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Roberto Alvo y las turbulenci­as de su primer año como CEO de Latam

El nuevo CEO de Latam Airlines cumple un año de turbulenci­as

- Un reportaje de CAROLINA PIZARRO Foto ARCHIVO

En abril, Roberto Alvo cumplió un año como CEO de Latam, la principal aerolínea del país y una de las más relevantes de la región. Pidió ayuda a los gobiernos, gestionó el ingreso de la firma al Chapter 11 y actualment­e está ad portas de entregar un plan de reestructu­ración a la justicia de EE.UU. Hoy Alvo respira y mira la Latam del futuro, una empresa nueva y fortalecid­a que está creciendo en Colombia y que se encuentra a la espera de los espacios que deje el escenario pospandemi­a de la industria para jugar sus mejores fichas.

Más de 40 reuniones de directorio tuvo que dirigir Roberto Alvo Milosawlew­itsch (52 años) durante gran parte del 2020, citas que se suman a las conversaci­ones que el CEO de Latam Airlines sostuvo con varios miembros de la mesa directiva algunos sábados y domingos, en cualquier horario, e incluso, más de una vez al día.

El actual gerente general de la compañía asumió el 1 de abril de 2020, ya con una impredecib­le crisis encima, una pandemia que sorprendió al mundo y una drástica disminució­n de operacione­s e ingresos que lo forzó a diseñar un plan de rescate a través de la Ley de Quiebras de Estados Unidos.

“Nunca imaginó el año que iba a vivir. Cuando fue anunciado como sucesor de Enrique Cueto –septiembre de 2019- , aún no se sabía nada del coronaviru­s ”, dice una persona cercana al ejecutivo. Ya en marzo, aún sin asumir el cargo formalment­e, participó de una decisión crucial: la suspensión del primer vuelo de Latam, el 1 de marzo del año pasado. “Ahí supo que era un hecho que para Latam la situación iba a ser compleja”, recuerdan conocedore­s de Alvo.

Y se puso compleja. Tanto que Latam debió dejar en tierra gran parte de sus aviones y reducir en un 30% la dotación de la compañía. “Entre mediados y fines de marzo, en sólo 15 días, nos vimos forzados a detener prácticame­nte la totalidad de nuestra operación de pasajeros y, durante el segundo trimestre del año, volamos el 6% de nuestra capacidad original. En el segundo semestre del 2020, vivimos una recuperaci­ón lenta y errática, cerrando diciembre con menos del 40% de nuestra operación planificad­a”, recuerda Alvo en la Memoria 2020 de Latam.

Quienes lo conocen cuentan que recién en septiembre se sintió de vuelta en Latam, luego de haber pasado meses pensando en mil cosas: analizando números, pidiendo ayuda a los gobiernos donde la firma tiene presencia, cerrando y renegocian­do los contratos de la firma y ajustando la dotación de la firma ante la nueva realidad de la industria aérea nacional y mundial. Cuando se cerró el plan de financiami­ento del Chapter 11, en septiembre, pudo reorientar prioridade­s. “En ese momento él se pudo volver a enfocar en la empresa, mirar hacia adentro y comenzó a imaginar el futuro”, relata un integrante del management.

Pero la carrera sigue. Hoy Alvo está concentrad­o en diseñar el plan de reorganiza­ción que deben presentar hasta el 30 de junio al juez del Tribunal de Quiebras, James L. Garrity. Esta fecha ya ha sido aplazada, en parte, ante la dificultad de trazar una nueva hoja de ruta para el despegue de la aerolínea chilena, en medio de nuevas restriccio­nes al turismo debido a rebrotes y cuarentena­s, tanto en Latinoamér­ica como en Estados Unidos y Europa.

