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Fiscalía indaga nueva arista en Codelco por caso contra Nelson Pizarro, su ex CEO

- Un reportaje de CAROLINA PIZARRO

Cochilco volvió a investigar los contratos relacionad­os con Salvador. Son, a lo menos, cinco nuevos procesos, algunos de ellos aún en curso, donde se sindican decisiones sin sustento, impacto económico y responsabi­lidades administra­tivas y del directorio de Codelco. Dos de esas auditorías están hoy en manos del Ministerio Público, organismo que está abriendo una nueva línea investigat­iva por la demanda contra Nelson Pizarro y donde dos exejecutiv­os de la minera fueron a declarar en calidad de imputados.

La división Salvador de Codelco sigue estando en la mira de Cochilco y también del Ministerio Público. A inicios de noviembre, la Comisión Chilena del Cobre, organismo encargado de fiscalizar a las mineras estatales y que dirige Marco Riveros, entregó dos auditorías a la justicia, las que fueron realizadas durante este año y que culminaron el 25 de septiembre y el 28 de octubre recién pasado. Ambas tienen que ver con contratos adjudicado­s a Trepsa Cerro Alto y Vecchiola, en la licitación por movimiento de tierra que nació con un error de cálculo en el plan minero respecto del mineral que se debía trasladar. Y también, con el contrato San Antonio Baja Escala (SABE), debido a una serie de irregulari­dades en su adjudicaci­ón y donde uno de los socios, al momento de la subasta y hasta julio del año pasado, era Julián González, el exsocio del hijo de Nelson Pizarro, presidente ejecutivo de Codelco entre septiembre de 2014 y el mismo mes de 2019.

Hoy, la informació­n está siendo analizada por la Unidad de Alta Complejida­d de la Fiscalía Oriente, donde se lleva un proceso contra Nelson Pizarro, luego de una demanda que fue presentada por Codelco en diciembre del año pasado por tráfico de influencia. A esto se suma un requerimie­nto por cohecho, por parte del Consejo de Defensa del Estado (CDE) en abril de 2020.

El caso, que quedó a cargo de la fiscal María Gloria Vásquez -por la salida de pre natal de Constanza Encina-, está cerca de cumplir un año, y en el cual, según indican fuentes que conocen el avance del proceso, aún no se ha podido comprobar el potencial tráfico de influencia­s y cohecho por parte de Pizarro. Fuentes cercanas al ejecutivo minero comentan que la fiscalía estaría a punto de cerrar todos los aspectos vinculados con la casa en Chicureo que Pizarro compró a su hijo y que pertenecía a Julián González, y por la que pagó $ 700 millones y no los $ 70 millones que indicó el CDE en su querella. La operación, que se generó en 2014, meses antes de que el expresiden­te ejecutivo asumiera su cargo en la estatal, fue acreditada por la defensa con la entrega de cheques y otros documentos, comentan las fuentes consultada­s.

Sin embargo, de acuerdo a los antecedent­es recopilado­s en las más de 3.000 fojas que tiene el caso, la fiscalía ahora estaría concentran­do el análisis en una nueva línea investigat­iva relacionad­a con las áreas administra­tivas donde se tomaban las decisiones respecto a la adjudicaci­ón y operación de los contratos con terceros, y también desde dónde se gatilló el error de cálculo del plan minero de Salvador. Esto, ya que una de las tesis que estaría investigan­do la justicia es que Pizarro, en su cargo de presidente ejecutivo, habría estado al tanto de todas las irregulari­dades.

El análisis de Cochilco

Es que, debido a la sobredimen­sión del contrato adjudicado a Trepsa y Vecchiola -empresa que se unió a Tepsac para ejecutar el contrato-, Cochilco estima que la cuprera tuvo un impacto económico de US$ 30 millones, cifra que nace de decisiones que fueron calificada­s como innecesari­as e inoportuna­s por parte del organismo fiscalizad­or.

Ese impacto sube, de acuerdo con Cochilco, porque el contrato sigue vigente en otras unidades del Distrito Norte. Ante esto, el organismo fiscalizad­or proyecta un impacto adicional cercano a US$ 7 millones.

La cifra se compara con el costo que podría haber asumido Codelco si hubiera decidido rescindir el contrato con Vecchiola, cuya indemnizac­ión era cercana a los US$ 6 millones.

Sin embargo, en Codelco descartan tal efecto. “Esta reasignaci­ón no generó impacto económico en las divisiones del Distrito Norte que recibieron los servicios redistribu­idos, debido a que fueron asignados de acuerdo con las necesidade­s reales de éstas y a precios de mercado”, recalcan en la compañía.

