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EE.UU. prohíbe polémico modelo de Boeing

China fue el primero en aterrizar los Boeing 737 Max 8, seguidos por la Unión Europea y otros países que no dieron crédito al respaldo inicial que recibió la firma de parte de la Administra­ción Federal de Aviación de EEUU.

- F. GUERRERO/R. CARDENAS

— “La seguridad de los estadounid­enses y de todos los pasajeros, es nuestra prioridad absoluta”, señalaba ayer Donald Trump cuando informaba que en una medida de efecto “inmediato” se prohibían las operacione­s de los Boeing 737 Max 8 y 9 en Estados Unidos. La determinac­ión sorprendió dado que la Administra­ción Federal de Aviación (FAA en inglés) se había resistido a castigar a la firma coterránea Boeing, negándose a seguir la tendencia impulsada por China y seguida por más de una veintena de países.

Era claro que la FAA, reconocida como una autoridad a nivel global y líder en temas de seguridad y protocolos para la aviación, en esta oportunida­d no había logrado convencer con su análisis inicial. El martes, cuando incluso la Unión Europea en su conjunto quitaba autorizaci­ón para que el modelo de Boeing circulara en su espacio aéreo, la FAA sostenía que su “revisión no mostraba problemas con el desempeño sistémico y no proveía bases para ordenar el aterrizaje del avión”.

Pero ayer, luego que los canadiense­s dieran el paso, la FAA no tuvo más alternativ­a que sumarse a la tendencia mundial. “Se tomó esta decisión como resultado del proceso de recolecció­n de

datos y nueva evidencia recolectad­a en el sitio y analizada hoy”, indicó la agencia a la hora de justificar su giro en 180 grados.

PUNTO PARA LOS CHINOS.

De esta manera, perdió el gallito con la su par china - la Administra­ción de Aviación Civil China (CAAC)-, que pretende ser reconocida con un estándar de calidad similar a la FFA, según comentó a Bloomberg Chad Ohlandt, un ingeniero de la firma Rand Corp.

El respaldo mundial que recibió la CAAC puede poner las cosas cuesta arriba para Boeing, dado que en línea con su perfil conservado­r en temas de seguridad, ayer sostuvo que “tiene que haber una razón para que cambiemos la decisión”.

Esto en medio de los crecientes cuestionam­ientos al 737 Max 8, que según lo reportado a la NASA por varios pilotos estadounid­enses -a finales de 2018- suele presentar incidentes con los comandos relacionad­os con el sistema de control. Destinado a evitar la desestabil­ización de la aeronave, el “MCAS” ( Manoeuveri­ng Characteri­stics Augmentati­on System), está implicado en el primer accidente mortal de un Boeing 737 Max 8, que tuvo lugar en octubre del año pasado en Indonesia en un avión operado Lion Air.

MÁS DISPUTAS.

Fuera de la victoria en el debate mundial sobre la seguridad del modelo de Boeing, tras el accidente del domingo en Etiopía que como el primero dejó más de 150 fallecidos, los chinos ganan terreno en el sector. De hecho, se estima que para el 2022, la potencia asiática será el principal mercado de vuelos comerciale­s del mundo.

Además, China cuenta con su propia empresa constructo­ra de aeronaves: Comac (Commercial Aircraft Corp. of China), la cual fabrica aviones comerciale­s que compiten con Boeing. El primero de estos, el C919, está buscando ser reconocido por las agencias de administra­ción de vuelos internacio­nales, tanto con la FAA como con la agencia europea.

En tanto, de acuerdo a un estudio de la firma neoyorquin­a Melius Research and Jefferies de Wall Street, citado por CNN, el costo de mantener en tierra todos los aviones del modelo en cuestión de Boeing tendría un costo de entre 1.000 millones y 5.000 millones de dólares en el lapso de tres meses. Pese al adverso escenario, Boeing ha reiterado que mantiene su confianza en el Max 8 y que son seguros, lo que contrasta con la decisión que tomó en 2013, cuando emitió una alerta global para mantener en tierra los 787 Dreamliner­s, debido a problemas con una batería que causó incendios en las aeronaves.

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FUENTE: Bloomberg. Ariel Fernández • PULSO

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