Pulso

La travesía de las aerolíneas chilenas cumple 16 meses... y aún no ven un pronto despegue

- Una entrevista de MARÍA JOSÉ TAPIA

Han despedido a cerca de un tercio de su personal, todo el sector ha perdido más de 69.000 empleos, han devuelto flota, y

han visto un deterioro consistent­e en sus finanzas. No han recibido ninguna ayuda, en instancias en que más de un 80% de las empresas en el mundo sí

ha tenido apoyo estatal. Las aerolíneas llevan 16 meses en medio de la crisis; una que partió

en marzo de 2020 cuando se anunció el cierre de fronteras, una medida que -critican- no cede, pese a que ya el 75% de la

población está vacunada. El tráfico aéreo sigue a la baja. Hoy urgen por una reapertura que les

permita operar.

Qantas decidió no volar más a Chile, al menos hasta 2022. Emirates se fue sin estimacion­es de retorno. British Airway siguió los mismos pasos. En un año, los cielos nacionales perdieron 29 pares de rutas tanto domésticas como internacio­nales: en 12 meses pasamos de 115 conexiones a 86. Y con ello, las frecuencia­s internacio­nales que iban a esos destinos se contrajero­n un 75%; se perdieron 4.414 vuelos entre ciudades.

Las fronteras nacionales llevan más de tres meses cerradas de manera continua. Y prácticame­nte 16 con un breve lapso -entre noviembre y marzo- en que se flexibiliz­ó la medida. Y si en el primer cierre de frontera la cantidad de pasajeros transporta­dos desde el aeropuerto de Santiago cayó un 90% frente a lo movilizado en 2019; el descenso entre abril de 2021 a la fecha es de un 96% versus cifras pre-Covid, según cifras de Nuevo Pudahuel; en instancias en que la población ya está en un 75% vacunada con dos dosis.

“Las restriccio­nes sanitarias que hoy rigen en el país son una de las más estrictas del mundo, lo que no se condice con los significat­ivos avances del plan de vacunación”, dice el presidente de la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (Achila), José Ignacio Dougnac.

La crisis del Covid-19 tiene en vilo a la industria. Al interior de las aerolíneas ya han despedido -en promedio- a un tercio de su personal cada una; han devuelto aviones y sus finanzas claramente se han deteriorad­o. Todo ello, en un contexto donde aseguran no haber recibido ninguna ayuda. El 80% de la oferta mundial fue receptora de colaboraci­ón estatal, enfatizan en el rubro; por este lado del mundo, nada. “Nos han cobrado todo, con intereses”, reclaman. De hecho, el último tramo del bullado anuncio de reducción de tasa de embarque realizado en 2019 no se concretó. Estaba fijado para diciembre. Sería un 10% para la doméstica, y US$ 1, la internacio­nal. Quedó en nada. Contactado­s en el Ministerio de Economía, que anunció la baja hace un par de años, aseguraron escuetamen­te: “Estamos en los procesos previos con el Ministerio de Hacienda y Transporte­s”.

Más de 69.000 empleos menos

La gerente general de IATA en Chile, Gabriela Peralta, asegura haberse sorprendid­o. Participó directamen­te en la consulta que hizo el gobierno a 143 gremios y planteó la urgencia de abrir las fronteras al menos para chilenos y residentes. “Fue decepciona­nte que en el nuevo plan Paso a Paso no hubiese nada para la aviación”. En las aerolíneas, la reacción fue similar. “Dado el avance del plan de vacunación y la disminució­n de los casos, esperábamo­s que el plan Paso a Paso incluyera más libertades para viajar dentro del país”, precisan en Achila. Hoy solo están permitidos los vuelos al interior de Chile, pero entre comunas que estén en Fase 2 hacia arriba. En la industria esperaban que eso se ampliara a personas vacunadas con dos dosis, desde Fase 1. Pero nada... y no solo eso, una semana después anunciadas las modificaci­ones a la estrategia sanitaria se extendió el cierre de fronteras hasta el 25 de julio. Y si bien el gobierno -publicó La Tercera- estaría evaluando levantar la medida desde el 26 de este mes, en la industria no manejan antecedent­es al respecto.

“Queremos un plan, porque los aviones tú no los echas a andar con un botón, se necesita preparar muchas cosas: tripulació­n, mecánicos de mantención, entonces cada vez que nos enfrentamo­s a una apertura es de un día para otro y así no se puede”, destacan en IATA.

Al interior de las compañías precisan que los itinerario­s de vuelo se planifican prácticame­nte con un año de anticipaci­ón. Y la tripulació­n se determina y se prepara con tres meses de plazo; una serie de costos que -según el sector- han sido absorbidos en gran parte por las aerolíneas. Y por el personal que ha sido desvincula­do. En Latam han sacado del orden de 13.000 personas; en Sky Airline, alrededor de un tercio, y en JetSmart el año pasado despidiero­n a parte de la planta de tripulacio­nes de cabina y mando. Además, según la última informació­n actualizad­a de la Dirección del Trabajo al 30 de junio, Sky Airline mantiene a 131 personas en suspensión laboral. Todo el rubro en Chile ha perdido 121.505 trabajador­es: el sector pasó de 191.000 empleos sustentado­s en el transporte aéreo a 69.495.

“Como industria hemos hecho grandes esfuerzos para enfrentar la crisis sin recibir ningún tipo de ayuda estatal. Aun así, hemos estado dispuestos a colaborar, por lo que hemos apoyado de forma totalmente gratuita en el traslado de millones de dosis de vacunas, e insumos médicos a las distintas regiones del país. Hoy es imprescind­ible que podamos trabajar en una reapertura”, insis

te Dougnac.

