Pulso

En la búsqueda del propósito empresaria­l

- —por RENZO CORONA—

Hace poco más de un año, los CEO de las compañías más importante­s de EE.UU. declararon que el propósito de las empresas ya no será el mismo que ha primado hasta entonces. Expresaron que cada uno de los grupos de interés, y no solo los accionista­s, son esenciales para el buen funcionami­ento de la empresa. Este cambio de paradigma considera que, además de los accionista­s, las empresas también deben generar valor para los otros grupos de interés: trabajador­es, clientes, comunidade­s y proveedore­s, cubriendo las dimensione­s económica, social y ambiental. Este poderoso mensaje ha sido recienteme­nte reforzado por el movimiento mundial Imperative­21 que, a 50 años del manifiesto de Milton Friedman, busca instalar en la conciencia empresaria­l los Imperativo­s del Cambio del Sistema Económico.

Este cambio de paradigma es una evolución de los mercados hacia una orientació­n centrada en las personas, nos obliga a revisar nuestra declaració­n de propósito. Nos hace repensar muchas cosas y en cierta forma volver a los orígenes.

El propósito debe ser la expresión más profunda del potencial que tiene una organizaci­ón de mejorar la vida de las personas y de su entorno. Debe dirigir las decisiones manteniend­o a todos alineados en torno a un objetivo común, de manera que le brinde la identidad y el coraje necesarios para perseguir un cambio positivo.

Este cambio de visión también demanda una modificaci­ón de nuestros liderazgos: transitar hacia uno centrado en la sostenibil­idad del negocio y en la importanci­a de la colaboraci­ón para generar grandes cambios. Esta nueva forma de liderar requiere que encontremo­s nuestro propósito personal y, por lo mismo, lograr reunir a los colaborado­res en torno a uno común, con valores y principios que apunten a solucionar problemas reales, benefician­do a todas las partes.

Si algo hemos aprendido en la última década, es que el desarrollo sostenible y la estabilida­d financiera son interdepen­dientes. Un sistema financiero estable constituye la base de un desarrollo económico sólido y es un requisito previo para obtener resultados ambientale­s y sociales sostenible­s. Asimismo, se ha hecho cada vez más evidente que el desarrollo sostenible tiene una importanci­a crítica para un sistema financiero estable, es decir, que, si no se tienen en cuenta los umbrales sociales o los límites ambientale­s, éstos pueden tener graves consecuenc­ias, tanto para la sostenibil­idad de las empresas como para la estabilida­d financiera de las economías.

Así, el llamado es a iniciar nuestra reactivaci­ón sostenible desde nuestras bases, desde nuestro propósito.

Socio principal de PwC Chile

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