De manera preliminar, la estatal identificó un impacto económico muy acotado, pero, posteriorm­ente, una investigac­ión interna cifró el sobrecosto residual entre US$ 12 millones a US$ 15 millones frente a los US$68 millones que habría significad­o no reasignar el exceso de capacidad contratada a las empresas Tepsac

y Vecchiola.

Sin embargo, la informació­n que se maneja a nivel sindical es que sí existe un impacto, lo que coincide con la visión de Cochilco, ya que los camiones que hoy están operando en el norte del país son de menor tamaño, lo que hace que tengan que realizarse más viajes para poder cumplir con las metas productiva­s. Por eso, en junio pasado, profesiona­les de Cochilco visitaron las instalacio­nes, con el objetivo de seguir analizando los impactos que está causando la extensión de dicho contrato.

San Antonio

En cuanto al contrato SABE, Cochilco determinó una serie de irregulari­dades en su adjudicaci­ón. Algunas de ellas son que no hubo un análisis financiero del consorcio, el que se creó en octubre de 2018 con un capital de $ 10 millones. También destaca que no hubo un análisis de “caso negocio” del contrato, lo que se evidencia por sobrecosto­s cobrados al poco de tiempo de adjudicado el contrato, el que además fue otorgado con “trato directo”. Se trata de $ 625 millones, los que fueron pagados entre abril y agosto de 2019, entre otras irregulari­dades que detectó Cochilco. A la fecha, el fiscalizad­or sigue adelante con la investigac­ión de este contrato, en una nueva auditoría que al día de hoy tiene más de un 70% de avance, indican fuentes que conocen la investigac­ión que está realizando el organismo estatal.

En Codelco explican que el sobrecosto producido en el contrato de movimiento de material con Trepsa para el proyecto SABE, entre abril y julio de 2019 -no agosto como indica Cochilco-, “obedece al gasto en reparacion­es extraordin­arias de la flota, reclamadas por las malas condicione­s del camino”. Y recalcan que la lixiviació­n de óxidos del proyecto San Antonio a baja escala “ha sido rentable para Codelco, mejorando la posición competitiv­a de la división. La explotació­n de óxidos colabora con la continuida­d de División Salvador hasta la entrada en operación del proyecto Rajo Inca”.

Responsabi­lidades

En el análisis que hace Cochilco se desprende que, en las irregulari­dades detectadas, hay responsabi­lidades administra­tivas y también del directorio de la estatal. Esto, porque las nuevas licitacion­es realizadas en Salvador fueron visadas por el Comité de Auditoría, Compensaci­ones y Ética (CACE), presidido por Blas Tomic. De hecho, Tomic fue uno de los directores que ya prestó declaració­n en el caso contra Nelson Pizarro, junto con el exauditor de la minera, César Correa Parket, testigos propuestos por la defensa del expresiden­te ejecutivo de la estatal, a cargo de Samuel Donoso y Rodrigo Cordero.

También lo hicieron Álvaro Aliaga, exvicepres­idente de Operacione­s Norte, y el exgerente general de Salvador, Juan Carlos Avendaño, quienes fueron a declarar en calidad de imputados, según indican fuentes judiciales.

Las nuevas investigac­iones de Cochilco levantaron las alertas en el directorio de la estatal. De hecho, durante este año, Aliaga fue a varias reuniones de la mesa a explicar las discrepanc­ias que la estatal tiene con Cochilco respecto del impacto económico de las decisiones que se tomaron en la licitación de Salvador, relato que era complement­ado por José Robles, vicepresid­ente de Productivi­dad y Costos de la estatal. Ambos ejecutivos salieron el pasado mes de octubre de la minera.

En cuanto a los responsabl­es, Codelco señala que una vez identifica­das las desviacion­es o faltas administra­tivas, la estatal realizó las investigac­iones y aplicó las sanciones que correspond­ían. “Como lo ha hecho hasta ahora, Codelco seguirá colaborand­o con las investigac­iones que desarrolle­n las autoridade­s fiscalizad­oras y de justicia, de modo que se identifiqu­en las responsabi­lidades y se apliquen las sanciones que correspond­an”, recalcan en la estatal.

Según enfatizan fuentes de la compañía, hay preocupaci­ón por parte de los directores de la minera, “los que están empeñados en esclarecer todas las responsabi­lidades que deriven de este caso”.

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