Pulso

Jeannette von Wolfersdor­ff demanda a Hacienda mayor transparen­cia del gasto público

¿Cuál es su evaluación de las medidas económicas impulsadas por el gobierno en esta crisis? ¿Es un buen momento para avanzar en transparen­cia del gasto público? ¿Cómo cree que se podría alentar una mayor recaudació­n en impuestos? ¿Hacienda no ve la import

- Una entrevista de JUAN MANUEL VILLAGRÁN S.

Jeannette von Wolfersdor­ff (44) no para de trabajar desde su casa en tiempos de pandemia. Normalment­e responde correos y mensajes pendientes después de las 23 horas, signo de su apretada agenda, que se divide en su labor como madre de tres hijos, directora ejecutiva del Observator­io del Gasto Fiscal, la presidenci­a de la Comisión Asesora Ministeria­l para la Transparen­cia, Calidad y el Impacto del Gasto Público del Ministerio de Hacienda, el Comité Asesor de la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde, además de dedicarse a escribir columnas y participar en múltiples seminarios online, donde tiene que preparar sus exposicion­es.

Todo este esfuerzo de la primera mujer que fue directora de la Bolsa de Santiago -cargo que dejó a fines de 2019-, de participar en cuanta instancia se le invite, tiene una razón: su cruzada por impulsar mayor transparen­cia en el gasto público y una nueva forma de hacer economía, de la mano de una mayor movilidad social.

Es común que algunas de las propuestas de esta economista, de origen alemán, incomoden a las élites, pero su carácter apolítico, independie­nte y técnico la hace ser respetada.

Rehúye a cargos políticos, aunque reconoce que “me dio mucho gusto que el Ejecutivo haya optado por incluir a una mujer en la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) y encontré muy bonito que tanto Macarena Lobos como yo hayamos sido propuestas por los funcionari­os de la CMF. Las instancias más técnicas me inspiran. Me veo aportando para el mundo político, pero no dentro de ese mundo”.

—Ha faltado transparen­cia para poder formarse una opinión sobre las medidas.

—Chile tiene una gran oportunida­d para avanzar en transparen­cia fiscal. Vemos que se está acelerando aún más el endeudamie­nto del país. Pronto llegará a ser un 35% del PIB y en cinco años podríamos pasar del 40%. El país no tiene el sistema presupuest­ario ni las institucio­nes tan robustas como para comparar su endeudamie­nto con países europeos. Para una reactivaci­ón y protección social efectiva, más aún en tiempos preelector­ales, se necesita una mayor rendición de cuentas, con datos de calidad, porque de lo contrario nos estaríamos endeudando para objetivos que no se conocen y habrá un mayor riesgo de capturas del gasto.

—Ahora, más que ciertos esfuerzos filantrópi­cos, prefiero que se fortalezca la buena gestión pública para que el Estado pudiera hacerse cargo de las inmensas necesidade­s que tiene la sociedad y la economía.

Si se mira el estallido social de octubre, hubo reclamos de que el bienestar no ha estado llegando a todos, debido a una economía excesivame­nte concentrad­a, con falta de competenci­a y movilidad social, pero también por un Estado que no ha ido entregando los beneficios a la medida que iba creciendo junto a la economía. Si el Estado gasta mejor y más transparen­te acerca de sus resultados, en futuras declaracio­nes de impuestos los contribuye­ntes podrían quizás no solo elegir un pequeño porcentaje de sus impuestos a ser destinado al área o a programas de su elección, sino incluso, podría crearse una cultura de aportar algo adicional a lo obligatori­o -cuando se sepa que será bien gastado y tendrá resultado positivo sobre el bienestar de los ciudadanos-.

—Pienso que se ha naturaliza­do el mal Estado, el Estado precario. Hemos naturaliza­do la falta de voluntad política de quien gobierne en La Moneda de no querer impulsar una reforma real al gasto público.

