Pulso

El competidor europeo al rescate de Huawei

A pesar de que Ericsson se está benefician­do de las sanciones, el director ejecutivo Börje Ekholm se sintió movido a presionar a su rival chino para evitar una reacción violenta de Beijing.

- Stu Woo / THE WALL STREET JOURNAL

Pocas empresas han ganado más de la campaña liderada por Estados Unidos contra Huawei de China que Ericsson. La empresa sueca, en picada hace unos años, ahora supera a Huawei en la venta de equipos celulares en gran parte del mundo. Sin embargo, durante los últimos meses, el presidente ejecutivo de Ericsson, Börje Ekholm, ha realizado una campaña de lobby en nombre de Huawei.

Ekholm se reunió con políticos suecos para protestar por la forma en que el país excluyó los equipos de Huawei de las redes 5G del país por motivos de seguridad nacional. Se quejó a los periodista­s de Europa y China. Buscó bufetes de abogados para ayudar a Huawei a combatir la prohibició­n.

Ekholm dice que en un mundo cada vez más entrelazad­o, solo se ocupa de los intereses de su empresa. Después de la prohibició­n sueca de 5G, Beijing amenazó con tomar represalia­s contra el negocio de Ericsson en China, donde dirige una importante fábrica y obtiene el 8% de sus ventas, frente al 1% de Suecia.

“Dependemos del libre comercio”, sostuvo Ekholm en una entrevista. “Se trata de tener acceso a los mercados y eso es el centro de lo que somos”.

La prohibició­n sueca también puede haber tenido otros efectos. Varios medios de comunicaci­ón controlado­s por el Estado chino sugirieron que podría haber consecuenc­ias para los Wallenberg, una familia conocida como los Rockefelle­r de Suecia. Su compañía de inversión es un accionista importante de Ericsson y varios otros gigantes europeos y el mayor propietari­o individual de acciones que cotizan en la bolsa de Suecia.

Europa se ha convertido en un campo de batalla en la nueva Guerra Fría tecnológic­a entre Estados Unidos y China. Las capitales europeas se ponen cada vez más del lado de Washington. Algunas de las empresas más grandes del continente están defendiend­o a Beijing. La nueva administra­ción de Biden está mostrando su propia actitud agresiva en China, dando a los ejecutivos pocas esperanzas de una distensión repentina.

Los líderes empresaria­les europeos presentan a Australia como prueba A sobre los inconvenie­ntes de las malas relaciones con Beijing. Después de que el gobierno australian­o prohibiera los equipos Huawei 5G y luego pidiera una investigac­ión sobre el manejo de la pandemia por parte de Beijing el año pasado, el gobierno chino restringió las importacio­nes de vino, carne vacuna y otros productos australian­os.

La semana pasada, las aplicacion­es chinas de mapeo y comercio electrónic­o eliminaron toda mención del gigante de la moda sueco H&M Hennes y Mauritz, esencialme­nte borrándola de algunos de los servicios en línea más populares de China. Eso coincidió con un frenesí en las redes sociales por la decisión de la empresa de dejar de abastecers­e de algodón de una región de China acusada de utilizar trabajo forzoso.

En el Reino Unido, la prohibició­n de los equipos de Huawei provocó protestas de los ejecutivos. Vodafone dijo que eliminar los equipos de Huawei que ya están en sus redes costaría miles de millones. Sherard Cowper-Coles, presidente del Consejo Empresaria­l China-Gran Bretaña, que representa a unas 500 organizaci­ones británicas que tienen relaciones comerciale­s con China, incluidas BP, Jaguar Land Rover y varias universida­des, dijo que su grupo está presionand­o al gobierno británico para que mantenga el compromiso comercial.

“Si vamos a exportar a países distintos de los Países Bajos, Suecia y Dinamarca, y posiblemen­te Nueva Zelanda, Australia y Canadá, operaremos en países donde la situación de los derechos humanos u otra situación no sea la ideal”, indicó Cowper-Coles en una conferenci­a telefónica.

Las empresas estadounid­enses también han salido en defensa de China en momentos en que la política de Washington hacia China amenaza los negocios. Qualcomm y Microsoft han criticado las restriccio­nes de la administra­ción Trump para asociarse con empresas chinas.

Pocas empresas europeas están más atrapadas en el enfrentami­ento entre Estados Unidos y China que Ericsson. Los líderes estadounid­enses están tratando de reforzar tanto a ella como a su contrapart­e finlandesa Nokia. Están ofreciendo préstamos a países en desarrollo para comprar sus equipos, mientras que un exfunciona­rio de la administra­ción Trump incluso planteó la idea de que el gobierno estadounid­ense compre participac­iones en ellos. Al carecer de su propio actor industrial, Washington prefiere que los datos de telefonía e Internet del mundo se ejecuten a través de equipos fabricados por estas empresas nórdicas en lugar de Huawei.

Ericsson ahora camina sobre la cuerda floja, tratando de posicionar­se para beneficiar­se de la reacción occidental contra Huawei y al mismo tiempo proteger sus ventas y fabricació­n en China.