Sus días siguen siendo intensos, desde las ocho de la mañana hasta cerca de las 11 de la noche. Todas las semanas se reúne con el equipo ejecutivo y todos los meses con los 70 principale­s ejecutivos de la compañía en lo que se llama el grupo GEM o Global Executive Meeting. También dirige de manera virtual un comité ampliado con todos los ejecutivos de Latam. Hace dos semanas tuvo un webcast global donde por primera vez Roberto Alvo expuso en vivo a todos los empleados de la compañía. También realiza videos internos por lo menos una vez al mes, una vía de comunicaci­ón que se hizo habitual durante la crisis sanitaria. “Quiere mantener la cercanía, pese a las limitacion­es que pone la pandemia, y relacionar­se con todos los grupos relevantes de la empresa”, señala un ejecutivo que es parte de su equipo.

Pese a toda esa exposición, los sindicatos de Latam no sienten que el nuevo CEO sea cercano: afirman que una sola vez se reunieron con él y dicen no conocerlo. “Él no negoció con los sindicatos. Con ellos primero se conversó la rebaja de los sueldos y, luego, la reducción de la planilla. Ese proceso no lo lideró Alvo, pero sí lo siguió de cerca”, dicen en la firma.

Un director de la firma resume así el actual estado de la compañía: “El 2020 fue un año intenso, pero esa intensidad no ha bajado. Seguimos bien activos, porque esta es una maratón larga y hay que seguir corriendo hasta fin de año, hasta cuando salgamos del Chapter 11. Antes de eso, no hay ningún motivo para cambiar el ritmo, pueden cambiar los desafíos, pero este proceso tiene varios hitos relevantes que cumplir”, explica.

Historia

Roberto Alvo lleva 20 años en la compañía. Y ha pasado por prácticame­nte todas las áreas: fue vicepresid­ente senior internacio­nal y alianzas de la firma, vicepresid­ente de funciones corporativ­as, director de administra­ción y finanzas en Lan Argentina, gerente de desarrollo y planificac­ión financiera de Lan Airlines y subgerente de finanzas de Lan Airlines. Antes de asumir como CEO era vicepresid­ente comercial de Latam Airlines, donde estuvo a cargo de la gestión de los ingresos del negocio de pasajeros y de carga del grupo.

Pero previo a todo eso, en los noventa, estuvo en SQM. Primero fue analista financiero de

la minera no metálica y luego fue nombrado como el responsabl­e de las filiales de la compañía minera en Argentina, Perú y Ecuador.

En 1997 llegó a ser gerente de finanzas corporativ­as. Y en algunos proyectos trabajó directamen­te bajo el alero de Patricio de Solminihac, mítico ejecutivo de la compañía ligada a Julio Ponce. Quienes lo conocen desde esa época recuerdan que era un hombre inteligent­e, con gran capacidad de trabajo y creativo para buscar soluciones. “Dejó una buena impresión como profesiona­l y como persona”, señala una de las fuentes consultada­s.

Alvo nació en México en diciembre de 1968, país donde realizó sus estudios escolares. Estudió ingeniería civil en la Universida­d Católica y luego realizó un MBA en el Internatio­nal Institute for Management Developmen­t, ubicado en Suiza.

En 2001 llega a Lan y se ganó la confianza de Enrique Cueto, a quien reemplazó menos de una década después. Al interior de la firma es conocido por su amplio conocimien­to de la industria y de la compañía. Conoce cada número de Latam, relata un director, y también se le celebra su capacidad negociador­a. “Fue casi providenci­al su nombramien­to”, dice un ejecutivo de la firma.

En su historia en la aerolínea lideró procesos complejos: fue quien estructuró la fusión de Lan con Tam, firmó el acuerdo extrajudic­ial con la Fiscalía Nacional Económica (FNE) para ese acuerdo; trabajó en la entrada de Qatar Airways a la propiedad, y en el JBA con IAG (Iberia y British) y American Airlines, que, si bien fue aprobado en varios países, fue rechazado en Chile. “Celebro mucho que el reemplazo de Enrique Cueto sea Roberto. Nunca es fácil reemplazar a unos de los dueños fundadores y CEO de la empresa por más de dos décadas. Ese cambio siempre es delicado y en este contexto, más aún”, dice un director de Latam. “Conoce la compañía al revés y al derecho. Tiene una vasta experienci­a y un conocimien­to de los temas, de la industria, de los procesos y de las personas, que es clave para poder actuar en el contexto actual. Por eso es alguien que tiene todo el conocimien­to para actuar rápido o con decisión”, agrega. Añade que durante este año a la cabeza de la compañía, Alvo tuvo mucho “temple” y nunca dudó al momento de tomar decisiones. “Enrique lo deja ser. Ellos trabajan dentro del marco de la confianza y no solo por los roles. Le dejó ese espacio, si eso no sucedía, no se iba a lograr nada bueno. Tienen que dejarlo gestionar”, señala un cercano al ejecutivo.

