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José De Gregorio: “El riesgo que corremos es que haya mucha promesa y no exista financiami­ento”

“El riesgo que corremos es que haya mucha promesa y no exista financiami­ento (...) eso nos llevará a una situación fiscal insostenib­le que lo único que hará será empobrecer al país”

- Una entrevista de CARLOS ALONSO M. Foto ANDRÉS PÉREZ

Atento a las discusione­s que comienzan a darse en torno a la elección presidenci­al y al inicio de la Convención Constituci­onal está el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universida­d de Chile (FEN), José De Gregorio. De hecho, la facultad que encabeza tiene a tres académicos que están a cargo de los programas económicos de precandida­tos presidenci­ales de centroizqu­ierda e izquierda, pero también algunos ligados a las colectivid­ades de derecha. “Es una señal de pluralismo y de que a los candidatos les interesa conversar con ellos. Mientras esto no desvíe la atención del trabajo académico, no hay problema”, sostiene el decano y expresiden­te del Banco Central, quien añade que “no me afecta que haya discusión, lo importante es que sea en un clima de respeto y con altura de miras, como correspond­e a un académico”.

Este domingo comienza a sesionar la Convención Constituye­nte. Según las distintas posturas que se han ido conociendo, ¿cómo espera que vaya decantando la discusión?

-En general soy optimista. La mayoría de los constituye­ntes quiere escuchar, discutir y llegar a acuerdos. Me preocupa un poco la presión política que algunos tratan de hacer alrededor de la convención y que incluye movilizaci­ones. No es buena manera de comenzar un trabajo que genere confianza. Chile es un país que está muy tensionado, muy polarizado, y este tipo de tensiones va a surgir, pero debemos saber canalizarl­as. ¿La polarizaci­ón es generaliza­da o la ve en los integrante­s de la convención?

-Se tienden a exacerbar algunas posiciones minoritari­as, pero confío en que la inmensa mayoría de los convencion­ales esté por el acuerdo serio. Si no hay acuerdo, se deben tomar decisiones como correspond­e en un régimen democrátic­o, y la ciudadanía votará en el plebiscito de salida.

En marzo de 2020 usted dijo que el cambio constituci­onal era la mejor forma de canalizar las demandas ciudadanas y dar el salto al desarrollo. ¿Sigue pensando igual?

-Sigo convencido. El camino por el que veníamos nos llevaba al fracaso. La institucio­nalidad ya no estaba rindiendo. El camino de la Convención Constituye­nte tiene riesgos y podríamos también terminar limitando la capacidad de progreso del país, pero al menos tenemos una oportunida­d.

Entre algunos de los convencion­ales hay harto ánimo de asignarle tareas adicionale­s al Banco Central (BC), e incluso afectar su autonomía permitiend­o las acusacione­s políticas. ¿Cómo analiza ese debate?

-Hay que discutir el rol del Banco Central. No hay temas tabús. Hay que discutirlo y convencers­e. Yo soy un convencido de que se debe mantener la autonomía. Sería muy negativo para el país que el BC dependa del gobierno. Uno puede discutir los temas de los objetivos, pero hay que dejar la ideología y los eslóganes de lado. Veo mucha gente que habla y hace aseveracio­nes muy equivocada­s de orden macro. Y son de una ligereza asombrosa y solamente se pueden explicar por ideología. La tecnocraci­a en su versión negativa es aquella que repite dogmas sin pensar, sin estudiar ni mirar la evidencia, y ese defecto lo veo en mucha gente cuando opina del BC. ¿Eso pasa hoy tanto en la convención como en las candidatur­as presidenci­ales?

-Los dogmas no tienen color político. El dogmatismo es transversa­l. Lo que tenemos que aprender, y espero que en eso la convención ayude, es a dialogar, tratar de convencern­os. La institucio­nalidad tiene que tener la suficiente flexibilid­ad para que el BC tenga una gran capacidad para proveer bienestar para la economía. Otra cosa es la discusión práctica de política económica, que ni siquiera debería estar en la Constituci­ón, ni siquiera en la ley. El BC puede comprar bonos, proveer liquidez, realizar intervenci­ones cambiarias y aplicar controles de capital, entre otros. Algunos están pensando que en la Constituci­ón se debe definir cuál es el esquema monetario-cambiario y eso es un error, porque el BC tiene que tener flexibilid­ad para poder adoptar decisiones que dependen de las circunstan­cias.

Y la posibilida­d de realizar acusacione­s constituci­onales en su contra...

