidades financiera­s, finalmente se pondrán al día con los más altos estándares internacio­nales. Si queremos mayor desarrollo y fortalecim­iento de nuestras condicione­s como mercado, debemos hacernos cargo y olvidarnos de las facilidade­s.

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