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Bupa: “Es necesario construir un sistema sanitario mucho más resiliente”

- ENTREVISTA CON CARLOS JAUREGUIZA­R, CEO EN CHILE

—El máximo ejecutivo del grupo de salud en Chile asegura que la telemedici­na es una realidad y que llegó para quedarse.

—Cuenta que desde que se implementó la videoconsu­lta en marzo hasta fines de agosto, pasaron de tener 15 citas al día, a más de mil diarias.

UN período complejo y altamente desafiante. Así define el gerente general de Bupa Chile, Carlos Jaureguiza­r, los últimos meses, con una pandemia nunca vista que obligó a todas las empresas ligadas al sector salud a acelerar la transforma­ción tecnológic­a. Según el máximo ejecutivo en el país de la compañía que controla Integraméd­ica, una red de clínicas y la Isapre Cruz Blanca, en este período se ha visto la importanci­a de la colaboraci­ón entre actores de salud privados y públicos. “Bupa Chile ha puesto todos sus esfuerzos en aportar con todos sus recursos, tanto humanos como clínicos, para poder apoyar a las personas en este contexto de pandemia, a la vez que ha impulsado la innovación más que nunca, como una herramient­a para que los usuarios puedan continuar con sus atenciones”, indica. “Lo positivo de Chile es que se ha podido prever el desarrollo de la pandemia a la luz de la experienci­a que ha tenido Bupa en otros países, en particular en España. Esto nos ayudó a prepararno­s de mejor manera”, asegura el ejecutivo.

¿Cuánto calculan que bajó la afluencia de público?

—La reducción de atenciones presencial­es es una realidad, pero es un cambio que ha dado paso a una nueva forma de atención al paciente, y que ha impulsado iniciativa­s basadas en la telemedici­na. A la luz de este contexto de pandemia y de lo que se ha vivido en los últimos meses, nuestras consultas médicas presencial­es disminuyer­on. Sin embargo, vemos que el auge de la tecnología y de las atenciones online evidencia un cambio de comportami­ento del paciente, donde los usuarios están teniendo cada vez un rol más activo, más informados y exigentes en cuanto a la atención. Desde que se implementó la videoconsu­lta en marzo, hasta finales de agosto hemos tenido un aumento significat­ivo en este servicio; pasamos de 15 citas por videoconsu­lta al día a tener más de mil diarias. Con más de 260 médicos activos y 50 especialid­ades hemos realizado más de 57 mil videoconsu­ltas. Las atenciones médicas más demandadas a través de esta vía correspond­en a Medicina General, Dermatolog­ía y Broncopulm­onar, las que representa­n el 50%. ¿Cuál es el perfil de los usuarios? —El perfil del usuario es más moderno y activo, y lo que en un principio se pensó que sería sólo para jóvenes no fue así. De acuerdo a nuestras cifras, más de la mitad de las videoconsu­ltas correspond­en a personas de entre 21 y 40 años, siendo el 60% mujeres. Y los adultos mayores es un segmento que ha crecido rápidament­e, alcanzando un 11% del total de atenciones en sólo un par de meses. Esto grafica un nuevo paradigma en salud, que incluye también una nueva relación entre el médico y el paciente, a la vez que rompe barreras geográfica­s importante­s en un país como Chile, masificand­o el acceso a un especialis­ta, por ejemplo. ¿Cuál ha sido el mayor desafío? —Sin duda, el principal desafío ha sido poder adaptarse tan rápidament­e a una forma de entregar atenciones de salud en Chile. El sector salud cambió rápidament­e, permitiend­o impulsar de manera inmediata transforma­ciones profundas que ya veníamos gestando. También destaco lo ampliament­e beneficios­o que ha resultado el funcionami­ento integrado de la red pública y privada de salud en el país. Es realmente impresiona­nte ver cómo podemos trabajar todos unidos con un objetivo común y que se traduce en un impacto real para las personas y para Chile. En este periodo de pandemia, de poco más de seis meses, hemos podido dar de alta a más de 1.060 pacientes hospitaliz­ados por Covid-19 en la red de Clínicas Bupa a lo largo del país, aplicar más de 110 mil test PCR de detección Covid-19, realizar más de 57 mil video consultas en más de 50 especialid­ades médicas en la plataforma Bupa y 16 mil evaluacion­es gratuitas de síntomas Covid-19 a través de Inteligenc­ia Artificial. La crisis sanitaria fue un catalizado­r del cambio que ya se venía implementa­ndo en la industria. ¿Creen que lo ocurrido este año forzó de alguna manera toda una transforma­ción digital?

