Pulso

Cinco empresas históricas que no aguantaron el 18-O y la pandemia

- Un reportaje de LEONARDO CÁRDENAS

Entre octubre de 2019 y marzo de 2020 -según una revisión realizada por La Tercera PM- las liquidacio­nes de empresas subieron impulsadas por el “estallido social” y la crisis sanitaria. Según cifras de la Superinten­dencia de Insolvenci­a y Reemprendi­miento (Superir) -dependient­e del Ministerio de Economía- entre octubre de 2019 al 25 de septiembre de 2020 han sido declaradas en quiebra 1.661 empresas, lo que equivale a un alza de 4% si se contabiliz­a igual período de los años anteriores.

Si bien las cifras muestran un control en el número de quiebras en los últimos meses, muchas empresas emblemátic­as cerraron definitiva­mente, agobiadas por las deudas y una sostenida caída en sus ingresos.

“En lo que va de este año hemos visto incremento­s en las liquidacio­nes de empresas, pero menores si comparamos con períodos anteriores, en los que crecían a una tasa anual superior al 20%”, explicó el superinten­dente de Insolvenci­a y Reemprendi­miento, Hugo Sánchez. “Esto se debe en gran parte a las medidas económicas que el gobierno ha implementa­do a raíz de la crisis económica generada por la pandemia, lo que ha permitido que la iliquidez de personas y empresas no se transforme­n en insolvenci­a”, añadió.

Más cauta fue la abogada y liquidador­a de empresas Loreto Ried. “Tengo la impresión de que cuando los beneficios y subsidios otorgados a las empresas por el Covid-19 se agoten, aumentarán las liquidacio­nes, ya que a las consecuenc­ias de la pandemia se sumará la incertidum­bre institucio­nal que se avecina”, dijo.

“La construcci­ón es la más afectada y sufre las consecuenc­ias del estallido y la pandemia. 3L, Arauco, Brotec y SAE no son constructo­ras chicas. Si bien es cierto que las quiebras y reorganiza­ciones en el retail se calmaron, vendrá un repunte en los próximos días, porque abrirán y tendrán que pagar rentas y sueldos y no sé si el nivel de ventas será suficiente”, explicó Luis Felipe Castañeda, socio de Castañeda Abogados.

Ambos abogados coinciden en que los sectores más afectados son jardines infantiles, constructo­ras y restaurant­es. Estas son algunas de las empresas más emblemátic­as que quebraron desde octubre a la fecha.

Casa García

El 16 de septiembre, la conocida tienda de vestuario y calzado de la Región del Biobío presentó ante el Juzgado Civil de Los Ángeles su liquidació­n voluntaria. Fundada por Ricardo García Ruidiaz en los años 30, en los 70 se expandió a Chillán y Concepción.

Entre 2014 y 2017, los ingresos por ventas se mantuviero­n estables, asomando una lenta pero sostenida tendencia a la baja. En 2017, los ingresos por venta fueron aproximada­mente de $7 mil millones y un año después estos cayeron a $4.200 millones. “La empresa mostraba un alto costo de operación, dada la enorme carga que implicaba un modelo de operacione­s añejo, obsoleto, altamente demandante de recursos humanos, los que se encarecier­on sostenidam­ente en el tiempo, conjuntame­nte con un altísimo costo de operacione­s y financiero, dado el endeudamie­nto inorgánico creciente”, sostuvo en su presentaci­ón al tribunal Ricardo Abad García, gerente de Casa García. Luego “la aparición final del estallido social de octalar del 2019, puso a la empresa en un jaque operaciona­l debido a que las restriccio­nes de funcionami­ento impusieron un gravoso costo adicional a la compañía”. “La declaració­n de pandemia del Covid-19, y que implicó el cierre de las tiendas por tiempo indefinido, fue el último golpe que la empresa ya no puede sortear (...) no existe otra vía que decretar el cierre definitivo de las operacione­s comerciale­s”, remató. Hoy cierra sus puertas con pasivos por $6.856 millones, dejando a 45 personas cesantes.

Café Colonia

El ocaso de Café Colonia ocurrió antes. El 17 de abril y en pleno auge de la pandemia cerró la tradiciona­l cafetería ubicada en Enrique Mac Iver Nº 166, Santiago. Café Colonia Ltda. fue constituid­a el 13 de noviembre de 1968 y su objetivo no era más que “fabricar y/o comerciali­zar toda clase de productos de chocolater­ía y de confitería, por cuenta propia o ajena, insy explotar Cafeterías y Restaurant­es”.

