¿Vendrá China al rescate de la economía mundial?
Luego de la caída de los mercados mundiales por el estallido de la crisis del Covid-19, se ha observado una recuperación y estabilización que ha hecho abrigar esperanzas de que lo peor ya ha quedado atrás. En el caso del precio del cobre, la caída asociada al Covid-19 fue del orden del 20% seguida, sin embargo, por una recuperación de 13%.
Una parte importante de la recuperación se explica por los mejores indicadores económicos de China, así como por una inyección descomunal de estímulos, principalmente monetarios, en Estados Unidos y otros países.
Los indicadores esperanzadores de China se han concentrado especialmente en el comercio exterior con una caída menor a la esperada en sus exportaciones, e importaciones en un nivel más alto incluyendo la de minerales como el cobre que en abril aumentaron un 14% respecto al año anterior y 10,4% en los primeros cuatro meses del año.
China enfrentó la crisis de sanitaria antes que la mayoría de los otros países y por ende está algunos meses adelante en el proceso de recuperación. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer, comenzando por el riesgo de rebrotes, lo que retrasaría la recuperación.
Lo más relevante es que China aún no ha desplegado estímulos económicos con la intensidad que lo hizo en la gran crisis financiera de los años 2008-2009. ¿Qué espera China? A diferencia de la anterior crisis, esta vez Estados Unidos ha cambiado radicalmente su posición frente a China, estableciendo una confrontación marcada. Es posible por tanto que China espere a conocer el resultado de la elección en EE.UU. en noviembre y el desenlace sanitario y económico antes de jugar todas sus cartas.
De todos modos, es difícil que China juegue el mismo papel que en la crisis anterior. Los incentivos están más orientados a consolidar su transición hacia un modelo de desarrollo basado en su consumo interno, además que los desafíos globales son hoy de mayor envergadura y, por lo tanto, China debe actuar con más cautela.
Lo anterior no necesariamente significa que las perspectivas para el cobre sean negativas. A pesar de la incertidumbre, los fundamentos de medio y largo plazo para el cobre continúan siendo favorables y tal vez esta pandemia genere una revalorización de la demanda por su cualidad antimicrobiana.
Pero sobretodo, hay que analizar el escenario macroeconómico que viene. La forma en que evolucione y culmine la crisis económica post Covid-19 será determinante. Los planes de estímulo monetario están siendo de una envergadura nunca antes vista. Los agregados monetarios se ubican en niveles muy altos mientras la economía mundial intenta esquivar escenarios de deflación o estanflación.
En definitiva, en el corto plazo los precios del cobre se están consolidando alrededor del nivel de 5.000 US$/tonelada (2,3 cUS$/libra). Es posible que enfrente una caída en los próximos días ante lo que debiera ser una fuerte corrección en las acciones de EEUU. Más adelante, operarán las fuerzas aquí descritas, que modelarán el mercado por los próximos años.
Director ejecutivo de Plusmining