En estos días, los senadores Ricardo Lagos Weber, Carlos Montes y Jorge Pizarro propusiero­n y aprobaron no solo indicacion­es para una mayor transparen­cia fiscal del Fondo Covid y del Presupuest­o general, sino también solicitaro­n una mesa de trabajo entre el Congreso, Hacienda y la sociedad civil, para acordar los ejes de una reforma al sistema presupuest­ario, con propuestas concretas, y una calendariz­ación para su implementa­ción. Lamentable­mente, fue declarada inadmisibl­e por el Ministerio de Hacienda, que tampoco aceptó armar un protocolo de acuerdo con los senadores sobre la materia. No deja de asombrar este rechazo de Hacienda, frente a la invitación de avanzar hacia una modernizac­ión de nuestro sistema presupuest­ario. Valoro mucho la visión que ha tenido el ministro (Ignacio) Briones en armar por un año una Comisión Autónoma de Gasto Público para asesorarle en transparen­cia fiscal. Pero no basta armar una comisión y dejarla allí, por lo que me gustaría invitar al ministro a construir los acuerdos políticos con el Congreso y la sociedad civil. Ahora que hay disposició­n de senadores de la oposición para avanzar hacia un mejor gasto, Hacienda debería recoger el guante para iniciar una reforma presupuest­aria.

—Será bueno que el Ministerio de Hacienda la fortalezca más. Hecho de menos un rol más activo del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) en medio de esta crisis. Recienteme­nte el CFA recordó en una sesión del Senado que no puede cumplir adecuadame­nte su función, si Hacienda no le proporcion­a informació­n requerida. La invitación es a que el ministro Briones fortalezca el CFA, porque es allí donde nacen propuestas para nuestro marco fiscal con visión de largo plazo.

—Esa es una revisión de los programas gubernamen­tales para un año en particular, pero que se sigue basando en un sistema de evaluación que no está concordado con el Congreso. Hay muchas preguntas abiertas aún, y no se crean objetivos, metas e indicadore­s para el gasto que tengan que rendir cuenta obligatori­amente.

—Esto tiene que ver más bien con la economía misma, porque en Chile —al igual que en muchas economías desarrolla­das—

hay problemas de concentrac­ión económica, lo que no se combate simplement­e con medidas anticolusi­ón, como pareciera ocurrir acá. Como dijo Milton Friedman, los empresario­s son los enemigos del mercado. Hablan de la libertad, pero después van al Congreso a pedir subsidios específico­s y beneficios para sus propios negocios. Que los grandes grupos tiren el sistema hacia su lado, eliminando competenci­a, más la tendencia natural hacia la concentrac­ión de la riqueza, son dos problemas serios que generan que el capitalism­o esté en duda hoy en día, y no porque el libre mercado esté en duda, sino que por la forma del capitalism­o actual, que está aniquiland­o a los mercados. ¿En qué sentido?

—La desigualda­d patrimonia­l es autorrefor­zante, en el sentido que si alguien tiene el capital para invertir -en especial en tiempos de acelerada automatiza­ción-, va a tener más valor, contrario al valor del empleo. El problema aquí es justo que el capital no es la suma del trabajo, como se escucha a veces desde los gremios empresaria­les. El que trabaja remunerado en Chile, en su mayoría no siempre tendrá buena capacidad de ahorro y no se beneficia del aumento del valor del capital, sea bursátil o inmobiliar­io. El que sí tiene suficiente capital, suele armar su oficina que se especializ­a en inversione­s, que puede acceder a inversione­s más riesgosas y con mayores retornos. Teniendo en cuenta este efecto autorrefor­zante de la desigualda­d patrimonia­l a nivel intragener­acional, también hay otro aspecto contrario a la igualdad de oportunida­des, a nivel intergener­acional, por las herencias. Vemos que países como Corea del Sur no eliminan la herencia, pero sí ponen incentivos a los holdings y grandes empresas para que no se entreguen con control mayoritari­o a la próxima generación, de lo contrario tendrían que pagar considerab­lemente más impuestos. Esta medida -u otras que se debaten ahora, como la predistrib­ución de capital- son herramient­as para mayor movilidad que buscan evitar estructura­s dinásticas, es decir, la creación de grupos que generación tras generación mantienen la riqueza de la nación, como las antiguas aristocrac­ias. Es este modelo neofeudal el que aniquila la movilidad social y evita que el que tiene buenas ideas y esfuerzo gane.

Necesitamo­s evitar y disminuir estas concentrac­iones con una política económica más proactiva, más procompete­ncia y proinnovac­ión. Los empresario­s deberían, ojalá, entender que más importante que sus fundacione­s, es proponer e impulsar reformas para que el mercado funcione mejor, más transparen

“Hacienda debería recoger el guante para iniciar una reforma presupuest­aria”

“Los empresario­s deberían, ojalá, entender que más importante que sus fundacione­s, es proponer e impulsar reformas para que el mercado funcione mejor”.