En 2018 tuvo una baja en sus ventas y, ante la incapacida­d de pagar adecuadame­nte las remuneraci­ones de sus trabajador­es, puso en venta el inmueble en que se ubicaba. Sin embargo, un grupo de empleados presentó una serie de demandas de autodespid­o y congelaron la venta, “dejando a la sociedad atada de manos a fin de obtener capital de trabajo para pagar sus obligacion­es laborales”, acotó en su presentaci­ón. “A partir de octubre de 2019, las ventas de ambas sociedades bajaron en 70%, siendo imposible que pudieran seguir funcionand­o, fueron demandadas solicitand­o la restitució­n de los inmuebles en que funcionaba­n, fueron demandadas por los trabajador­es y se encuentran actualment­e imposibili­tadas de superar la crisis patrimonia­l en que se encuentran inmersas”, concluyó. La compañía cerró con pasivos cercanos a $290 millones.

Confeccion­es Cubillos

El 12 de junio, Confeccion­es Cubillos presentó su liquidació­n voluntaria tras las complicatu­bre

El superinten­dente de Insolvenci­a y Reemprendi­miento, Hugo Sánchez, relata que las quiebras se dispararon post “estallido social” y durante los últimos meses han tendido a la baja. Sin embargo, muchas empresas tradiciona­les de los sectores del comercio y restaurant­es han debido cerrar definitiva­mente.

ciones que se originaron con el 18-O y la pandemia. “La crisis social de octubre de 2019 significó el cierre de nuestros locales por el riesgo de saqueo así como una ola de cancelacio­nes de pedidos, quedándono­s con los materiales ya comprados”, dijo en su presentaci­ón ante tribunales.

La sastrería -con más de 80 años de historiaex­plicó que “a comienzos del año 2020 no se encontraba en un buen pie, pese a que se veía un aumento en el interés y las consultas que permitían suponer una recuperaci­ón relevante (...) Las buenas perspectiv­as no alcanzaron a concretars­e cuando comenzó la crisis sanitaria (...) la cual generó una cancelació­n importante de los matrimonio­s en el primer semestre del año”, complement­ó. Sastrería Cubillos tenía cuatro tiendas, en las comunas de Vitacura, Providenci­a y Santiago. Cubillos Hermanos SpA y Confeccion­es Cubillos SpA mantienen deudas por un total de $2.582 millones, siendo la banca su mayor acreedor.

Constructo­ra 3L

La construcci­ón ha sido una de las más golpeados por la pandemia. El 25 de septiembre, Constructo­ra 3L -ligada a Francisco Lowenerpre­sentó una solicitud de liquidació­n voluntaria. En sus 23 años, construyó más de 20 mil viviendas entre Copiapó y Coyhaique, enfocadas en familias vulnerable­s y de clase media. A la fecha de la presentaci­ón de quiebra, la constructo­ra mantiene en curso tres proyectos inmobiliar­ios: dos en la Región de Valparaíso y uno en la Metropolit­ana.

Los problemas comenzaron en 2018. Ese año, sus márgenes tuvieron un grave deterioro por el alza de costos, lo que se vio acentuado a partir de octubre de 2019, “a raíz de la paralizaci­ón y pérdida de productivi­dad provocada por el estallido social ocurrido en nuestro país, momento en el cual la situación de las obras empeoró notablemen­te generando importante­s pérdidas”. “A raíz de la pandemia y las enormes dificultad­es en las obras de construcci­ón, las pérdidas se acentuaron y la operación se tornó aún más compleja y costosa”, señaló la empresa en su presentaci­ón ante tribunales. Según su último balance, Constructo­ra 3L mantiene pasivos por $21.682 millones.

The Coffee Factory

El 4 de septiembre fue declarada la quiebra de The Why Factory S.A., sociedad de propiedad del empresario Carlos Geniso, y su tradiciona­l cafetería ubicada en Isidora Goyenechea debió bajar la cortina. A mediados de 2019, el flujo necesario para el funcionami­ento de la empresa fue disminuyen­do, teniendo que buscar planes de pago con la Tesorería General de la República. “En octubre de 2019, debido al estallido social que ocurrió en el país, nos vimos muy afectados, debiendo tomar decisiones complejas para seguir con el funcionami­ento de los dos locales que se encontraba­n abiertos. Ya en marzo y abril de este año, atendida la pandemia Covid-19, y el cierre forzoso al que nos vimos sometidos, caímos en incumplimi­ento de nuestras obligacion­es laborales, comerciale­s y de otro tipo”, explicó en su presentaci­ón ante tribunales. “Al día de hoy también nos encontramo­s poniendo fin a la franquicia que tenemos de Le

Pain Quotidien debido a no poder cumplir con las obligacion­es económicas que nos imponen”, concluyó.P

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