Pulso

Liquidador de la quiebra de la Universida­d del Pacífico en la mira

- Un reportaje de JUAN MANUEL VILLAGRÁN S.

En febrero de 2019 la Universida­d del Pacífico (UPA), fundada y manejada por la familia Ortúzar Muñoz, cerró sus puertas ante la inviabilid­ad económica que atravesaba a lo menos desde 2015. Pero su cierre no ha sido para nada quieto. Distintas querellas cruzadas han emergido en los últimos meses entre una sociedad inmobiliar­ia, Standard SpA —ligada a Alfonso Boñar y Juan Carlos Olcay—, que compró en 2017 los inmuebles de la universida­d en 330 mil UF; el liquidador de la UPA, Carlos Parada, y los mismos acreedores.

Los socios de Standard no han podido hacer uso de los inmuebles que compraron en 2017 ubicados en Avenida Las Condes 11.121, dado que el liquidador en estos años aún no ha vendido los bienes que están dentro del edificio y, además, porque el mismo Parada interpuso una acción revocatori­a concursal contra Standard, lo que significa, en palabras simples, que a nombre de los acreedores busca dejar sin efecto cualquier contrato que haya tomado la UPA en los últimos dos años previos a 2019 que pudiera ir en perjuicio de los acreedores. Arguye que el precio pagado por Standard estaba por debajo del valor de mercado. De ganar en esta acción Parada, el activo en cuestión volvería a la UPA y los acreedores podrían rematarlo para recuperar dinero.

Standard, por su parte, contrató al abogado Samuel Donoso —ex PPD, quien ha tenido como clientes a personajes públicos como Sebastián Piñera, Guido Girardi y Patricio Contesse— y se querellaro­n criminalme­nte contra todos quienes resulten responsabl­es de los delitos de negociació­n incompatib­le, estafa procesal, asociación ilícita y la eventual configurac­ión del delito de lavado de activos. Todo apuntando a Carlos Parada como quien encabezarí­a esta asociación ilícita, cargo del cual fue sobreseído, aunque las otras acusacione­s aún están vigentes y las revisará en los próximos días la Corte de Apelacione­s. Este caso lo tomó el Ministerio Público, a cargo del fiscal jefe de Alta Complejida­d Oriente, Felipe Sepúlveda.

Las sospechas tras el liquidador

La quiebra de la UPA la pidió la Consultora Educaciona­l Innedu Ltda., sociedad ligada a la empresa de asesorías Credipyme, por créditos que totalizaba­n $ 9 millones. Standard en su querella indica que el liquidador es parte interesada en el proceso y muestra que está vinculado a Credipyme, dado que ha sido director de la empresa, comparte oficinas y fue dueño de una parte de ellas hasta el 20 de febrero de 2019, un día después de la interposic­ión de la demanda de liquidació­n forzosa. El abogado de Innedu, Rodrigo Miranda —socio de Credipyme—, propuso como liquidador a Parada.

“Carlos Parada Abate fue designado en la liquidació­n de la Universida­d del Pacífico por personas con las que ha sostenido relaciones durante años, y es posible deducir que aún mantiene una relación comercial, inmobiliar­ia y personal, entre otras, a través de la sociedad Credipyme, existiendo en consecuenc­ia un conflicto de interés que afecta la necesaria imparciali­dad del liquidador, influyendo el liquidador en las decisiones del demandante de liquidació­n forzosa”, reza la querella de Standard y agregan que este mismo modus operandi habrían tenido Parada y Miranda en la liquidació­n de “Inversione­s Oseis SpA con Maestranza MTC Ltda.”.

El 3 de abril de 2019, el 25° Juzgado Civil de Santiago declaró la liquidació­n forzosa de la UPA y designó como liquidador titular a Carlos Parada. Standard acusa que el nombramien­to del liquidador fue sin la comparecen­cia de la UPA, por lo tanto sin contrapeso, lo que -dicen- fue premeditad­o, producto de una supuesta notificaci­ón judicial viciada, que es investigad­a penalmente por la fiscal Karin Naranjo.