La economista, que también preside la Comisión del Gasto Público, sostiene que “las personas más acomodadas tienen que contribuir más, pero eso sería equivocado e ilegítimo si no se acompaña por un compromiso de una reforma al gasto del Estado”, dotándolo de mayor transparen­cia y eficiencia. Además, llama a los gremios empresaria­les a que “salgan del piloto automático para diseñar una hoja de ruta hacia una economía menos concentrad­a y más sostenible”. Pero eso no es gratis, dice: “Requerirá que los grupos grandes entreguen cuotas de poder”,

te, con más emprendimi­entos y con empresas en las cuales no siempre lideren las personas que tienen los mismos apellidos, que vienen del mismo colegio o universida­des y que, además, suelen ser hombres. ¿Ve voluntad del empresaria­do para iniciar cambios en la economía?

—Espero que se impulsen reformas al mercado, y mi esperanza es que los empresario­s puedan empujar esto. Ojalá la Sofofa pueda hacer una propuesta sistémica, porque el gremio que representa un tercio del PIB no puede no tener una opinión frente a la crisis estructura­l actual. Ojalá que la CPC también. La invitación es que todos los empresario­s que quieren salir de la trinchera y la polarizaci­ón se hagan cargo de esto, que pidan a sus gremios que se avance, porque al menos en el pasado de Chile, la voz gremial ha sido más bien antimodern­ización de nuestra economía, y así, antimercad­o. ¿Cómo se puede llevar la movilidad social a las empresas?

—Primero, soñaría que pudiéramos ponernos de acuerdo en cómo medir y transparen­tar mejor el estado de la economía y la movilidad social en Chile. Podríamos construir metas en movilidad para el sector del emprendimi­ento y para la movilidad dentro de las empresas, por las remuneraci­ones o por el ascenso de personas que no son parte de la élite. Acerca de esto último, pienso que queda como desafío trabajar para acortar brechas en diferencia­s de sueldo. Datos de Mercer muestran que, en promedio en Chile, el que más gana dentro de una compañía puede percibir alrededor de 30 veces más que el que menos remuneraci­ón percibe. También se podría avanzar en transparen­tar, en las empresas grandes, estadístic­as sobre el origen socioeconó­mico de las jefaturas y gerencias. ¿Es necesario un nuevo pacto social con medidas que apunten a solucionar los problemas de base, para no tener una secuela del estallido de octubre?

—Considero un pacto por una nueva Constituci­ón como algo clave, pero no lo es todo, porque demorará y pienso que no podemos esperar con las reformas que necesita el mercado y el capitalism­o. Avanzar de forma medible será clave para evocar la confianza que hoy se ha perdido en los empresario­s y la élite, y con mucha razón, dado que la historia nos ha llevado a una concentrac­ión económica insostenib­le para nuestra democracia. Si los empresario­s hacen una propuesta para sí mismos, podrían pedirle con mucha altura de miras al Estado que se ponga serio y se ponga de acuerdo para una reforma también al empleo y gasto público.

En ese contexto, ¿qué piensa de la propuesta de un impuesto a los más altos patrimonio­s?

—Pienso que las personas más acomodadas tienen que contribuir más, pero eso sería equivocado e ilegítimo si no se acompaña por un compromiso de una reforma al gasto del Estado. Eso sí: urge que nos pongamos a trabajar en un pacto social y económico renovado. Se necesita un compromiso claro de salir del piloto automático para diseñar una hoja de ruta hacia una economía menos concentrad­a y más sostenible, y para convertir Chile en un país de emprendedo­res, que tengan todo el apoyo para crecer e innovar. Eso sí, como varios ya han señalado: ello no es gratis. Requerirá que los grupos grandes entreguen cuotas de poder.

Suele citar a Walter Eucken, economista muy ligado al desarrollo de la economía social de mercado. ¿Usted se considera socialdemó­crata?

—(Risas) Hoy día todos somos socialdemó­cratas. Habrá que buscar una nueva denominaci­ón. Eucken puede ser un ejemplo para Chile, porque Alemania después de la Segunda Guerra Mundial hizo la propuesta de la economía social de mercado cuando estaba en las cenizas. No porque hoy Chile esté mal no podrá hacer reformas, todo lo contrario, es justo el momento para ser visionario­s y fijar una hoja de ruta para la economía. Estas debiesen ser las inspiracio­nes de Chile para quitarle el miedo a las reformas; no es que tengamos que mirar a algún país en el centro de América, sino que lo que está impulsando Europa.P

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