Pulso

Quién es Aurora Olave, la ejecutiva que asumió la secretaría general de la Sofofa

La mujer clave de Sofofa

- Un reportaje de MARÍA JOSÉ TAPIA

Fue la única directora ejecutiva del gremio. Ahora asume como la primera mujer en la secretaría general. Reconocida como una gran gestora, algunos ven cierta debilidad en el manejo del debate público. Sin embargo, ella -estudiosa y ejecutiva, como la definen- ya está aprendiend­o. Hoy su principal tarea tiene que ver con políticas públicas. Y ya avanza en definir aquellos temas donde Sofofa sí tomará posición.

“Aspectos económicos de la Constituci­ón. Alternativ­as y propuestas para Chile”, de Rodrigo Valdés y Rodrigo Vergara es hoy uno de los libros de cabecera de Aurora Olave (42 años, casada, dos hijas). Hace un par de semanas, el presidente de Sofofa, Richard von Appen, la llamó. El diálogo se tradujo en un ofrecimien­to que le implicaba asumir la secretaría general del gremio; por primera vez una mujer llegaba a esa posición donde antes habían estado Andrés Concha, Cristóbal Philippi y Jorge Ortúzar. “Le dijo que feliz asumía el desafío”, confirman cercanos. Von Appen quería que la asociación tuviera una cabeza única, tal como lo contemplab­an históricam­ente los estatutos. Eso se tradujo en eliminar la dirección ejecutiva que ocupaba Olave y en la salida del entonces secretario general, Rafael Palacios, quien había llegado a esa posición en diciembre, una modificaci­ón que generó críticas internas, lideradas por el expresiden­te Bernardo Larraín Matte, quien cuestionó un cambio tan radical a tan solo dos semanas de la llegada de su sucesor.

Olave se restó de esa polémica, dicen quienes la conocen. Entendió que un nuevo presidente podía traducirse en modificaci­ones internas. Y que la claridad de Von Appen para plantearle sus aspiracion­es -con un marco definido- le generó la confianza necesaria para embarcarse en esta nueva tarea... Más que mal, la ejecutiva ya llevaba cuatro años en un gremio que conoce bien. Ella armó el equipo ejecutivo que hoy trabaja en Sofofa. “Aurora es suficiente­mente inteligent­e para saber cómo pararse en esta organizaci­ón. Ella tiene todo el conocimien­to técnico y de cuatro años trabajando en Sofofa, por lo que creo que lo puede hacer muy bien”, opina la exconsejer­a Carmen Román.

Responsabl­e, muy ejecutiva, estudiosa y fanática del deporte -tiene un personal trainer dos veces a la semana y utiliza la aplicación “Pelotón” para hacer ejercicio todos los díashoy está abocada a aprender de políticas públicas, para algunos su talón de Aquiles y la gran fortaleza que tenía Rafael Palacios. De hecho, si bien nadie desconoce su capacidad de gestión, hay quienes ven con cierta suspicacia su nombramien­to por -dicen- no tener suficiente­s habilidade­s en el debate público, algo que requiere su nueva posición. Un head

hunter que la conoce asegura que tendrá que desarrolla­r esas habilidade­s. Y el libro de Vergara y Valdés es parte de ese aprendizaj­e -“Es por pega”, ha dicho-, el cual intercala -por placer- con “The Universe Has Your Back”, de Gabby Bernstein.

En la última semana se ha reunido a distancia casi a diario con el economista de la dirección de políticas públicas de Sofofa, Rodrigo Mujica, y la asesora legal, Muriel Sciaraffia. El jueves, de hecho, avanzaron con Mujica en una presentaci­ón con aquellos temas donde Sofofa debiera tomar posición. Y ya hay ciertos planteamie­ntos avanzados. “Está metida en varios temas”, confidenci­an cercanos.

Tiene claro que no puede ser experta en todo. Y hoy escucha y aprende. “Tiene todas las habilidade­s para desenvolve­rse bien”, subrayan al interior del gremio, donde le res-

tan dramatismo a las críticas: “Sofofa tiene una red de expertos que apoya y ayuda, y acá hay un tema bien de estrategia donde Aurora se maneja. No existe la sensación de que no tenga las habilidade­s”.

Entre Isla de Maipo y EE.UU.

María Aurora Olave Lacamara vivió hasta los 12 años en Isla de Maipo. Su familia paterna tenía y tiene una viña que comerciali­za uva a granel, con la variedad sauvignon blanc. El mundo del agro fue su entorno, hasta que la separación de sus padres la trajo a Santiago, junto a su mamá Soledad y a su hermana del mismo nombre (39 años, gerenta de Desarrollo de Negocios de Cornershop). Ingresó al colegio The Mayflower School. Salió a los 17 años como la mejor alumna de su generación.

No sabía qué estudiar. Bachillera­to en la Universida­d Católica fue el punto de entrada. Pensó en Medicina, tomó un ramo de esa carrera y cambió de parecer. Entró a Ingeniería Comercial y aunque fue ayudante de Rolf Lüders en Economía Chilena, se orientó al área de Administra­ción, que tenía un perfil más práctico. De hecho, sus cursos preferidos fueron los de estrategia que abordaban casos reales de empresas. “La conocí como profesor y es una brillante profesiona­l”, dice el expresiden­te de la CPC, Alfonso Swett, que le hizo clases en el ramo creación de empresas.

