Pulso

Asociación de Venture Capital: los fondos de pensiones deberían entrar en estas inversione­s

- DANIEL FAJARDO CABELLO

—El líder del gremio del capital de riesgo en Chile explica de qué forma esta actividad debería pasar de ser un ecosistema a transforma­rse en industria. —Además, Meirovich adelanta que en marzo se comenzará una mesa multisecto­rial para crear un gran fondo de venture capital en nuestro país.

AUNQUE ya era director de la Asociación Chilena de Venture Capital (ACVC), hace aproximada­mente un mes, Andrés Meirovich asumió como presidente del directorio de esta entidad que reúne a una docena de socios relacionad­os al capital de riesgo y a unas 500 startups tecnológic­as.

Meirovich – quien además es managing partner en Genesis Venturesse hace cargo del timón en un momento de crisis social, pero también de oportunida­des. “A pesar del estallido social, Chile sigue siendo un ejemplo para emprender en América Latina y así nos ven de todas partes del mundo”, dice optimista. Con un poco más de dos años como organizaci­ón, la ACVC está empeñada en poner aún más en el mapa a Chile como un hub no solo de startups, sino de venture capital (VC). Y justamente “la estabilida­d de nuestro país debería ser el gran sello”, agrega.

La historia de ACVC nace en 2017 cuando cuatro fondos de inversión deciden que hay que formar un gremio para lograr la difusión y creación del fomento de políticas públicas para que se masifique la figura del VC.

¿Cuál será el foco para 2020?

—Creemos que ya se logró posicionar el ecosistema del VC en Chile, pero no necesitamo­s crear solo un ecosistema, sino generar una industria, porque eso genera transacció­n y solo así podremos lograr que Chile se destaque como un hub de VC. Menos subsidios y más grandes inversioni­stas o family offices que inviertan. Justamente, a nivel mundial quienes más invierten en VC son las grandes compañías, los fondos de pensiones y los family offices.

¿Y cómo estamos en Chile al respecto?

—Muy al debe en los tres. Es más, si uno mira todos los hubs de VC en el mundo, el gran salto lo dieron cuando entraron los fondos de pensiones, como en EEUU y México. De hecho, hace cinco años este país no estaba en el radar de los VC. Hoy, todos miran a México, porque sus fondos de pensiones financian a los fondos de inversión de riesgo, lo que logra que sean más grandes y puedan ir a levantamie­ntos de capital de Serie A+. Cuando se habla de por qué nadie en Chile invirtió en Cornershop, la respuesta es simple: no hay ningún fondo a nivel local que pueda entrar a rondas de más de US$3 millones.

¿Y podrían entrar ahí los family offices?

—Sí, pero tampoco funciona así en ninguna parte del mundo. Más que una crítica a los fondos locales o a los family offices, tenemos que pensar en cómo armamos una industria que genere fondos grandes. Con respecto a los fondos de riesgo, Chile está concentrad­o entre cero a US$3 millones. Mucho después vienen los fondos de private equity que van de US$40 millones hacia arriba. El desafío de Chile es cómo llenamos esa brecha.

¿Cómo la podemos llenar entonces?

—Costó muchísimo, pero uno de los grandes logros que conseguimo­s recién hace unas semanas, fue armar una mesa con tres senadores para trabajar en la nueva política de financiami­ento para pymes y startups en Chile, que debería empezar a trabajarse en marzo. Además, primera vez que un ministro de Hacienda (Ignacio Briones) nos recibe y que ve el potencial de VC como un negocio financiero, pero con impacto. Pero sobre todo, hay que lograr un acceso más democrátic­o al financiami­ento.

¿De qué forma es más democrátic­o?

—Puede haber mucha gente con buenas ideas, pero hoy, si no estuviste en Stanford es muy difícil que te reciba un fondo de Silicon Valley o Jeff Bezos. Entonces, tenemos que ver cómo hacemos de esto una política real de financiami­ento a gente que tiene buenas ideas, pero no tiene contactos o dinero. Eso es realmente el venture capital.

¿Y en la práctica cómo se puede lograr eso?

—El objetivo es crear un fondo de fondos muy grandes en Chile, lo que podría ser un incentivo para que se suban al carro los family office. La idea es que se invite a grandes fondos de pensiones del mundo para que inviertan en Chile. No puede ser que los fondos de pensiones chilenos no estén en el mundo del venture capital.

¿Quizá aversión al riesgo?

—Los que pasa es que el gran miedo de los family offices y fondos de pensiones es invertir en algo pequeño con un riesgo muy alto. Pero si invirtiera­n, por ejemplo, unos US$4 millones en un fondo de fondos de US$200 millones, les daría más tranquilid­ad. Si Chile no da el paso a armar fondos de capital de riesgo grandes, donde entren los fondos de pensiones, no tiene ninguna posibilida­d de crecer.

¿Pero por qué entonces no se hace?

—Porque hay un tema político. Los fondos de pensiones piensan “si me va bien con esa inversión, es tan poca plata, que me mueve muy poco. Pero si me va mal, me van a hacer bolsa”. Si, por ejemplo, una AFP invierte en una startup conocida y esta quiebra, al día siguiente salen reportajes en los medios, mostrando cómo la señora Juanita está perdiendo dinero en su jubilación. En el fondo, el gerente de inversione­s no se va a quemar por una pyme. Por eso, hay que pensar más a largo plazo. Si hay un acuerdo político, donde sentemos a una mesa gente de todos los sectores, se podrá armar este fondo de fondos. Y eso hará que los family offices y los fondos de pensiones estén más lejos de una inversión directa de una startup y evitar problemas.

¿No influye también en esa cultura que dependamos tanto de los commoditie­s?

—Necesitamo­s líderes que vean a largo plazo. Hoy, los fondos de pensiones mueven casi una vez el PIB de Chile, el que se va 50% fuera del país y el otro 50% queda acá. Pero si cada uno de los fondos de pensiones pusiera US$20 millones anuales en un gran fondo de inversión de riesgo, Chile cambia absolutame­nte. Así de simple. ℗

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