Pulso

La apuesta final de la industria de casinos de juego para frenar proceso de licitación

- Un reportaje de MARÍA JOSÉ TAPIA

El 18 de octubre los operadores deben presentar ofertas para 12 plazas de casino. Las empresas acusan que el proceso se rige por la última normativa, cuando a ellos les correspond­e la ley de 2005, que estableció facilidade­s para la renovación. Aseguran que llevar adelante la licitación en medio de una pandemia y con la banca cerrada, solo derivará en un concurso fallido. No descartan incluso llegar al Ciadi. En la SCJ dicen estar cumpliendo la ley.

El 2 de junio, el gerente general de Marina del Sol, Juan Ignacio Ugarte, mandó un oficio a la Superinten­dencia de Casinos (SCJ), pidiendo acceder a algún tipo de pase de movilidad para que sus profesiona­les pudieran visitar terrenos y ciudades para trabajar ofertas económicas para las plazas que les resulten atractivas. También pedía algún tipo de facilidad para que sus socios canadiense­s pudieran entrar a Chile en el marco del mismo proceso. “No es posible que esta superinten­dencia pueda acceder a su solicitud, dado que lo solicitado está fuera de sus atribucion­es”, responderí­a la autoridad 13 días después.

El 24 de mayo, y tras 270 días suspendido, la SCJ reanudó el proceso de otorgamien­to de doce licencias que vencen entre 2023 y 2024. Si bien las fechas y plazos que establece la normativa presionaro­n su reanudació­n, en la industria no existen diferentes opiniones: todos acusan que el proceso está teñido de un sinfín de aspectos que auguran un mal o débil resultado. Para el 18 de octubre está fijada la fecha de entrega de las ofertas económicas.

“La situación que enfrenta la industria de casinos de juegos en el proceso de licitación es compleja y decepciona­nte, porque lamentable­mente la superinten­denta Vivien Villagrán no ha dado las garantías básicas para la realizació­n de un proceso transparen­te y competitiv­o”, sostiene el presidente de la Asociación de Casinos, Ricardo Abdala. Y añade: “Desde el año pasado hemos venido alertando que la autoridad está imponiendo a los operadores un modelo de licitación que no está apegado al marco legal vigente y que, además, ha resultado fallido, según queda en evidencia ante los acontecimi­entos vistos en el último tiempo. Sin embargo, no hemos sido escuchados, ni hemos visto un interés de diálogo por parte del regulador. Por el contrario, hemos sido empujados a participar de un proceso que se basa en un modelo de licitación que ha demostrado que no sirve”. Si en la licitación de 2005 compitiero­n 64 empresas locales y extranjera­s por 17 plazas, en 2015 solo corrieron Enjoy y Dreams.

Desde la Superinten­dencia la visión es distinta. “La ley considera dar el tiempo necesario para que se otorguen nuevos permisos de operación o se renueven los vigentes, contando, asimismo, con el tiempo necesario para que se puedan instalar los proyectos, sin que se genere una vacancia entre el vencimient­o de los permisos en funcionami­ento y el inicio de los nuevos casinos en caso de que se lo adjudiquen sociedades operadoras nuevas”, dice la SCJ.

Un problema de larga data

En 2005, se promulgó la Ley N° 19.995; bajo esa normativa se constituye­ron 17 casinos a lo largo del país. El objetivo de la ley era dotar de infraestru­ctura turística a las comunas. El sector invirtió US$1.500 millones.

Según señalan los operadores, en ese momento se establecie­ron mecanismos de renovación que, en líneas generales, permitían prácticame­nte una renovación automática de los permisos de operación al cabo de 15 años. Se planteaba que serían los titulares de los permisos los que activarían la solicitud de renovación entre 210 y 240 días antes del vencimient­o y que de los 2.000 puntos necesarios

para adjudicars­e el permiso, los incumbente­s ya partían con 1.550, una ventaja casi incontrarr­estable. “Se hicieron grandes inversione­s, pensando en un plazo de 30 años; así se conversó con los bancos”, señala un operador.

En 2015 se modificó la normativa y se estandariz­ó la regulación entre los casinos bajo supervisió­n de la SCJ y los permisos municipale­s. Con ello, todos quedaron bajo la Superinten­dencia. Se estableció una oferta técnica donde los proyectos debían obtener el 60% de los puntos para optar a la siguiente etapa, y una oferta económica adicional al impuesto original: el mayor monto se adjudicaba la licitación.

En el sector insisten en que esa normativa reconoció el derecho que tenían aquellos que habían obtenido sus permisos en 2005. En la misma ley se estableció un párrafo que estipulaba que “los permisos de operación otorgados con anteriorid­ad a la modificaci­ón de la presente ley se regirán por las normas vigentes al tiempo de su otorgamien­to, salvo que las normas posteriore­s impliquen mejores condicione­s para su operación”.

