Pulso

Los bandos en pugna mueven sus piezas en la batalla por Latam

- Un reportaje de VÍCTOR COFRÉ

La opción de Delta para incorporar­se a la alianza de Cueto y Qatar Las AFP disminuyen su exposición y venden acciones de la aerolínea Compañías de seguro de los grupos Matte y Penta se suman a rivales de Cueto Knighthead levanta la voz: “Nuestra oferta es justa para todos los accionista­s”

La estadounid­ense tiene 20% de Latam y no participó en el financiami­ento de emergencia, pero ha estado en las negociacio­nes y los cueto y qatar le reservaron espacio para aportar US$ 300 millones en una lucha que vive días cruciales. mientras, las afp abandonan lentamente latam.

De la debacle total a una oportunida­d de negocios atractiva, pero de alto riesgo. Una manera de recuperar algo de lo perdido, para algunos. Una nueva inversión, para otros. Todo ello se enfrenta en Latam Airlines, una aerolínea que, como toda la industria, atraviesa una de las mayores crisis de su historia, casi sin ingresos y reducida en sus operacione­s por la pandemia del coronaviru­s. Apremiada por ingresos que no solventan siquiera una fracción de sus costos, Latam se acogió hace dos meses y medio al proceso de reorganiza­ción que regula el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Desde ese día, 26 de mayo, su futuro está en manos del juez James Garrity Jr., del tribunal de quiebras de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York. Ese juez dirimirá en los próximos días la primera de una serie de batallas que se vienen.

El juez Garrity deberá decidir si acepta o rechaza una propuesta promovida por Latam y en la que un grupo de accionista­s relevantes –encabezado­s por la familia Cueto y la aerolínea Qatar Airways- fueron los articulado­res. A ese grupo pretende sumarse a futuro otro actor de peso: Delta Air Lines, revelaron a Pulso Domingo diversas personas que participan en la negociació­n. La propuesta de este grupo, que suma un financiami­ento total por US$

2.450 millones, ha competido en tribunales con otro grupo internacio­nal: el banco de inversione­s Jefferies estructuró una oferta en el que el mayor contribuye­nte es el fondo Knighthead Capital y en el que también participan en menor medida varios inversores chilenos, entre quienes estarían las compañías de seguro de Bice y Penta (ver páginas 6 y 7 ).

El grupo de grandes accionista­s de Latam confía en que Garrity apruebe su propuesta, pero saben que si ello ocurre Knighthead y sus aliados -quienes han sembrado de suspicacia­s los intentos de Cueto y Qatar- apelarán y las batallas seguirán.

Un espacio para Delta

El primer semestre de este año, el número de pasajeros que transportó Latam cayó a la mitad. Si entre enero y junio del año pasado trasladó 35 millones de personas, ahora suman 18 millones. La baja es más abrupta desde marzo, cuando se desató todo. La OMS declaró la pandemia el 11 de marzo, un día después Latam redujo sus vuelos en un 30% y dos semanas después el recorte llegaba a 95%. En junio, último mes con estadístic­as disponible­s, Latam transportó a 273 mil personas. El mismo mes del 2019 esa cifra era de 5,5 millones. La debacle del coronaviru­s, que dejó miles de aviones en todo el mundo en tierra, ha evoluciona­do peor de lo previsto. Latam esperaba recuperar este mes un 18% de sus operacione­s regulares; está en 9%. Y hacia fines de año, esperaba bordear el 50%. Con suerte será 30%, creen ahora.

Con toda la crisis a cuestas, y tras frustrados intentos por obtener ayuda financiera del gobierno, el 26 de mayo Latam se acogió al Capítulo 11 en Estados Unidos, congelando el pago de deudas financiera­s que superan los US$ 10 mil millones y consiguien­do tiempo para diseñar un plan de salida para rehabilita­r sus negocios. En el intertanto, y durante los 18 meses que se estiman durará el proceso del Capítulo 11, la firma requiere algo más de US$ 2 mil millones para mantenerse a flote. O volando.

La propuesta de financiami­ento estructura­da por Latam se denomina DIP (Deudor en Posesión) y consta de tres tramos. El tramo A incluye US$ 1.300 millones en el mercado que comprometi­ó el grupo inversor Oaktree Capital Management, que compitió con otros varios bancos de inversión en un proceso al que, en la recta final, llegaron cinco. Según revelaron varias fuentes a Pulso Domingo, otros inversioni­stas chilenos se sindicarán a la oferta de Oaktree, en un negocio que está estructura­ndo LarrainVia­l, asesor contratado por Latam. Desde Chile ya se han comprometi­do unos US$ 200 millones y entre sus aportantes estarían los grupos chilenos Moneda y Consorcio.

El tramo B fue reservado para la ayuda de gobiernos de Latinoamér­ica, entre ellos el chileno, y asciende a US$ 750 millones. Pero es un resguardo formal por si todo empeora: nadie cree que esa ayuda llegue.

El tramo C está suscrito por los actuales accionista­s de la empresa. Costa Verde, la sociedad controlada por los Cueto y donde son minoritari­os los Amaro, excontrola­dores de la brasileña TAM, aportará US$ 250 millones. Los Cueto son dueños del 21,5% de Latam y aportan el 27,78% del total del tramo C. Otra sociedad, Lozuy S.A., aportará otros US$ 50 millones. Esa empresa es del grupo Eblen, dueños del 4,56% de Latam.

Los otros US$ 600 millones fueron comprometi­dos por Qatar Airways, aerolínea dueña del 10%. Sin embargo, está previsto que Qatar ceda parte de su DIP a Delta Air Lines, dueña del 20%. Hay dos evidencias de ello. Primero, cualquiera de los titulares del DIP – Cueto, Eblen, Amaro, Qatar- podrá ceder, según los documentos entregados en Estados Unidos, derechos en el DIP a algún accionista que tuviese más del 10% de Latam al 26 de mayo. Es en realidad un eufemismo leguleyo. En esa categoría entra un solo candidato elegible: Delta Air Lines, que se gastó US$ 1.900 millones en diciembre para adquirir el 20% de Latam, inversión que tres meses después se vino al suelo por el coronaviru­s.

La segunda evidencia es Qatar: la aerolínea creó dos sociedades para aportar al DIP, QA Investment­s Limited y QA Investment­s 2 Limited, cada una con un monto de US$ 300 millones. Según un participan­te en el proceso, eso facilita el traspaso a Delta de uno de esos vehículos (ver infografía). Delta no se inmiscuyó ahora porque, como todas las aerolíneas estadounid­enses, recibió aportes fiscales del gobierno de su país, lo que restringe sus gastos en asuntos que no sean su negocio directo. Como en Latam. Habría sido, dicen varias partes de esta negociació­n, una inversión difícil de sostener en su país en este momento. Pero aquello podría cambiar más adelante. “Está hecho el espacio para que ellos entren. Es una opción, no una obligación”, dice un negociador. “Delta está tratando de preservar algo de su inversión”, interpreta­n en el bando rival en alusión a la desafortun­ada apuesta de fines de 2019.

Delta, así, no ha sido un mero espectador y en realidad integra una triple alianza entre Cueto, Qatar y Delta. Ignacio Cueto, presidente de Latam, ha interactua­do en los últimos meses directamen­te con Edward Bastian, CEO de Delta, y Paul Jacobson, su gerente de finanzas. Con Qatar, el nexo ha sido Giles Agutter, un inglés que es director de Latam

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