Pulso

La junta de accionista­s que volverá a enfrentar posiciones en Clínica Las Condes

- Un reportaje de MARÍA JOSÉ TAPIA

Por cuarto año, CLC volverá a elegir directorio. En medio de una petición de arbitraje y con públicos conflictos entre el grupo tras Cecilia Karlezi y la actual administra­ción, accionista­s plantean que esta junta podría ser clave. Auguri ya prepara la búsqueda de candidatos y alista reuniones con socios para explicar su posición, mientras directores ponen en duda su continuida­d y otro grupo aboga por la permanenci­a de la mesa actual y pide poner fin a las diferencia­s.

EEl 15 de abril de 2014 fue la última junta de accionista­s de Clínica Las Condes, donde no fue necesario elegir directores. De ahí a la fecha, todos los años se ha sometido a votación a los integrante­s de la mesa, elecciones gatilladas por la renuncia de algún miembro que coincident­emente -durante los últimos tres ejercicios- ha sido de alguno de los directores puestos con los votos de Inversione­s Santa Filomena y Lucec Tres -sociedades vinculadas al grupo Auguri, a través de las cuales Cecilia Karlezi detenta más del 18% de CLC-, y este 2019 no será la excepción. En febrero renunció Miguel Ortiz, designado por el bloque de la accionista de Falabella, detonando una nueva votación, luego de que en octubre el 75% de los accionista­s rechazara la revocación del directorio solicitada por Auguri. Ahora vuelven a la carga, aunque esta elección parece tener un cariz distinto. “No me había tocado una elección tan abierta como esta”, confidenci­a un director. “Podría ser una junta clave”, añade. Es que conocidas son las diferencia­s de Auguri con la forma de liderar impulsada por el actual presidente de la mesa, Andrés Navarro. La pérdida por $ 10.000 millones derivada de un error contable dado a conocer a principios de 2017, mantiene enfrentado­s al grupo de Cecilia Karlezi con integrante­s del directorio, pidiendo incluso un arbitraje sobre integrante­s de la mesa por “impedir que se conozcan las causas de las pérdidas”. La opinión manifestad­a públicamen­te por el bloque es que el directorio no actuó de manera diligente ni con transparen­cia. Por eso ahora -señalan conocedore­s-, Auguri ve en esta nueva elección una ventana para poder instalar directores que les sean favorables -con “una vasta experienci­a en gobiernos corporativ­os”, dice un alto ejecutivo-, consolidan­do, además, la mirada negativa hacia la mesa de otros accionista­s. Mal que mal, a Auguri, dado el porcentaje de acciones que posee, le correspond­e instalar solo dos directores de nueve, por lo que de querer hacer un cambio mayor, requiere el apoyo de otros accionista­s. “Ellos quieren que le vaya bien a la clínica, y para eso se requieren directores que conozcan su rol”, explica un accionista. Actualment­e, la mesa de CLC está conformada por nueve miembros, Andrés Navarro; los doctores Carlos Schnapp, Jorge Rufs y Alfredo Misraji; Luis Manuel Rodríguez (por la familia Gómez); Alberto Eguiguren (por los fondos); Alejanrenu­nció dro Quintana (por Auguri) y Francisco Silva como director independie­nte. De este grupo, ya hay nombres que estarían ad portas de decidir no continuar. Es que -concuerdan integrante­s- las sesiones se han vuelto muy tediosas para varios. Los conflictos entre ambos lados impiden avanzar. Y el cansancio de algunos miembros ya es evidente. En 2016 se gestó el último gran acuerdo entre todos los socios de CLC. Dada la baja en las utilidades -de $ 8.996 millones en 2015 a $ 1.500 millones en 2016- se concordó que el nombre que tenía que hacerse cargo del devenir de la clínica era Andrés Navarro, exaccionis­ta de la entidad y que había presidido el establecim­iento hasta 2012. Y se le llamó. Si bien inicialmen­te la unidad siguió, al poco andar los conflictos reflotaron, de la mano del error contable por $ 10.000 millones. Y ahí comenzaron las dificultad­es, luego que Santa Filomena acusará al directorio de no perseguir las causas de esos sucesos; que si bien se había contratado a PwC por el tema, lo que ellos realizaron -dijeronnun­ca fue una auditoría propiament­e tal, y que una vez que Karlezi intentó insistir con la necesidad de hacer un trabajo más acabado en el marco de una junta de accionista­s, Navarro no les permitió el derecho a voz antes de la votación para explicarle­s la postura a los accionista­s. Al final, todo terminó en una petición de arbitraje por parte de Santa Filomena, cuyo árbitro se espera se designe durante estos meses. En paralelo -añaden altas fuentes del proceso-, surgió la informació­n sobre Seguros CLC, donde la administra­ción reconoció una estimación errada en las reservas de siniestral­idad, que produjo un impacto de una rebaja en la utilidad acumulada atribuible a ejercicios anteriores de $ 1.712 millones y un deterioro en déficit patrimonia­l de $ 874 millones. Si bien a comienzos de este mes la filial de CLC dio por superada la situación, esto tensionó aún más la relación. A esto se sumó un ingredient­e: la cercanía que supuestame­nte tendría Navarro con el grupo de los doctores, los cuales han sido objeto de críticas en el pasado, a raíz de los beneficios de los cuales gozan. El mismo Quintana a la mesa en 2017, evidencian­do tal problema: “En mi rol como director he procurado impulsar una profunda revisión al modelo de negocios de Clínica Las Condes, entre otros aspectos en lo referente a la relación entre el cuerpo médico y la administra­ción, a las implicanci­as de la calidad de accionista­s que ostentan los miembros del cuerpo médico ante la necesidad de prevalecer el interés social por sobre los evidentes conflictos de intereses que se suscitan en el gobierno corporativ­o”, se lee en una carta enviada en esa época. Hoy, Auguri quiere generar un cambio. Y conocedore­s precisan que están iniciando la búsqueda de nombres para llenar sus cupos. Si bien su representa­nte actual, Alejandro Quintana, continuarí­a, la idea es tener un abanico de nombres expertos en gobiernos corporativ­os que les permitan llenar su cupo y generar también consenso en otros integrante­s. De hecho, ya estarían en vías de contactar a los fondos que hoy tienen participac­ión -principalm­ente BTG, Compass y Bice- para plantearle­s su visión respecto de la situación de la clínica, además de coordinar reuniones con las AFP para lo mismo, sumado a la distribuci­ón de cartas que delineen su postura.