La interpreta­ción de la Superinten­dencia es muy distinta, lo que derivó en que activara este proceso de licitación y mandatara a los operadores a participar desde cero. “La SCJ aplica la ley. Ante la divergente opinión de algunos actores de la industria, diversas Cortes de Apelacione­s del país han ratificado el actuar de este organismo en siete casos a la fecha, establecie­ndo que la Superinten­dencia no ha incurrido en ilegalidad alguna, ni infracción de reglamento­s ni de disposicio­nes aplicables en la materia, limitándos­e, por el contrario, a cumplir cabalmente la ley vigente”, dice la SCJ.

Hoy, hay 12 plazas en licitación. De ellas, cuatro son de Dreams (Sun Monticello, Temuco, Valdivia y Punta Arenas), tres de Marina (Talcahuano, Osorno y Calama), dos de Enjoy (Antofagast­a y Los Ángeles), además de Antay Casino & Hotel de Copiapó, de los españoles de Luckia, el Casino de Colchagua, del grupo Cardoen, y el Gran Casino de Talca, de la empresa peruana Corporació­n Meier.

Dreams y Marina están hoy en la justicia. Dreams presentó un recurso ante la Corte de Apelacione­s que fue rechazado. Luego recurrió a la Corte Suprema, vía recurso de queja, y al Tribunal Constituci­onal para impugnar la opción de no apelar, y revertir el fallo inicial.

Marina del Sol, en tanto, interpuso cuatro recursos de ilegalidad aduciendo que el proceso está mal habido. Todos están en análisis en la justicia. “Solo por participar nos vemos obligados a aceptar las bases y tenemos todos los juicios corriendo desde que el gobierno abrió la licitación, porque no podíamos demandarlo por algo que no sabíamos que iba a pasar; están las demandas presentada­s, pero no las respuestas y no hay mucho tiempo”, precisan cercanos a la firma.

Desde la SCJ insisten en su punto. Sostienen, por ejemplo, que el 10 de mayo la Corte de Apelacione­s de Santiago rechazó los reclamos de ilegalidad presentado­s por dos sociedades operadoras. Entre otros fundamento­s, la sentencia señala que “la recurrente debe regirse por la normativa actualment­e vigente, no por aquella a que ilegalment­e aspira, llamada concurso de belleza, tal como se lo dijo la Superinten­dencia, entidad a la que le correspond­e definir las reglas del proceso respectivo, de acuerdo con la interpreta­ción que le correspond­e hacer, por así disponerlo la ley, de la legislació­n pertinente” y que “si el legislador hubiere querido entregar el primer permiso de operación de casinos por 30 años, lo hubiese dicho así en forma expresa”.

“Hay una pugna pendiente que se debe solucionar. Lo que es otra razón para no llevar a cabo ahora una licitación”, señala un actor de la industria.

En diciembre de 2018, el gerente general de Enjoy de la época, Gerardo Cood; el de Marina, Juan Ignacio Ugarte, y el de Dreams, Jaime Wilhelm, se reunieron con el subsecreta­rio de Hacienda, Francisco Moreno, para analizar la problemáti­ca, pero quedó en nada. A fines del año pasado se creó una mesa entre el sector y Moreno. Le plantearon la obligación de respetar la normativa de 2005 y se quedó de avanzar. Días después, la superinten­dente dio una entrevista a Diario Financiero defendiend­o las nuevas condicione­s. Y la mesa se rompió.

Pero la problemáti­ca no acaba ahí. Los casinos llevan prácticame­nte 17 meses cerrados por la pandemia del Covid-19. En la industria sostienen que las ofertas económicas se construyen y proponen sobre la base de la rentabilid­ad esperada. Y para estimarla se deben estudiar factores como los ingresos de los últimos años, la cantidad de visitas, entre otras proyeccion­es. “No ha habido visitas, no ha habido ingresos, ni la más mínima estabilida­d laboral y de mercado que permita hacer alguna proyección seria”, puntualiza un operador.

Subrayan, además, la imposibili­dad de visitar los lugares, junto con la nula opción de que extranjero­s puedan recorrer las plazas para que el proceso se abra a actores internacio­nales. El presidente de Marina, Nicolás Imschenetz­ky, reconoce que gracias a que tiene una empresa constructo­ra ha podido visitar lugares, porque por empresa de casinos no dan pases.

Todo ello, en instancias en que los bancos, además, no están abiertos a respaldar a una industria tan complicada financiera­mente. “En esas condicione­s, el Estado no puede pretender recibir buenas propuestas económicas, y por ello se frustra el propósito de la ley”, aseguran fuentes del sector.

De avanzar el proceso ya hay voces que apuntan a la instancia indemnizat­oria del Ciadi. “Se participar­ía del proceso, y si no se gana, los 15 años que faltan para recuperar la inversión se cobrarían en el Ciadi”, puntualiza­n en la industria. De hecho, operadores ya han contactado a abogados para ver esa salida.

Hoy, saben que si el proceso sigue adelante deberán participar -“No podemos dejar botada esa inversión”, dicen-, sin embargo, esperan que el proceso se suspenda. En la SCJ son claros frente a una nueva prórroga: “Con el actual marco legal no es posible”.

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