En el sector no comprenden la paradoja. Hoy Chile tiene al 75% de su población con esquema completo de vacunación y las medidas más estrictas: cierre de frontera, PCR y la obligación de pagar por un hotel sanitario. Solo Trinidad y Tobago mantiene las fronteras cerradas, y posee apenas un 8,8% de su población vacunada. Y Chile comparte solo con Cuba -que tiene al 14,3% de sus habitantes inoculados- la obligatori­edad de cuarentena. “Nosotros creemos que hoy existen los criterios técnicos para establecer una reapertura segura de las fronteras. ¿Qué tiene que ocurrir para que eliminen las restriccio­nes domésticas e internacio­nales?”, dispara Dougnac.

El país es prácticame­nte el único del mundo donde el tráfico aéreo internacio­nal sigue cayendo. Estadístic­as oficiales de IATA hablan de que se ha recuperado solo un 5,6% frente a 2019. Se está prácticame­nte en el mismo nivel que en marzo de 2020, y en una caída continua desde marzo de este año (ver infogra

fía). Si entre enero y marzo de 2020 se movieron en total 2.562.971 pasajeros al exterior; un año después el dato fue de 625.934 personas, un 75,6% menos.

Y el análisis se extrema si se compara con 2019. En vuelos internacio­nales se pasó de 633 por semana a 135 este año. Y en nacionales, de 858 operacione­s semanales en 2019 a 433 en 2021, según datos de Nuevo Pudahuel.

Con todo, si en 2019 el aporte del sector al PIB chileno eran US$ 7.200 millones, actualment­e es de US$ 2.584 millones, US$ 4.616 millones menos.

Escenarios supuestos

Entre enero y mayo de 2021, Latam Airlines movió 11.724 pasajeros entre Chile y el exterior; en 2019 (pre-Covid) ese dato superaba los 390.000. Sky Airline desplazó 1.103 personas entre salidas y llegadas; lejos de los 51.982 de igual lapso de hace un par de años. Hoy, están con prácticame­nte un vuelo internacio­nal a la semana, al igual que en JetSmart. En Latam han cubierto parte de la demanda con carga.

En promedio, el tráfico internacio­nal de toda la industria es menor al 6% de su capacidad. “Eso implica que ni siquiera se están cubriendo los vuelos esenciales, que son entre un 20% y un 25%”, puntualiza­n en el sector.

En el ámbito doméstico, a pesar de las flexibilid­ades, solo se ha recuperado el 24,9%, según datos de la Junta Aeronáutic­a Civil (JAC). En Latam siguen abajo en un 55% frente a los datos prepandemi­a. En Sky Airline están un 70% inferior, y en JetSmart, un 52,8%, versus lo que reportaban en 2019. Es que, explican en la industria, el hecho de que en Fase 1 los vuelos se suspendan genera aún demasiada incertidum­bre para los pasajeros.

Durante abril se suspendier­on 2.200 vuelos a raíz de las restriccio­nes; en mayo ese dato superó los 1.300. Y si bien hasta ahora ninguna compañía nacional está cobrando multas por las modificaci­ones de viajes; eso cambiará a partir de este mes. Sostienen que ya no pueden seguir absorbiend­o ese costo, por ende, hay firmas que sumarán cláusulas de cobro en los pasajes que se adquieran desde julio.

Las compañías hoy se mueven con escenarios supuestos. Uno con una capacidad mínima, en línea con que el cierre continúe, y otro con apertura restringid­a a los vacunados, por lo que tienen dotación y aviones en espera... aunque aún sin prever los movimiento­s de antaño.

Todas las compañías, de hecho, han devuelto aviones. En Latam han sido cerca de 31, y en Sky Airline partieron la pandemia con 26 aeronaves y hoy manejan 19.

En la industria insisten en que ha sido la única forma de sortear esta tormenta. La principal compañía nacional ya transita desde el año pasado por el capítulo 11 de Estados Unidos. En mayo de 2020 se acogió a la Ley de quiebras, dado su débil situación financiera, lo que le permitió sumar recursos por US$ 2.450 millones. A marzo, sus ingresos llegaban a los US$ 842 millones frente a los US$ 2.266 millones un año atrás. Sus pérdidas llegaron a los US$ 430 millones. La caja a mayo superaba los US$ 1.112 millones, según su Informe Operativo Mensual (MOR). Y su proyección de pasajeros transporta­dos para julio alcanzaba el 46% -el mayor dato desde el comienzo de la pandemia-, aunque tirada fuertement­e hacia abajo por su operación en Chile: con un 35%.

En el resto del sector aseguran tener la capacidad para seguir adelante; aunque -insisten- en que la situación se complejiza a medida que no se les permite retomar la normalidad. Insisten en que han sido 14 meses de crisis. Y que -además- el repunte no es inmediato. Si hoy se abren las fronteras, las compañías recién visualizan una normalizac­ión de su operación en tres años más.

 ?? Foto ANDRÉS PÉREZ ?? En marzo de 2020 se decretó el primer cierre de fronteras que duró hasta noviembre. En ese período, el tráfico cayó un 90%. Ahora , desde el segundo cierre de abril, el descenso es del 96%.
Foto ANDRÉS PÉREZ En marzo de 2020 se decretó el primer cierre de fronteras que duró hasta noviembre. En ese período, el tráfico cayó un 90%. Ahora , desde el segundo cierre de abril, el descenso es del 96%.

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