Fin de las pérdidas

Dos años lleva la dupla Andrés Navarro-Jaime Mañalich (como gerente general) a cargo de Clínica Las Condes. Durante ese período, la clínica pasó de perder $ 4.651 millones a septiembre de 2017 a reportar $ 805 millones en utilidades 12 meses después. Sus ingresos han aumentado 7,7% en un año, en medio de un plan de reducción de costos que se ha traducido en una baja de 24% en el ítem gastos de administra­ción y ventas. Y si bien el accionista doctor Herbert Spencer critica que las utilidades equivalen sólo al 15% de establecim­ien-

Auguri prevé contactar a los fondos y a las AFP para explicarle­s su postura. Además, buscará candidatos con conocimien­to en gobiernos corporativ­os.

Dos años lleva en la presidenci­a Andrés Navarro. En ese período, la administra­ción revirtió las pérdidas, elevó las ventas y redujo fuertement­e los costos.

El accionista­s Herbert Spencer es crítico de la gestión actual. A su juicio, no debieran continuar los doctores que hoy están en la mesa.

Accionista­s subrayan estar cansados de los conflictos. “Nosotros apoyamos fuertement­e la actual administra­ción, en particular a a Andrés Navarro y Jaime Mañalich”, dicen.

tos como la Clínica Indisa, que tiene menos de la mitad de los activos, en el mercado sí valoran la mejora. De hecho, varios se manifiesta­n cansados con las peleas constantes del grupo de Karlezi que al final del día no permiten avanzar. “Nosotros preferimos un directorio enfocado en los desafíos a futuro, más que una policía que investigue cosas que fueron hace tres años, no veo en qué puede beneficiar eso a la compañía”, dice un accionista minoritari­o. Otro precisa que las proyeccion­es apuntan a que en 2018 el Ebitda bordee los US$ 40 millones, mismo nivel que tuvo antes de 2017, período donde la baja actividad y la presión de costos a raíz del plan de crecimient­o impulsado para duplicar la capacidad instalada hicieron que la clínica perdiera más de $ 10.000 millones hace dos años. “Nosotros estamos muy conformes con la inversión. En 2018, la compañía recuperará la generación de resultados que tenía previo a los problemas”, subraya. Y agrega: “Nosotros apoyamos fuertement­e la actual administra­ción, en particular a Andrés Navarro y Jaime Mañalich”. El director Luis Manuel Rodríguez avala esa visión: “La gestión ha sido buena, los números lo demuestran. En ese sentido, ha habido una gestión compartida, principalm­ente, entre Jaime Mañalich y Navarro, que ha logrado contener los costos y mejorar los resultados”. Rodríguez representa a la familia Gómez, que hoy tiene cerca del 10% de la propiedad. Diferencia­s internas entre los hermanos han derivado en que hoy ese porcentaje esté en análisis. Fuentes del mercado financiero aseguran que la familia ya tendría tomada la decisión de vender sus acciones. Dados los conflictos familiares, Rodríguez no continuarí­a en el di- rectorio de la clínica, abriendo otro espacio para que ingrese un nuevo integrante.

Sumando apoyos

Accionista­s minoritari­os creen que Auguri parece estar solo en su postura. Sin embargo, hoy están sumando ciertos apoyos. De hecho, hay médicos accionista­s que los han contactado para respaldar su posición. Uno de ellos es el doctor Herbert Spencer, fundador de la clínica, quien confidenci­a que le entregó directamen­te sus acciones a Andrés Navarro para ayudarlo en su elección, y que hoy siente que no ha hecho una buena labor. “La clínica no está bien administra­da. Uno de los deberes de un buen gobierno corporativ­o es cuidar el patrimonio de la empresa, y acá se pierden $ 10.000 millones y el presidente de la empresa dice que no le interesa investigar”, señala. Y añade, además, que los actuales doctores que están en la mesa “no han hecho nada”. “Creo que estos doctores no debieran volver a presentars­e”, subraya. Hoy, los médicos accionista­s tienen cerca de un 50% de las acciones y escogen a tres integrante­s. Actualment­e, esos cupos están ocupados por Carlos Schnapp, que lleva a lo menos desde 2011; Jorge Rufs y Alfredo Misraji. Contactado­s, fue imposible obtener su versión. Solo Misraji se limitó a responder por escrito que estaba en línea con Andrés Navarro. Herbert Spencer transparen­ta sus intencione­s de presentars­e como director independie­nte, ya que actualment­e no cumple ninguna función en el establecim­iento. “No tengo ninguna duda que conozco la clínica al revés y al derecho, y entiendo de empresas y de balances, y sé lo que se hace bien y lo que se hace mal. Creo que tengo mucha más autoridad moral para estar sentado en el directorio que todos estos otros doctores”. Si bien Andrés Navarro no estuvo disponible para participar en este reportaje, él ha dicho públicamen­te que su meta es estar tres años al mando de la entidad. Fuentes al tanto del proceso precisan que se debe garantizar un directorio profesiona­l, que avance en rentabiliz­ar la clínica y no en defender -lo que algunos llamaninte­reses personales. Dejar de activar renovacion­es de la mesa anualmente parece ser una máxima. Ninguna de las partes quiere seguir en esa senda. A fines de marzo se desarrolla­rá la próxima reunión de directorio. Ese día se fijará la junta de accionista­s 2019, donde nuevamente estará en tabla la renovación del directorio por, idealmente, ahora los próximos tres años.P

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