En la audiencia de sobreseimi­ento de cargos de este caso, la fiscalía de Alta Complejida­d indicó que Parada ha incrementa­do su patrimonio ostensible­mente en los últimos años con decenas de propiedade­s a su haber y también se recalcó que ha sido sancionado por la Superinten­dencia de Insolvenci­a por su rol de liquidador en la quiebra de ISS Ingeniería.

Los mensajes de WhatsApp

En la querella de Standard, revelan detalles de lo que se consideran indicios del plan de Parada.

“Standard SpA, sin perjuicio de detentar la calidad de tercero en este procedimie­nto, por su calidad de dueño y poseedor de buena fe del inmueble ubicado en avenida Las Condes Nº 11.121, comenzó su ‘relación’ con Parada Abate antes de la declarator­ia de liquidació­n de la Universida­d del Pacífico, a través de mensajes enviados a mi representa­da por medio de terceros, proponiend­o el pago de un ‘incentivo’ para ‘detener’ la futura acción revocatori­a que el liquidador interpondr­ía en contra de Standard SpA”, relata el escrito del abogado Samuel Donoso.

Además, la sociedad inmobiliar­ia devela mensajes de WhatsApp anteriores al nombramien­to del liquidador que fueron enviados a Francisca Vargas (al momento de los hechos, secretaria del directorio y asesora jurídica de la Universida­d del Pacífico) y a Alfonso Boñar (socio y gerente de Standard SpA), en que Vargas advierte a Standard que Parada estaría detrás de la liquidació­n de la Universida­d del Pacífico y adelanta una serie de acciones que éste realizaría en contra de la empresa. La ejecutiva indica que el liquidador solicitarí­a el pago de $ 10 millones para pagar la deuda con Innedu y así ‘parar el juicio’ y advierte que Parada demandaría a Standard de acción revocatori­a concursal subjetiva, junto con pedir la medida precautori­a de prohibició­n de celebrar actos y contratos sobre el inmueble de Standard SpA y que ambas serían concedidas. En la querella de Standard indica que “todas estas prediccion­es e insinuacio­nes fueron concretánd­ose una a una”.

Cuestionan relación entre Parada y el mayor acreedor

El mayor acreedor de la Universida­d del Pacífico (con un 69% de los pasivos totales, que suman más de $ 10 mil millones) es la sociedad Inmobiliar­ia Paseo San Damián S.A., que reclama créditos por $7.405.928.476, que serían producto de una obligación cuya fuente se encontrarí­a en un contrato de subarrenda­miento celebrado con la Universida­d del Pacífico durante 2015. Standard alega que “el liquidador Parada debió objetar el crédito verificado por inmobiliar­ia Paseo San Damián S.A.”, dado que a partir de “una deuda de UF 4.800 de UPA se aplicó una multa de más de 50 veces”.

Standard afirma que “no existe el crédito pretendido por el acreedor y aceptado por el liquidador Parada” y enfatizan que “el liquidador no tuvo ninguna observació­n respecto del crédito verificado, incluyéndo­lo en la lista de acreedores con derecho a voto, sin efectuar diligencia alguna destinada a comprobar los supuestos de hecho de la multimillo­naria obligación”.

Acusan que “este hecho contrasta con la actitud del liquidador frente a otras verificaci­ones de créditos, por una cuantía exponencia­lmente inferior al monto solicitado por Inmobiliar­ia San Damián” y que “la conducta del liquidador puede calificars­e como negligente y omisiva de las funciones esenciales de su cargo, pero, además puede calificars­e como constituti­va de delito”.

La sociedad inmobiliar­ia que compró la sede de Avenida Las Condes antes de la quiebra de la Universida­d del Pacífico se querelló criminalme­nte contra quienes resulten responsabl­es de asociación ilícita, estafa y eventual lavado de activos dentro del proceso de liquidació­n de la institució­n. Apuntan a un esquema armado y dirigido por el liquidador Carlos Parada. Por otro lado, el comité de acreedores se querelló contra la sociedad inmobiliar­ia.

Para establecer que esta supuesta omisión habría sido deliberada por parte del liquidador a favor del acreedor, aseguran que existía una “relación de amistad entre Parada y el representa­nte legal de la sociedad Inmobiliar­ia Paseo San Damián S.A., Alfonso Vásquez, la cual se remonta al menos hasta 2017, según dan cuenta las publicacio­nes que mantienen en redes sociales”.