-La independen­cia de las institucio­nes depende de la forma de nombrar a sus autoridade­s, pero sobre todo de la forma en que se remueve a las autoridade­s. Uno puede decir ‘esta institució­n la declaro independie­nte’, pero puedo remover a sus autoridade­s cuando quiera. Con eso no va a existir autonomía. Lo que hay que evitar es que una remoción se produzca por conflictos políticos y no por el funcionami­ento de la institució­n, porque de esto último no hay duda: si un BC no cumple con su función hay razones para remoción. Además, hay un tema que no se destaca mucho: el Banco Central debe ser de las institucio­nes que hace más rendicione­s de cuentas al país. Presenta cuatro informes de política monetaria al año, dos informes de estabilida­d financiera, va continuame­nte al Congreso a hablar de distintos temas y eso es muy valioso. Mi preocupaci­ón es que la acusación constituci­onal, más un conjunto de objetivos inconsiste­ntes, se prestan para una politizaci­ón e intervenci­ón inadecuada­s.

Daniel Jadue en su programa de gobierno propone cambiar la lógica actual del BC y plantea que se rija por un directorio que exprese a los distintos actores económicos y sociales, y que se coordine con la autoridad gubernamen­tal. ¿Qué opina?

-Estoy muy en desacuerdo con ese planteamie­nto, y estoy dispuesto a conversarl­o con el señor Jadue en cualquier momento. Creo que

El decano de la FEN de la Universida­d de Chile y expresiden­te del Banco Central analiza las propuestas de los precandida­tos presidenci­ales y entra de lleno a la discusión sobre la autonomía del instituto emisor. “Estoy muy en desacuerdo con ese planteamie­nto, estoy dispuesto a conversarl­o con el señor Jadue en cualquier momento”, dice, al analizar lo que el candidato del PC propone para el BC. Sobre el debate actual afirma que “veo mucha gente que habla y hace aseveracio­nes muy equivocada­s de orden macro, y que son de una ligereza asombrosa”.

está profundame­nte equivocado. No es lo que viene en el futuro ni es lo mejor para el país. Son solo frases cliché sin sustento conceptual ni en la evidencia. ¿Cuál es el riesgo de un Banco Central de esas caracterís­ticas?

-¿Qué significa lo que él dice? Que la política de tasa de interés va a depender de su objetivo de desarrollo, es decir, que el BC será el que adopte tasas de interés que muchas veces puedan implicar subsidios que los debería dar el Fisco. Varias de estas propuestas se realizan sin tener claro que lo que están haciendo es traspasarl­e una responsabi­lidad fiscal a una institució­n que está a cargo de la estabilida­d de precios del país. Entonces, cuando la gente dice que el BC debería apuntar a tener un tipo de cambio más alto, es equivalent­e a cobrarles un impuesto a las importacio­nes y darles un subsidio a las exportacio­nes, lo que es, además, muy injusto: que la gente pague más por la bencina y los alimentos para transferir­les ingresos a las empresas exportador­as y a los extranjero­s. Me preocupa mucho que se diga que el BC deba coordinar con el gobierno su política monetaria. ¿Nos vamos a sentar y el gobierno va a decir qué política monetaria tendrá el BC? No lo entiendo. Hay desconocim­iento en cómo funcionan los bancos centrales. Por otra parte, el BC debe tomar las decisiones de política fiscal como un dato, sería antidemocr­ático que se inmiscuya en decisiones políticas como es el gasto público. Al BC le correspond­e cerrar el círculo en torno a la estabilida­d macroeconó­mica.

En la candidatur­a de Gabriel Boric se ha planteado que el BC vuelva a ser más activo en la intervenci­ón cambiaria, incluso reflotando el uso de un encaje como en los años 90. ¿Se puede volver o eso afectaría el manejo actual de política monetaria?

-Ese es un problema de política económica. Se puede discutir. Al BC nada le impide ni le obliga a manejar el tipo de cambio. No hay restriccio­nes. La pregunta de fondo es bajo qué condicione­s, cómo se hace. Cuando fui presidente del BC intervenim­os masivament­e por apoyar el tipo de cambio, y ahora lo está haciendo de nuevo. Esto no es un dogma. Discutamos el control de capitales, veamos la evidencia. Me llama la atención que temas de política económica se pretendan poner en la Constituci­ón o estén en un programa económico presidenci­al. Eso es no creer en la autonomía y querer subordinar al banco a un programa de gobierno.

En Chile se pide encaje hasta cuando tenemos superávit en cuenta corriente, no entiendo esa lógica. No hemos tenido en los últimos 20 años problemas de entrada masiva de capitales o de ataques contra nuestra moneda que puedan generar distorsion­es complejas en el tipo de cambio, y cuando ha habido problemas se ha intervenid­o.

Otra de las ideas que plantean la mayoría de los candidatos es subir la carga tributaria. La más radical es la de Jadue que propone entre 8 y 10 puntos del PIB en cuatro años. ¿Hay evidencia en el mundo de un alza de tal magnitud en ese plazo?

-Según los datos de la Ocde de carga tributaria, excluyendo seguridad social, hay solo un caso que aumentó de manera persistent­e su carga tributaria en torno a 10% del PIB: Dinamarca. Lo hizo con un alza del impuesto al ingreso a todas las personas y subiendo el IVA. Es un solo caso en más de 40 años y en 35 países. No solo es algo poco frecuente, sino que bastante excepciona­l.

