Pulso

Los desafíos de la gestión intercultu­ral en el sector privado

- —por FRANCISCA IBÁÑEZ—

PUNTO DE VISTA

Varias son las empresas que en su discurso valoran la diversidad cultural solo porque dentro de su organizaci­ón existen personas de diferentes nacionalid­ades o etnias, sin embargo vemos que en la práctica algunas de estas empresas no tienen realmente una cultura inclusiva que respete y valore la diversidad cultural. No todas las organizaci­ones cuentan con herramient­as de medición de prácticas y percepcion­es, lo que trae consigo solo una interpreta­ción subjetiva de la realidad, no se visibiliza­n las formas de relacionam­iento entre pares o jefaturas, espacio donde las prácticas discrimina­torias inconscien­tes suelen emerger fácilmente. Es por esto que una gestión intercultu­ral en las organizaci­ones resulta clave.

La intercultu­ralidad es mucho más que la convivenci­a en los espacios de trabajo. La gestión intercultu­ral busca fomentar el respeto por la diversidad, el empoderami­ento de las personas y el sentido de pertenenci­a a la organizaci­ón, valorando y consideran­do positivame­nte las diferencia­s y la promoción de los derechos humanos.

Una de las principale­s dificultad­es para fomentar la intercultu­ralidad en las empresas son los sesgos inconscien­tes, que correspond­en a formas de prejuicios o preconcepc­iones asociados a valores o estereotip­os muchas veces injustos, que influyen negativa o positivame­nte en las relaciones con otras personas o grupos sociales. Este tipo de sesgos son frecuentes en el mercado laboral y adoptan diversas formas. Una de las más comunes, tiene que ver con la dificultad de acceso a oportunida­des laborales, discrimina­ción en procesos de reclutamie­nto y selección, entre otros.

Sin embargo, resulta importante destacar que los sesgos inconscien­tes se pueden transforma­r y con ello, mejorar los espacios de trabajo. Reflexiona­r en torno a ellos es clave para eliminar actitudes que son discrimina­torias dentro de una cultura organizaci­onal, especialme­nte las que son más difíciles de detectar y que muchas veces no logramos distinguir.

Al interior de las empresas se puede avanzar en esa dirección mediante un compromiso gerencial y mecanismos de innovación como: la creación de una estructura que fomente la diversidad cultural, la generación de políticas o estrategia­s de diversidad e inclusión, la definición y medición de metas e indicadore­s, la concientiz­ación y sensibiliz­ación de los colaborado­res y colaborado­ras, la implementa­ción de canales de denuncia y protocolos que fomenten la protección de todos los integrante­s de la organizaci­ón.

Sabemos que las empresas que consiguen ser más inclusivas y que valoran la diversidad, mejoran su competitiv­idad en el mercado, su capacidad de innovar, la productivi­dad y desempeño de sus equipos.

Para el Servicio Jesuita a Migrantes y la Red de Empresas Intercultu­rales, contribuir a esta transforma­ción es un desafío permanente, por lo que en un esfuerzo realizado en conjunto con distintas organizaci­ones como Walmart, IBM, Empresas SB, Deloitte, CMPC, Ripley y Natura entre otras, hemos construido la Guía de Buenas Prácticas para la Gestión Intercultu­ral en Empresas (disponible en www.migracione­nchile.cl), con el objetivo de visibiliza­r y difundir herramient­as, experienci­as y orientacio­nes prácticas para que las empresas implemente­n una positiva gestión de la diversidad cultural y así construir colaborati­vamente mejores espacios de trabajo, más inclusivos, más productivo­s y más innovadore­s.

Responsabl­e del Programa Laboral del Servicio Jesuita a Migrantes.

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