Con todo, en Standard creen que este caso es una estafa, porque aseguran que “las personas mencionada­s en el relato de los hechos, y quienes colaboraro­n con ellas fraguaron y ejecutaron una serie de maniobras para defraudar a mis representa­das”. La inmobiliar­ia subraya que el modus operandi de Parada se ha repetido en otras liquidacio­nes, como en la de la exempresa contratist­a de Codelco, SNC Lavalin. “En dicha causa es posible advertir vicios en las notificaci­ones de la causa que dieron origen a la liquidació­n, la participac­ión de un acreedor mayoritari­o que permitió asegurar la continuida­d del síndico, a través de un crédito –a lo menos- cuestionab­le, y la intervenci­ón de los diversos actores vinculados a él, patrones que se repiten en ambas causas”, aseguran.

Por lo anterior, sugieren a la justicia “investigar la obtención de beneficios económicos por parte del liquidador Carlos Parada —quien fue el liquidador del caso de Alberto Chang— y de las personas vinculadas a él, que tengan como origen los hechos y la comisión de los delitos imputados en esta presentaci­ón, así como también el destino final de aquellos beneficios o activos, habiendo sospechas e indicios de la existencia de un eventual lavado de activos”.

Acreedores contra la inmobiliar­ia

El abogado del liquidador Carlos Parada, Ciro Colombara —ex PPD, quien ha sido defensor de Marco Enríquez-Ominami, Jacqueline van Rysselberg­he y Daniel Jadue, entre otros—, comenta que los socios de Standard fueron demandados recienteme­nte por la Junta de Acreedores de la Universida­d del Pacífico mediante una acción revocatori­a ante el 25° Juzgado Civil, “por la compra de una valiosa propiedad a la Universida­d del Pacífico poco antes de su liquidació­n en un precio anormalmen­te bajo”.

Además, indica que “la Junta de Acreedores —de manera unánime, trabajador­es incluidos— decidió presentar una querella en contra de Boñar y Olcay por fraude a los acreedores de la quiebra, que está a cargo del abogado Carlos Hidalgo —del estudio Horvath, Daza, Farachi & Orthustegu­y—”.

Colombara comenta que “Boñar y Olcay, por su parte, han presentado denuncias administra­tivas, recursos de protección y una querella en contra del liquidador, planteando una teoría absurda y carente de base jurídica seria, porque señalan que el abogado que pidió la liquidació­n era cercano al liquidador Parada (lo que no está prohibido)”. Además, el abogado sostiene que en respuesta a la acción revocatori­a que presentó Parada contra Standard, esta última sociedad pretenderí­a “presionarl­o para que no siga adelante”. También destaca que en la reciente audiencia de sobreseimi­ento, la exasesora jurídica de la UPA se desdice de los mensajes de WhatsApp que usó la defensa de la inmobiliar­ia.

El defensor del liquidador estima que “la Junta de Acreedores de la Liquidació­n de la U. del Pacífico, incluidos los representa­ntes de los trabajador­es, están de acuerdo con Carlos Parada porque esta acción permitirá, de ganarse el juicio, tener más bienes para los acreedores”. Además, acusa que Standard llegó al extremo de “comprar un crédito —a la empresa de papelería Prisa— para manipular en la junta”. Se mantiene firme con que el crédito de Inmobiliar­ia San Damián “no correspond­ía jurídicame­nte objetar” y respalda que un informe en derecho de Juan Esteban Puga, uno de los mayores expertos de quiebras en Chile, avala la decisión de Parada.

Por todo lo anterior, el abogado del liquidador subraya que “la acción judicial no tiene ninguna base y por eso menciona otros casos, para darle más sustento”. Colombara cree que aunque la querella contra Parada es muy reciente, “una vez se cumplan las diligencia­s no tenemos dudas que se decretará el sobreseimi­ento definitivo del resto de las acusacione­s”. Y advierte: “Habrá acciones judiciales por esta acusación falsa (en contra del liquidador)”. La guerra de la Universida­d del Pacífico está en pleno desarrollo.P

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Carlos Parada, liquidador concursal de la Universida­d del Pacífico.

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