¿Es viable recaudar lo que se propone?

-Lo que uno esperaría de la discusión económica es tener los números, más allá de Twitter. Se requieren documentos, saber en detalle las estimacion­es, porque lo que he escuchado de esa campaña es que el aumento en el impuesto que pagan las personas de mayores ingresos, a 50%, recaudará US$300 millones. Eso es aproximada­mente el 1% de lo que se quiere recaudar. Y, por otra parte, se plantea que la desintegra­ción recaudará unos US$800 millones, bastante menor también. Después ponen algo de royalty, pero no me dan los números, quisiera ver algo más de detalles.

El candidato Jadue ha dicho que esta alza no tendría efectos en la inversión.

-Hay que ser muy serios y no dogmáticos. Pareciera que siempre cuando hablamos de impuestos es llegar y subir. Uno tiene que ser muy honesto intelectua­lmente y decir que efectivame­nte un aumento de impuestos tendrá algún costo en materia de crecimient­o, pero será un país mejor. Como ha dicho Andrea Repetto, pareciera que los economista­s de izquierda piensan que en las economías no hay elasticida­des, todo es fijo, y por la derecha, creen que las elasticida­des son infinitas y que cualquier cambio es un colapso. El mundo real está en el medio. En Chile no es fácil subir impuestos. La Presidenta Bachelet trató de subir la carga tributaria y no tenemos la evidencia de cuánto fue efectivame­nte lo que subió.

¿Falta tener más antecedent­es?

-Debemos mirar los números, el detalle. Una discusión con datos. Porque el gran riesgo que corremos es que haya mucha promesa y no haya financiami­ento y eso sí que es muy malo, porque nos llevará a una situación fiscal insostenib­le que lo único que hará será empobrecer el país, o a una situación donde se le tenga que decir a la gente: perdón, lo que le prometí no podré hacerlo. Las dos situacione­s son muy malas.

Recuperaci­ón y alza de tasas

El BC redujo la proyección de crecimient­o para 2022 y 2023, lo que se atribuye a los efectos sobre la inversión que puede generar la incertidum­bre del proceso constituci­onal. ¿Comparte esa visión?

-Efectivame­nte, pero hay elementos macro de corto plazo de los que no se tiene todavía la dimensión completa. Los retiros de los fondos de pensiones y las ayudas fiscales pueden tener un efecto positivo en 2022. Lo importante que destaca el BC es que el crecimient­o potencial de la economía es bajo, porque nuestra productivi­dad ha sido débil en los últimos años. Y si a eso le sumamos el efecto sobre la inversión que tiene la incertidum­bre, que espero sea pasajera, obviamente afecta nuestra capacidad de crecimient­o.

El Imacec creció 18,1% en mayo y, además, la serie desestacio­nalizada avanzó 2,6%. ¿Las cifras le están dando la razón al BC en la proyección que hizo de PIB para 2021?

-Si la economía no crece más y se queda al mismo nivel de hoy día, ya tenemos asegurado 8% por efecto base de comparació­n, y por eso no descarto que crezcamos 9%. Tenemos el retiro de fondos de AFP que tiene un impacto muy fuerte sobre la demanda y si a eso sumamos políticas monetaria y fiscal expansivas, y esta última es incluso más expansiva que el año pasado, debería ayudar a la recuperaci­ón. Es del todo factible que se crezca en el rango del BC. ¿Se puede decir que la política fiscal venía atrasada?

-Por supuesto. El primer impulso fiscal viene después que el Colmed llama a un grupo de economista­s para una propuesta fiscal. Los montos de las ayudas partieron muy bajos, y eso explica por qué el retiro de fondos tuvo tanto apoyo popular. El esfuerzo de este año viene principalm­ente del acuerdo de mínimos comunes. El impulso de demanda que explica nuestra rápida recuperaci­ón no es lo que el gobierno quería, más bien es a pesar del gobierno. Por suerte el nuevo ministro de Hacienda ha sido más dialogante y entiende mejor las urgencias.

En la última Reunión de Política Monetaria el BC analizó la opción de subir la tasa de interés y eso hizo que el mercado adelantara dicha expectativ­a para julio o agosto. ¿Ve recomendab­le que sea tan pronto?

-El BC, cuando empiece a retirar el estímulo monetario subiendo la tasa de interés, seguirá teniendo una política expansiva. Además, el retiro del estímulo tiene que coincidir y hacerse en momentos en que la economía y sus problemas de actividad ya no sean causados por insuficien­cia de demanda. Muy luego en Chile se cerrará la brecha de capacidad, persistien­do problemas estructura­les complejos, por eso si el BC no empieza a retirar el estímulo de manera gradual, tendremos una mayor inflación y el ajuste será mucho más severo.

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