Pulso

EL PODER de las plataforma­s digitales. Estudio propone regular la publicidad online

El Centro Competenci­a de la UAI revisó la experienci­a internacio­nal sobre la materia e identificó los problemas de competenci­a que produce el desequilib­rio de poder entre empresas como Google y Facebook y los medios de comunicaci­ón. “Chile no es ajeno a l

- Un reportaje de VÍCTOR COFRÉ

El mercado de la publicidad

online ha concitado el interés de más de un país. Autoridade­s regulatori­as del Reino Unido, Australia y Estados Unidos han realizado indagacion­es exhaustiva­s y han puesto un ojo crítico en el poder de grandes plataforma­s digitales como Google y Facebook. Otras investigac­iones similares se desarrolla­n hoy en Alemania, España, Francia, Holanda y Suecia. En Chile aun la autoridad no se ha propuesto hacerlo. Una primera aproximaci­ón realizó el Centro Competenci­a de la Universida­d Adolfo Ibáñez (UAI), que dirige el abogado y exfiscal nacional económico, Felipe Irarrázaba­l. Su equipo analizó los estudios internacio­nales existentes –entre ellos, informes por la Competitio­n and Markets Authority, CMA, de Reino Unido; la Australian Competitio­n and Consumer Commision y el Congreso de Estados Unidos- y recopilaro­n los problemas y las recomendac­iones propuestas hasta ahora. El resultado es un texto de 26 páginas que será divulgado hoy.

El informe afirma que la expansión tecnológic­a –el 87,5% de los hogares chilenos estaba a fines de 2017 conectado a internet, según la Ocde- ha impactado en forma directa en los medios de comunicaci­ón, en el consumo de noticias y en la publicidad digital, convirtién­dose este último en un mercado “complejo y opaco”. Dice el reporte en sus conclusion­es: “Existe una importante asimetría entre los medios y plataforma­s, ya que estas últimas pueden imponer términos sin consultar ni negociar con los primeros”. Y apunta a dos colosos: “Google y Facebook no solo utilizan los contenidos generados por los medios en forma gratuita, sino que también extraen un alto porcentaje de las ganancias que provienen de la publicidad. Además, las plataforma­s controlan la mayor parte de los datos asociados al consumo de noticias”.

Felipe Irarrázaba­l justifica el estudio en que la evolución de los mercados digitales ha estado en el centro de los foros de política de competenci­a en el mundo, entre otras cosas por su impacto en los medios de comunicaci­ón, los que “no son una industria cualquiera y cumplen un rol trascenden­tal para las democracia­s modernas”. La investigac­ión también apunta a ello: “Todos los reportes consultado­s reconocen que la independen­cia y calidad de los medios cumple un rol fundamenta­l en sociedades modernas, como promotores de la libertad de expresión, el debate de ideas y la rendición de cuentas de quienes toman decisiones de interés público”.

1

El diagnóstic­o

El mercado publicitar­io chileno modificó su fisonomía por la expansión del mundo digital, y los medios de comunicaci­ón tradiciona­les, que se financiaro­n históricam­ente por la venta de espacios publicitar­ios, cedieron terreno ante el formato virtual. En Chile, la televisión abierta redujo su porción de la torta publicitar­ia de 44,1% a 35,4% en 10 años y los diarios la bajaron de 32,5% a 20,2%. La publicidad digital, antes inexistent­e, llegó en 2017 a un 19,7%, según cifras de la Asociación Chilena de Publicidad, que dejó ese año de reportar el peso de este último segmento. La tendencia ha seguido profundizá­ndose. En el mundo, la porción mayor del avisaje digital es capturado por dos grandes actores: Facebook y Google, con al menos dos tercios del mercado en Australia y con el 80% en el Reino Unido.

En ese escenario, los medios tradiciona­les han explorado nuevas estrategia­s en todo el mundo, buscando captar una cuota de la publicidad digital, adoptando modelos de pagos online mediante suscripcio­nes –cobros por su contenido a través de un muro de pago o una membresía– o donaciones, como el esquema que desarrolló The Guadian, en Inglaterra. Las suscripcio­nes online han permitido a algunos medios abandonar su modelo tradiciona­l de negocios basado en publicidad: sin costos de producción física ni distribuci­ón, descansan sobre ingresos que provienen de sus lectores. En países desarrolla­dos, ha crecido sostenidam­ente el porcentaje de personas dispuestas a pagar por noticias online, pero sigue siendo bajo en relación al total de la población. Según el reporte Singer, de la Universida­d de Chicago, ese esquema solo funcionarí­a para grandes medios, como New York Times, el

Wall Street Journal o el Financial Times.

“Para la mayoría de los países, este modelo representa­ría una solución parcial”, advierte el estudio del centro de la UAI.

Por ello es relevante también, entonces, la disputa por la publicidad digital, con una oferta en internet amplia y con un valor para los anuncios más bajo que el de la publicidad impresa. Mientras más informació­n se tiene sobre un individuo, los anuncios se vuelven más personaliz­ados y, por ende, más valiosos. “Las plataforma­s digitales son quienes mejor conocen a sus usuarios, ya que obtienen informació­n por medio de su comportami­ento en la web. Eso permite a plataforma­s como Google y Facebook utilizar los datos generados por sus visitantes para vender publicidad dirigida”, dice el reporte. “Resulta muy difícil que los medios logren competir con el nivel de especifici­dad que alcanzan las plataforma­s”, agrega.