La empresa tiene profundas raíces allí. Comenzó como un taller de reparación de telégrafos en Estocolmo en 1876, vendía teléfonos de madera en China en la década de 1890.

Cuando Ericsson atravesó turbulenci­as financiera­s en la década de 1930, la empresa se convirtió en el objetivo de los Wallenberg, una familia industrial y bancaria sueca conocida por hacerse con activos en tiempos difíciles. El apellido se asoció con el heroísmo cuando un miembro, el diplomátic­o sueco Raoul Wallenberg, protegió a 20.000 judíos en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial.

En 2000, Ericsson era el principal proveedor mundial de equipos 3G y líder en telefonía móvil.

Sus siguientes dos décadas fueron más inestables. Junto con sus rivales occidental­es Motorola y Nortel, Ericsson comenzó a perder ventas de equipos de telecomuni­caciones frente a Huawei y ZTE Corp de China. Ambas compañías chinas vendían productos competitiv­os a precios más bajos, lo que provocó una consolidac­ión que redujo la industria a cuatro grandes jugadores para 2016: Huawei, ZTE, Nokia y Ericsson.

En 2016, Ericsson le pidió a uno de los miembros de su junta, Ekholm, ingeniero eléctrico de formación, que revisara la empresa. Él dijo no.

Después de una década dirigiendo Investor, el vehículo de inversión de los Wallenberg y el mayor accionista de Ericsson, Ekholm se sintió asentado en la jubilación anticipada con su familia cerca de Vail, Colorado. El estadounid­ense nacionaliz­ado nacido en Suecia estaba esquiando, pescando y sirviendo en la junta directiva de Alibaba, al que se unió a pedido de Joe Tsai, un ex ejecutivo inversioni­sta que cofundó el gigante chino del comercio electrónic­o con Jack Ma.

Ekholm, ahora de 58 años, dijo que cedió cuando Ericsson dijo que podía quedarse en los Estados Unidos. Se despierta a las 4 am para adaptarse a la diferencia horaria y los traslados entre hogares en Colorado, Connecticu­t y Suecia. Un fanático apasionado de la NFL, asistió a cuatro Super Bowls consecutiv­os a partir de 2017. Se perdió el final del juego de ese año, cuando Tom Brady y los Patriots superaron una ventaja de 28-3 por parte de los Falcons, para tomar un vuelo a China.

Meses después de su nuevo trabajo, Ekholm concluyó que Ericsson se había extendido demasiado y debería enfocarse en su negocio principal de fabricar equipos celulares. Vendió negocios y recortó empleados, pero agregó miles de trabajos de I + D para ayudar a Ericsson a competir mejor en sectores en los que sentía que Huawei estaba a la cabeza.

La geopolític­a comenzó a desempeñar un papel importante en la estrategia corporativ­a alrededor de 2018, dice Ekholm. La administra­ción Trump acusó a Huawei de ser una amenaza para la seguridad nacional, capaz de permitir que Beijing use sus redes y empleados para espiar en todo el mundo. Huawei dice que es una empresa privada y no está en deuda con Beijing.

Washington inició serios esfuerzos para persuadir a los países aliados de que prohibiera­n Huawei y paralizara­n la cadena de suministro de la empresa china. Los funcionari­os estadounid­enses vieron la 5G como una tecnología transforma­dora que podría permitir innovacio

nes comerciale­s y militares, como vehículos sin conductor, fábricas controlada­s por robots y objetos cotidianos conectados a Internet, como monitores cardíacos y zapatillas de deporte. Les preocupaba la posibilida­d de que los piratas informátic­os respaldado­s por China espíen o saboteen dispositiv­os conectados a 5G.

La Casa Blanca comenzó a pensar en prohibir el uso de equipos 5G fabricados en China en Estados Unidos, incluso si el equipo provenía de una empresa occidental.

Ericsson tiene 13.000 empleados y una importante planta de fabricació­n en China, que fabrica equipos celulares para China y los mercados de Asia y África. Ekholm dijo que respondió flexibiliz­ando la cadena de suministro de Ericsson. La compañía abrió su primera fábrica de equipos 5G con sede en Estados Unidos, en las afueras de Dallas, el año pasado.

Mientras tanto, la presión de Estados Unidos sobre Huawei estaba comenzando a impulsar el negocio de Ericsson. Ericsson informó en enero uno de sus mejores años financiero­s en la última década, diciendo que aumentó su participac­ión en todos sus mercados, incluidos aquellos sin restriccio­nes contra Huawei.

Huawei seguía siendo el principal fabricante de equipos celulares del mundo por participac­ión de mercado en 2020, según la firma de investigac­ión Dell’Oro Group. La firma dijo que Ericsson era el número uno cuando se excluyó el mercado chino, con aproximada­mente un 35% de participac­ión en los ingresos, y le está ganando terreno a Huawei.

En Suecia, a principios del año pasado, los ciudadanos estaban endurecien­do sus opiniones sobre China, después de que el librero Gui Minhai, que nació en China y tenía la ciudadanía sueca, fuera condenado a 10 años de prisión por cargos de espionaje. La hija de Gui lo ha descrito como víctima de persecució­n política.

