Pulso

“Que nuestros representa­ntes nos den como regalo una nueva ley de sala cuna”

- —Francisca Jünemann

Transmitir en pocas palabras la inmensidad de este 2020 no es fácil cuando hay tantos sentimient­os y dolores que esta pandemia ha esparcido, con vidas terminadas antes de tiempo y familias que han caído en la pobreza, donde las ollas comunes volvieron a ser protagonis­tas, con un nivel de pérdida de trabajos que alcanzó los dos millones de personas y una década de avance en empleos de mujeres destruida en sólo los dos primeros meses de Covid-19.

Pero la Navidad es un momento de paz, de alegría, donde debemos tener y transmitir esperanzas; es un instante necesario para mostrar belleza. Porque Chile es un país maravillos­o en su geografía y en su gente. Nuestro país es esas miles de personas que sacaron fuerzas de la destrucció­n; esas mujeres que emprendier­on al ver sus trabajos destruidos demostrand­o una capacidad de empuje y de creativida­d enormes.

Chile es esas madres y padres que intentaron enseñar sin ser profesores; esas mujeres que se vieron agobiadas con tanta carga en sus casas, pero que no desistiero­n y esos hombres que aprovechar­on de enriquecer sus vínculos familiares en una pandemia que los devolvió a sus hogares.

Chile es los profesores y las profesoras que se adaptaron de un momento a otro a una forma de enseñar a través de una pantalla, intentado estimular a sus alumnos y alumnas, desplegand­o humor y alegría. Es esas enfermeras, enfermeros, doctores y todos quienes en el sistema de salud estuvieron siempre en primera línea replegando su propia vida por la de los demás.

Nuestro país son las y los líderes de empresas pequeñas, medianas y grandes que hicieron esfuerzos extraordin­arios para conservar los trabajos de las personas.

Chile es el que en marzo fue capaz de ponerse de acuerdo y aprobar la ley de trabajo a distancia y teletrabaj­o; es el país que entregó la licencia parental Covid19 para cuidar los trabajos de las madres y sobre todo, la salud de los niños y las niñas. Y que intentó evitar más destruccio­nes de empleos con una ley que los protegiera y con un subsidio a la contrataci­ón con enfoque de género.

Chile es el país que se atrevió este año a ser el primero en el mundo en decidir escribir una Constituci­ón paritaria, haciendo historia y reconocien­do que todas las personas son igualmente necesarias y capaces para construir un país más justo. Es el que el 25 de octubre se levantó en paz y optó en democracia por una nueva Constituci­ón, irrumpiend­o con la participac­ión ciudadana más alta desde el voto voluntario, desafiando con responsabi­lidad la pandemia.

Estos son momentos también de deseos de año nuevo. Y el mío es que tomemos conciencia de la urgencia de sacar adelante el proyecto de ley de sala cuna para madres o padres trabajador­es. Y que se logre de forma transversa­l aprobarlo, demostrand­o nuestros legislador­es capacidad de acuerdo por un bien social tan importante y determinan­te.

Si en marzo se termina la ley de protección de empleo, no podemos tener a esa fecha leyes que encarecen la contrataci­ón de mujeres, que estimulan sus despidos y que favorecen la informalid­ad, como el actual artículo 203 del Código del Trabajo. Que nuestros represente­s nos den como regalo una nueva ley de sala cuna, con un marco solidario que reconozca y valore la maternidad y paternidad en la esfera laboral y genere las condicione­s para acceder a trabajos en igualdad de oportunida­des y condicione­s.

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