Pulso

Lo nuevo de lo viejo

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Adías del plebiscito, ya se alzan voces que buscan excluir de la conversaci­ón constituci­onal a distintos grupos de chilenos por variadas razones. Lo más grave y miope a mi juicio, ha sido entorpecer o abiertamen­te obstruir el aporte de los independie­ntes. Pero hay otras razones para marginar: porque no votaron apruebo, porque son los de siempre o porque no tienen experienci­a, porque son de la calle o porque son de la elite.Es raro pretender hacer un cambio para que nuestro sistema sea más inclusivo, justamente partiendo por la exclusión.

Si queremos ser más comunidad, necesitare­mos a los que tienen miedo de cambiar todo y a los que temen que nada cambie, y la Constituci­ón podría ser un mecanismo importantí­simo, si bien no el único, para este fin.No se tratará, como escribió el Padre Hurtado, de “reparar goteras o rellenar grietas, sino reconstrui­r edificios” y también de ser capaces de rescatarla­s piezas valiosas y nobles de la demolición.

En la Constituci­ón se juega el diseño de las institucio­nes, que deben desenvolve­rse y equilibrar­se con independen­cia de las personas que ocupan los cargos. También se juegan miradas y aspiracion­es que no por estar en la Constituci­ón se harán realidad, por más que nos duela. Sin la voluntad social y política, las políticas públicas adecuadas y los servidores públicos y ciudadanos que encarnen y den vida a esos valores, serán letra muerta.

PUNTO DE VISTA

Porque no ha sido evidente estos días, ojalá nos demos permiso para respetar profundame­nte tanto a los escépticos como a los entusiasta­s que creen que Chile estará a la altura del desafío y que este proceso encauzará pacíficame­nte nuestras legítimas diferencia­s. Habrá que seguir abogando por la moderación y el diálogo persistent­e, para que la democracia quede a salvo y su nuevo diseño recoja lo bueno del pasado y lo necesario para el futuro. El ambiente previo y los primeros pasos de la Convención serán extremadam­ente importante­s y predictore­s de lo que pueda venir en adelante.

“Somos lo nuevo de lo viejo”, dijo hace unos días un hombre sabio, en otro país y en otro contexto. La frase aún me resuena, porque hay pocas cosas más refrescant­es que un llamado de atención que te pone en tu lugar, te recuerda tu origen y a la vez te abre la cabeza, el corazón y el horizonte hacia lo diferente, en una línea de tiempo y posibilida­des infinitas. Es bueno reconocer que lo nuevo no puede existir sin lo viejo; las ideas, las invencione­s, las culturas, son fruto de caminos que ya fueron recorridos por otros, antes que nosotros.

Pero nuestro real desafío como chilenos será encontrar qué será “lo nuevo de lo nuevo”. El diálogo, el buen tono, la confianza y diseñar sin imponer un sueño común, serían una bienvenida novedad, para empezar a conversar.

JOSEFA MONGE

Presidenta de Sistema B Chile

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