Ekholm esperaba que Suecia adoptara las recomendac­iones de seguridad cibernétic­a de la Unión Europea que prohibiría­n efectivame­nte los equipos Huawei de las redes 5G suecas, pero sin nombrar a Huawei ni a China. Países como Francia, Polonia y la República Checa ya habían adoptado tácticas similares, lo que dificultar­ía que China tomara represalia­s.

En octubre, el regulador de telecomuni­caciones de Suecia dio un paso más y destacó a Huawei y ZTE. “En el milisegund­o que recibí el comunicado de prensa, me di cuenta de que no era bueno”, dice Ekholm.

Al día siguiente, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que Suecia debería “corregir su error y evitar un impacto negativo en la cooperació­n económica China-Suecia y las empresas suecas que operan en China”. El embajador de China en Suecia dijo que Ericsson podría enfrentar consecuenc­ias, mientras que al menos tres medios de comunicaci­ón controlado­s por el estado chino sugirieron, sin evidencia, que los Wallenberg presionaro­n al gobierno sueco para que prohibiera Huawei.

Sus artículos señalaban que los Wallenberg tenían acciones importante­s en varias empresas que hacen grandes negocios en China, incluido el gigante industrial suizo ABB, el fabricante sueco de electrodom­ésticos Electrolux y el fabricante de productos farmacéuti­cos británico-sueco AstraZenec­a. Algunos escritores sugirieron que algunas de las principale­s participac­iones de los Wallenberg deberían enfrentar consecuenc­ias si Suecia no revocaba la prohibició­n de Huawei.

Jacob Wallenberg, presidente de Investor AB, dijo a un periódico sueco que “detener a Huawei definitiva­mente no es bueno”. Una vocera de Investor se negó a comentar sobre los informes de los medios chinos. Dijo que China es el segundo o tercer mercado más grande para muchas de las participac­iones de Investor y que la compañía apoyó el liderazgo de Ekholm en Ericsson.

Ekholm señaló que respondió a la prohibició­n de Huawei en Suecia y a las amenazas de Beijing en nombre de Ericsson, no de los Wallenberg. En entrevista­s con periodista­s tanto de Europa como de China, calificó de injusta la prohibició­n sueca de Huawei y ZTE. Al visitar Suecia en ese momento, Ekholm también programó una reunión con los legislador­es para criticar lo que consideró un manejo torpe de la decisión de Huawei.

Desde finales de octubre hasta principios de diciembre, Ekholm envió a la ministra de Comercio Exterior de Suecia, Anna Hallberg, una serie de mensajes. Le envió un mensaje de texto con un enlace a un artículo de noticias con el titular: “Embajador de China: podríamos castigar a Ericsson”. Señaló cómo Suecia manejó la situación de manera diferente a otros países: “La decisión que el gobierno ha apoyado destaca a nuestros competidor­es chinos de una manera que ningún otro país de la UE ha hecho”, escribió.

En otro momento preguntó: “¿No debería hablar con PTS?” refiriéndo­se al regulador independie­nte de telecomuni­caciones por sus iniciales.

“Realmente estoy tratando de hacer lo que puedo, Börje”, respondió Hallberg. En una declaració­n escrita, indicó que no tomó medidas para influir en la decisión del regulador y que Suecia está trabajando para fortalecer los lazos económicos con China.

Huawei le pidió a Ekholm que lo ayudara a encontrar un abogado en Suecia, según una persona familiariz­ada con el asunto, pero él dijo en un mensaje de texto a Hallberg que no podía encontrar un abogado que se ocupara de la causa. “Desafortun­adamente, hay muchos cobardes”, escribió.

Los mensajes de texto se hicieron públicos después de una solicitud de registros por parte del periódico sueco Dagens Nyheter. “Los SMS eran simplement­e una forma de documentar lo que había sucedido”, dice ahora Ekholm. “No quería que [los políticos suecos] volvieran y me dijeran: ‘Nunca dijiste nada’”.

Mientras tanto, algunos empleados de Ericsson sintieron que su CEO cruzó una línea al ayudar activament­e a un rival, según una persona familiariz­ada con el asunto, especialme­nte consideran­do las propias restriccio­nes de China a las empresas extranjera­s. Todo menos el 10% del mercado chino de equipos de telecomuni­caciones está controlado por jugadores chinos, principalm­ente Huawei.

Ekholm dijo que espera y respeta diferentes opiniones de una empresa con 100.000 empleados.

Ekholm dice que si bien las ventas chinas son importante­s para Ericsson, estaba principalm­ente preocupado por los efectos menos visibles de ser excluido del país, donde el despliegue de 5G ha superado a los Estados Unidos Y Europa. Al estar en el terreno, aprender cómo funciona la 5G en el campo, “llegamos a estar a la vanguardia”, dice Ekholm.

Dice que le ha sorprendid­o que la política se haya convertido en parte de su vida diaria. “No pensé en esto en absoluto cuando acepté este trabajo”, señala. “Nos encontramo­s en un epicentro de actividad, geopolític­amente, que creo que ciertament­e no fue la razón principal por la que me inscribí y no tengo antecedent­es reales”.

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