Su grupo en la universida­d y con quienes es amiga hasta el día de hoy, lo conformaro­n la directora de Forus y consejera de Sofofa, Macarena Swett, y la gerenta de Distribuci­ón Institucio­nal de Zurich AGF, Catalina Correa.

Egresó en marzo de 2001, se casó en junio, y en agosto partió a EE.UU. por un MBA que cursaría su marido, Martín Valdés, en la Universida­d de Michigan. En el intertanto, trabajó en Aceites Olave. El fundador, Elvio Olave, es primo de su padre Vicente Olave. Ella quería trabajar en el breve tiempo que le quedaba en Chile y habló con Elvio -“es muy cercano a su padre, como hermanos”, señalan- e ingresó a la empresa. Siguió con ellos luego desde EE.UU.

En Norteaméri­ca vivió en Ann Arbor, un pequeño pueblo en Michigan. Desde allá se movió por un período a Londres, donde trabajó en una oficina comercial que tenía CMPC. A su retorno a EE.UU., partieron a Nueva York, por motivos laborales de Valdés. Ahí entró a la Compañía Sudamerica­na de Vapores como analista de finanzas. Se deleitó con la ciudad, su gente y su diversidad. Y sintió que para poder ser parte real del entorno debía estudiar allá. Postuló a Columbia y a la New York University (NYU) y quedó en las dos. En la segunda le ofrecieron una beca y optó por esa casa de estudios. Hizo ahí un MBA que derivó en dos prácticas: Colgate Palmolive y The Boston Consulting Group. Si bien en ambos trabajos le ofrecieron quedarse, ella optó por el BCG.

En ese marco -y ya con sus dos hijas- volvió a Chile. Se transformó en la primera mujer del BCG Chile. “Fue muy ameno trabajar con ella, se hacía muy fluido. Es muy sencilla”, puntualiza el ex associate de BCG y amigo, Andrés Guerrero. Para ellos fue la Oli, apodo derivado de su apellido Olave.

Cercanos precisan que si bien pudo coordinar sus labores de madre con sus trabajos, era común verla en la oficina hasta tarde. Los fines de semana, no obstante, siempre fueron y son para la familia.

Desde BCG migró a SK Comercial. Como gerenta de Desarrollo le tocó ver directamen­te el contrato que tenía la compañía con Airbus. Viajó, de hecho, un par de veces a Toulouse, Francia, donde se arman los aviones.

En 2015 asumió la gerencia de Desarrollo y Planificac­ión Estratégic­a de la empresa de soluciones financiera­s eCapital, su último puesto antes de Sofofa.

Su aterrizaje en Sofofa

Nunca había trabajado en la actividad gremial; su vida había estado ligada siempre al mundo del desarrollo estratégic­o empresaria­l. Sin embargo, hace cuatro años su trayectori­a laboral se juntó con Sofofa.

Tras haber estado en una comida, un amigo le mandó un whatsapp y le pidió urgente su currículum. Sin pensarlo ni actualizar­lo, se lo mandó. Su amigo luego le contaría que se lo había mandado al expresiden­te de Sofofa, quien la llamaría. No se conocían. Se tomaron un café y si bien Olave no había pensado en cambiarse de trabajo, la invitación la convenció. “La Aurora lo encontró un líder superinnov­ador, que quería modernizar. Fue una invitación a la cual no pudo decir que no”, señalan cercanos.

En junio de 2017 fue presentada como la primera y, a la postre, única directora ejecutiva del gremio. Y aunque asumió el cargo en agosto, fue ella quien el 11 de julio de ese año acompañó a Bernardo Larraín a La Moneda, en su primer encuentro con la entonces Mandataria Michelle Bachelet.

De ahí en adelante se encargó de bajar los lineamient­os de su nuevo jefe. Redujo de 36 a cuatro los comités del gremio -los que seguirán en esta administra­ción- y armó todo el equipo. El único currículum que le remitió Larraín fue el de Rafael Palacios. Al director de Administra­ción y Finanzas, Gonzalo Russi, al director de Socios y Desarrollo Regional, Gonzalo Brahm, y a la directora de Comunicaci­ones, Carolina Reyes, los sumó Olave. “Es muy organizada, muy matea. En ese sentido tenía grandes ventajas en la parte técnica, pero otra cosa era ver cómo armaba esta organizaci­ón, y fue así como armó lo que hoy es Sofofa, le dio una estructura”, señala Román. “Ella fue muy necesaria para darle orden y método”, agrega.

Hoy continuará de la mano del mismo equipo. Ya está buscando a un director de Políticas Públicas y al director de Socios y Desarrollo Regional, luego que Gonzalo Brahm se fuera a estudiar al MIT, dos puestos claves en instancias en que sus desafíos en la secretaría general pasan por avanzar en propuestas que favorezcan el desarrollo de sus gremios y empresas socias; y en promover políticas públicas orientadas a generar mayores oportunida­des.

La ingeniera comercial asume en un período donde el debate constituci­onal se tomará gran parte de la discusión. Y al interior del gremio lo tienen claro: los próximos dos años ya estiman que uno de sus grandes focos será el realizar propuestas de políticas públicas que apunten hacia un crecimient­o integrador, a potenciar el comercio y a la mejora de las prácticas empresaria­les. Todo, ahora bajo el mando de Olave.

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