Pulso

En Estados Unidos estaría preso

- —por ALFREDO MAIRA GAJARDO— Investigad­or de Horizontal

PARA los más críticos de la economía de mercado, los abusos y atentados contra la libre competenci­a son inherentes a ella, con lo que estaría invariable­mente condenada a la ilegitimid­ad. Para otros, estos actos nos parecen evitables, al ser producto de fallas en la institucio­nalidad que dan espacio a este tipo de criminalid­ad; ciertament­e, la ocasión hace al ladrón. Por ello, es esencial contar con mecanismos que prevengan y castiguen estos actos, algo en lo que Chile se encuentra atrasado respecto al mundo desarrolla­do. Como dijo el ministro de Hacienda, personas como Julio Ponce estarían presas en Estados Unidos.

Y no solo en penas de cárcel nos quedamos atrás. Mientras la Corte Suprema rebajaba la multa aplicada a Ponce por el caso “Cascadas” de los US$62 millones solicitado­s originalme­nte por la ex SVS a solo US $3 millones, en Estados Unidos, SQM –presidida anteriorme­nte por él- fue obligada a restituir como empresa US $62,5 millones a lo perdido por el fondo inglés TWPF. A grandes rasgos, la minera fue demandada en el extranjero por las mismas causas por las cuales se llevó a cabo el juicio en Chile. Sin embargo, los fallos fueron diametralm­ente opuestos y, lejos de tener sentido para la ciudadanía, la rebaja contribuyó a la sensación generaliza­da de impunidad, reforzada por la falta de castigos ejemplares para el resto de delitos económicos destapados en la década del 2010.

Muchos nos indignamos, pero eso no basta para evitar que volvamos a ser testigos de lo mismo. Al respecto, existen varias razones por las que se han perpetrado estos actos, pero sin duda la principal resulta el mal diseño de nuestras leyes, las cuales no ofrecían una real disuasión. Por ejemplo, hasta hace no mucho, las penas para crímenes tributario­s o atentados contra la libre competenci­a eran tan bajas, y tan fácilmente sustituibl­es para aquellos que los cometían por primera vez, que la cárcel efectiva resultaba extremadam­ente improbable. Es decir, lo laxo del sistema legal permitió que casos emblemátic­os tuviesen penas absurdas en comparació­n al daño causado.

Respuestas sí ha habido, como la modificaci­ón del 2016 a la Ley de Defensa de la Libre Competenci­a, la cual vuelve a la pena de cárcel una posibilida­d real en casos de colusión. Sin embargo, muchos crímenes económicos siguen siendo juzgados como crímenes ordinarios, aplicándos­eles atenuantes y multas que no correspond­en a su naturaleza y que resultan en sanciones inadecuada­s. Con esto, se necesita crear un sistema de penas y reglas diseñadas especialme­nte para ellos, así como también un sistema claro de multas. Prueba de ello, es que la rebaja a Ponce fue permitida por una falta de precisión en la ley que significó que la multa original fuese considerad­a arbitraria e inconstitu­cional.

Así, es esencial que Proyectos de Ley como aquel contra crímenes económicos o aquel relativo a agentes de mercado –impulsado por Hacienda y ya aprobado por la cámara baja- no queden olvidados en el congreso de un país que pide a gritos recuperar la legitimida­d. Ellos abordan justamente los puntos anteriores y suponen un avance en la dirección correcta, sobre todo para un Estado que debe dar una fuerte señal de estar en favor del mercado por sobre la empresa.

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