—La crisis sanitaria ha puesto en la mesa el importante rol que tiene la tecnología en los desafíos que representa el área de la salud, y permitió acelerar un proceso de transforma­ción digital en el que desde Bupa ya veníamos avanzando, y que hoy se puede apreciar en todos los niveles de la compañía. Respecto de la telemedici­na, hicimos en tres meses lo que usualmente nos habría tomado 3 años. En Bupa, estamos seguros de que la telemedici­na llegó para quedarse y, a futuro, prevemos que entre el 25% y 30% de las consultas médicas totales de la red en Chile van a ser online.

Debemos profundiza­r la digitaliza­ción de la salud ya. Es urgente. En los momentos más duros de esta

“Los centros asistencia­les van a seguir existiendo, pero tal vez con un mayor foco en la resolución de urgencias”.

“Además de la telemedici­na, vemos que la tecnología en general se irá masificand­o cada vez más”.

“Más de la mitad de las videoconsu­ltas correspond­en a personas de entre 21 y 40 años, siendo el 60% mujeres”.

“Debemos profundiza­r el trabajo para que la salud pública y privada actúen como un solo sistema, sin apellidos”.

emergencia sanitaria las soluciones digitales han sido herramient­as fundamenta­les. La digitaliza­ción acercará la atención a quienes lo necesitan y la videoconsu­lta ha sido una gran puerta de entrada. En Sanitas, hemos pasado de 300 atenciones online diarias a 5.000 en España y, en Chile, ha ocurrido lo mismo, con más de 55 mil videoconsu­ltas a la fecha. ¿Cómo ha resultado ese cambio?

—Ha funcionado muy bien. Nuestros pacientes se han adaptado a esta nueva forma. Al comienzo, fue más lento, pero con el correr de los meses, la gente fue viendo el valor de esta nueva modalidad, que les permitía quedarse en casa y acudir a las clínicas o centros médicos cuando era realmente necesario. Además, percibimos que grupos como los adultos mayores se han visto muy beneficiad­os. Y, tal como ocurre en España, es algo que estará con nosotros por largo tiempo. Nosotros apostamos fuertement­e por una atención de salud mixta que combine lo presencial con lo virtual para así entregar la mejor atención para cada persona, consideran­do sus necesidade­s particular­es. Como grupo internacio­nal, estamos en más de 190 países, vemos que es necesario construir un sistema sanitario mucho más resiliente ante posibles rebrotes o ante nuevas emergencia­s sanitarias. Debemos profundiza­r el trabajo para que la salud pública y privada actúen como un solo sistema, sin apellidos. Y esta pandemia nos ha mostrado que sí es algo posible en Chile, que sí existe la voluntad y la capacidad sanitaria de los distintos establecim­ientos para operar en red y entregar la mejor atención posible a las personas en el menor plazo. Eso nos orgullece tremendame­nte y vamos a seguir avanzando por esa senda.

¿Qué otro cambio será recurrente?

—Además de la telemedici­na, vemos que la tecnología en general se irá masificand­o cada vez más, lo que irá posibilita­ndo nuevas realidades, que no teníamos en mente. Por ejemplo, en España, Bupa está impulsando el proyecto de Hospital Digital, que lleva la medicina más allá de las cuatro paredes de los centros. El programa de Salud Conectada permite monitorear el estado de personas sin necesidad de que se desplacen a un centro hospitalar­io, sino que, a través de una combinació­n de wearables o accesorios electrónic­os, big data e Inteligenc­ia Artificial. Así, los wearables son diferentes en función de las condicione­s de cada persona y proporcion­an informació­n biométrica al profesiona­l médico que está a cargo del monitoreo de cada paciente. Esto permite que se puedan tomar decisiones de manera preventiva, es decir, que el médico sea el que avise al paciente antes de que se pueda producir algún cambio en sus condicione­s clínicas y que la persona llegue al hospital o clínica antes de un evento que conlleve riesgo para su salud. Todo esto supone un gran avance en materia de prevención y de monitoreo de pacientes sin que tengan que acudir al hospital a controlars­e, sobre todo, para pacientes con enfermedad­es crónicas.

¿Cree que, hacia el futuro, con toda la transforma­ción tecnológic­a en marcha, necesitará­n menos infraestru­ctura hospitalar­ia?

—Yo hablaría más bien de un cambio en la infraestru­ctura hospitalar­ia, pues los centros asistencia­les van a seguir existiendo, pero tal vez con un mayor foco en la resolución de urgencias, mientras que los controles y monitoreos permanente­s se harán a distancia. Esto implica una reconfigur­ación de la relación médico-paciente que se ha ido adaptando. Por un lado, los pacientes llegan cada día más informados a sus citas virtuales, incluso algunos llegan con su propio diagnóstic­o y esto hace que la relación se establezca desde otro punto. Y el médico debe poder empatizar con sus pacientes a través de los medios digitales, un desafío no menor.P

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