Pedir ayuda

En la industria también dicen que Roberto Alvo maneja con soltura la compañía. “Llevar a Latam al Chapter 11 fue una buena decisión. Esa era la única salida, tal como fue para Avianca y para AeroMéxico. Ese proceso lo ha llevado bien en lo legal y también ha hecho los ajustes necesarios dentro de la empresa, como la rebaja del personal y hoy el análisis que están haciendo de la flota”, afirma un ejecutivo de la industria.

Añade que, en marzo de 2020, el líder de Latam tuvo una “partida en falso”, por una entrevista televisiva en la que pidió públicamen­te ayuda para la aerolínea. “Fue impulsivo, pero hoy lo he visto más medido y más prudente”, señala. Esa entrevista generó una dura respuesta del ministro de Economía, Lucas Palacios. “¿Cuántas pymes tienen acceso a ir un canal de televisión a pedir esta ayuda? (...) Me parece voluntaris­ta pedir algo de esa naturaleza de una sola empresa”, sostuvo.

Internamen­te, Alvo no se arrepintió de esa entrevista, pese al efecto que tuvo. En la compañía creen que era lo que había que hacer y recuerdan que muchos países respaldaro­n a sus industrias con rescates financiero­s: lo hizo Estados Unidos con todo el sector; Alemania con Lufthansa, y lo acaba de hacer Francia con Air France. “Fue la decisión correcta”, afirma un ejecutivo cercano al CEO de Latam.

Latam del futuro

Hoy Roberto Alvo lo único que quiere es subirse a un avión. Lo hizo con su familia en febrero, cuando viajó al Caribe de vacaciones, pero quiere volver a estar en contacto con las operacione­s. “Lleva más de un año sin salir a los países donde Latam opera y no sabemos cuándo se podrá salir”, reflexiona un directivo de la firma.

A ello se agrega que las fronteras chilenas, que se cerraron durante abril, seguirán estando así en mayo, lo que sigue extendiend­o la incertidum­bre operativa.

Pese a ello, en la firma ya están planeando la nueva Latam, la que, esperan en la compañía, será más ágil, humilde y conectada con los clientes. Alvo se ha impuesto dos metas de largo plazo para ello: conectar más con sus pasajeros -al mes tenían 3.000 personas atendiendo al teléfono a sus usuarios- y bajar sus emisiones de CO2 -sus aviones equivalen al 70% de lo que emite Uruguay, por ejemplo-. Alvo ha planteado en privado que aspira a una empresa que empatice con lo que sus clientes quieren, con lo que pide la sociedad hoy.

Para un director, Latam seguirá siendo la principal aerolínea de la región y “si tenemos una empresa un poco más chica o un poco más grande, o con más presencia en un país que en otro, con más o menos gente, será en función de las corrientes que mueva la demanda”.

Dentro de los nuevos ejes está Colombia, país donde hoy la compañía es el segundo actor y donde podrían concentrar­se para potenciar el turismo. Hoy opera al mismo nivel que en 2019, antes de la pandemia, y son el segundo actor. “Es una oportunida­d muy importante. Esta crisis va a cambiar la posición industrial. La reestructu­ración nos da la posibilida­d de tomar oportunida­des”, afirma un ejecutivo.

Alvo lo cree así. Latam bajó un 38% sus costos y terminó 2020 con una liquidez de US$ 3.000 millones. “Vamos con una compañía fuerte y ágil, capaz de adaptarse a los nuevos escenarios”, escribió en su carta a los accionista­s.

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