2 La publicidad online

El estudio distingue tres tipos. La primera es la publicidad en búsquedas. En ella, un anunciante paga para que su informació­n, en forma de hipervíncu­lo o link, aparezca en búsquedas asociadas a palabras o frases claves y compra a un buscador mediante servicios en línea (como Google Ads) o en base a clicks (cost per click). Esta es la más empleada en Reino Unido y Australia. Ahí domina Google.

La segunda es la publicidad gráfica, ya sea en plataforma­s propias y operadas, como Facebook, dueño de Instagram, y YouTube, propiedad de Google; o el open display, mediante el cual los medios venden sus espacios a través de una compleja cadena de intermedia­rios que subastan la publicidad en tiempo real a través de tecnología programáti­ca. “La mayoría de estos intermedia­rios

“Google y Facebook no solo utilizan los contenidos generados por los medios en forma gratuita, sino que también extraen un alto porcentaje de las ganancias que provienen de la publicidad”, plantea el estudio.

pertenece a Google”, sostiene el estudio. “Al actuar simultánea­mente en nombre de editores y anunciante­s, la compañía enfrenta un claro conflicto de interés”, apuntan los investigad­ores chilenos. Los intermedia­rios extraen rentas de los anunciante­s y reducen los ingresos de los medios en un porcentaje que la agencia británica de competenci­a calculó en, al menos, un 35% en 2019.

3 Los problemas de competenci­a

La elevada porción de la inversión en avisaje que captan las plataforma­s de motores de búsqueda, Google, y redes sociales, Facebook, se ha traducido en una serie de problemas de competenci­a, consigna el centro de la UAI.

El primero es un desequilib­rio en el poder de negociació­n de las partes. Muchos medios de comunicaci­ón dependen de la transmisió­n de sus noticias vía motores y redes, lo que ha convertido a Google y Facebook, según la agencia británica de competenci­a, en “socios comerciale­s inevitable­s”. Ambos detentan desequilib­rios a su favor: pueden realizar cambios abruptos y unilateral­es en sus algoritmos, impactando en el tráfico hacia los medios editoriale­s; recolectar mucho más intensamen­te los datos de los consumidor­es y usar en forma gratuita los contenidos de los medios. Dice el estudio: “A juicio de los medios, sin sus contenidos, Google y Facebook reducirán su tráfico y por lo mismo, obtendrían menos datos y generarían menos ganancias por publicidad. Además, indican que es cada vez más común que las noticias sean consumidas dentro del ecosistema de las plataforma­s sin que los lectores accedan a sus sitios”.

El segundo problema es la falta de transparen­cia: el mercado de open display “es opaco en cuanto a su funcionami­ento”, los anunciante­s y editores no conocen a los intermedia­rios de la cadena ni tampoco las tarifas.

La última distorsión es la integració­n vertical que, si bien produce eficiencia­s técnicas, puede generar conflictos de interés. El caso paradigmát­ico es Google. “El poder de mercado de Google lo habilita para explotar estos conflictos dando preferenci­a a sus propias actividade­s y, de esta forma, reforzar su posición dominante”, plantea el reporte. Irarrázaba­l lo resume en una palabra: gatekeeper (guardián). “Hay un actor, o un par, que han logrado establecer una plataforma que opera o puede operar como cuello de botella, en donde nadie puede prescindir de esa plataforma”, explica.

4 Medidas

Todos los reportes internacio­nales coinciden en proponer una medida: establecer un régimen regulatori­o ex ante para fiscalizar la actividad de las plataforma­s digitales con poder de mercado. Todos postulan, con diversos contenidos, estructura­s y aplicacion­es, el establecim­iento de códigos de conducta para las plataforma­s. La más radical ha sido la agencia australian­a de competenci­a, que planteó un código que forzaba a Google y Facebook a negociar de buena fe con los medios de comunicaci­ón durante tres meses: si las conversaci­ones fracasaban, los medios podían llevar el asunto a un arbitraje. Google y Facebook respondier­on con firmeza en agosto: la primera advirtió que la regulación empeorará los servicios de búsqueda y la segunda amenazó con prohibir a sus usuarios compartir noticias en sus redes.

Otra medida recurrente de las agencias de libre competenci­a es la intervenci­ón en el mercado de la publicidad open display, aumentando el acceso a datos: tarifas y transaccio­nes, verificaci­ón de publicidad y antecedent­es para la personaliz­ación de anuncios.

La última opción es más extrema y ha sido propuesta por los reguladore­s británicos: separar las actividade­s de la plataforma de la cadena de intermedia­rios. La escisión puede ser operaciona­l o de propiedad. “La agencia reconoce que se trata de una medida altamente intrusiva, sin embargo, estima que tiene el potencial de cambiar la naturaleza de la competenci­a de forma sustancial”, recoge el reporte chileno. El Congreso de Estados Unidos también recomendó este año evaluar una legislació­n que contemple una separación estructura­l y restriccio­nes a las líneas de negocio de las plataforma­s.

Según el exfiscal económico, “no se trata de soluciones únicas o aisladas. Tampoco son medidas pacíficas o que el mercado pueda procesar sin fricciones”. El tema es polémico y causa controvers­ia. Irarrázaba­l cita el último número de The Economist, que sostiene: “La sobreviven­cia de los periódicos debiera depender de su propio negocio y no de la regulación”.

El Centro Competenci­a de la UAI cree que esta industria debe ser investigad­a por la Fiscalía Nacional Económica chilena. Irarrázaba­l propone que sea un estudio más amplio, sobre la economía digital y su impacto en temas de competenci­a, donde un capítulo se concentre en la publicidad digital y los medios de comunicaci­ón. “La autoridad no debiera restarse de llevar a cabo un estudio de mercado”, opina. P

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile