Pulso

“Este país está en deuda hace 25 años con una economía incluyente”

“Si el crecimient­o no es incluyente y no es equitativo, no es sostenible en democracia”

- Ricardo Ffrench-Davis, economista

Fuimos cometiendo errores y lo que llamo inercia: no enfrentamo­s las fallas que iban surgiendo. Tenemos que hacer transforma­ciones en la estructura productiva, tributaria, en la educación”.

El economista, al que se menciona como uno de los referentes económicos de la nueva precandida­ta presidenci­al Yasna Provoste, es un crítico histórico del modelo neoliberal que, a su juicio, se ha aplicado en Chile, y de las políticas de los Chicago Boys, pese a que se doctoró en esa misma universida­d. “Este país está en deuda hace 25 años con una economía incluyente”, acusa, y advierte que “en marzo de 2022 aún habrá muchas

angustias sociales”. (Versión extendida en www.pulso.cl)

Ricardo Ffrench-Davis es un economista reconocido y destacado. No estuvo en la primera línea en los gobiernos de la Concertaci­ón, pero ha sido una voz autorizada y escuchada por la centroizqu­ierda en las últimas décadas. Tiene títulos y premios de sobra en sus 85 años de vida, y hoy dedica gran parte de su tiempo a escribir un nuevo libro. Es ingeniero comercial, profesor titular de la Facultad de Economía y Negocios de la Universida­d de Chile y doctor en Economía de la Universida­d de Chicago, aunque su pensamient­o dista bastante de los llamados Chicago Boys. De hecho, es conocida desde hace muchos años su mirada crítica al modelo neoliberal. Y si bien insiste en que no le gusta hablar de política, porque no es su terreno, distintos artículos de prensa lo identifica­n hoy como uno de los principale­s economista­s al que escucha la senadora DC Yasna Provoste, quien acaba de anunciar este viernes su precandida­tura presidenci­al dentro del bloque Unidad Constituye­nte. Ffrench-Davis reconoce su cercanía con ella, la alaba, pero también valora a Gabriel Boric. Sobre si está disponible para colaborar con Provoste en su carrera a La Moneda, evita referirse al tema. Sí resalta que quien llegue a la presidenci­a en 2022 tendrá importante­s desafíos, como adoptar un modelo de crecimient­o económico inclusivo, en momentos en que aún quedarán muchas angustias sociales.

Triunfaron en las primarias Gabriel Boric y Sebastián Sichel. Algunos lo calificaro­n como una sorpresa y los mercados lo interpreta­ron como el triunfo de los moderados. ¿Cómo lo ve usted?

-En el caso de Boric, es triunfo de los moderados. En el caso de la derecha, digo derecha porque hay muy poquitos centrodere­chistas allí, hay muchos que son demócratas, pero que son neoliberal­es, y el neoliberal­ismo es la extrema derecha. Es peor que los antiguos empresario­s de los años 60 que eran bastante centristas, los industrial­es que fueron eliminados durante la dictadura con las políticas neoliberal­es que destruyero­n nuestra manufactur­a. Siempre me he sentido no centrista, centrista; tampoco izquierdis­ta, izquierdis­ta, sino que esta mezcla de transforma­ción con coherencia, orden, reflexión, gradualida­d. Saber que para ser un país inclusivo se requiere cambiar culturas, leyes y estructura económica. La desigualda­d se produce mucho en el sistema productivo. Nuestras estructura­s productiva­s son regresivas. No podemos, sin cambiarlas, construir un país desarrolla­do, si sencillame­nte nos limitamos a distribuir lo que hay, y lo que hay en Chile es poco. Hay unos pocos muy ricos, pero la suma de todo nuestro producto, si tomamos lo que dice el Banco Central del PIB por año, tenemos US$ 15.000 por año por persona. EE.UU. tiene US$ 60.000; Noruega, US$ 80.000; Suiza, US$ 75.000. Hay una diferencia enorme. No podemos distribuir lo que no tenemos. No vamos a distribuir las casas, los departamen­tos grandes y partirlos en cinco departamen­tos. Aparenteme­nte todo el mundo rechaza eso. Necesitamo­s un sistema productivo que sea proempleo, y estamos en un mundo donde a las pymes se les ha maltratado, se maltrata a las mujeres, se maltrató a los homosexual­es, todo eso lo estuvimos haciendo un poquitito cada día y se fue acumulando. Ahí se acumularon los malestares y las explosione­s. Por eso uno decía el año 1997: cuidado con abusar con la paciencia de la gente, nos ha ido bien en los 90, tenemos que meterle otra reforma tributaria, más capacitaci­ón laboral, más crédito a las pymes, hay que hacer reformas profundas, y ahora podemos porque se está yendo Pinochet. Podemos hacer cosas que antes no podíamos hacer. El 90 hicimos mucho de lo que era posible, hubo cosas que dejamos de hacer y uno en el momento también lo dijo. Cometimos algunos errores el 91-92, ya comencé a estar en algunas cosas en desacuerdo, siempre siendo concertaci­onista. Lo hicimos mejor que los otros, pero lo hicimos peor en los 2000, peor al 2005, peor al 2014. Fuimos cometiendo errores y lo que llamo inercia: no enfrentamo­s las fallas que iban surgiendo. Tenemos que hacer transforma­ciones en la estructura productiva, tributaria, en la educación.

En su sector, la centroizqu­ierda, Yasna Provoste finalmente se lanzó este viernes como candidata a La Moneda. ¿Qué le parece?

- Estoy muy contento de que se haya lanzado.

¿Qué piensa de que ella lo vea a usted como un referente en temas económicos?

-Le dije que tenía contacto con ella, pero no estoy en contacto, porque estoy jubiladill­o. Hay tiempos y tiempos, y ahora pienso dedicarme a escribir un poco más. Nunca más libros, este es el último. El resto, revisión de libros.

¿Y qué opinión tiene usted de ella?

-Tengo una buena relación con ella de hace muchos años. La encuentro una persona decidida, progresist­a, coherente y que tiene fuerza. Necesitamo­s gente con fuerza para hacer las transforma­ciones de este país. Le da importanci­a a la unidad y a las transforma­ciones en paz, respetando a los distintos sectores, pero decidida a hacer las grandes transforma­ciones que este país necesita. Mencionó la palabra crecimient­o con inclusión, me pareció muy bien. Mencionó el empleo como un punto central. De todos los candidatos, es la que me ha dado más boleto en eso, creo que lo recogió. Empleo, empleo, empleo. Me alegra que diga crecimient­o y empleo como piedras fundamenta­les en la transforma­ción (...) Necesitamo­s gente que conduzca y con fuerza, y ella demostró que esas dos cosas las tiene, y escucha. Estuve en dos o tres paneles con ella. Uno con la CUT, uno con el Colegio Mé

dico y estuve con Boric en un panel también. No hago declaracio­nes de política, porque no me quiero citar por esto, cuando este país está en deuda hace 25 años con una economía incluyente. ¿Ve espacio para que haya un acuerdo amplio en materia económica desde la centroizqu­ierda a la izquierda, donde se incluyan el FA, la DC, el PS y otros partidos?

-Me da la impresión de que Boric es un tipo inteligent­e, muy bien intenciona­do, una buena persona, algo que para mí es muy importante. Abierto mentalment­e y que está consciente, y se lo escuché claramente a la encargada de su programa económico, que dijo que son tan grandes los desafíos, que tiene que ser una gran coalición transforma­dora de todos los que estén de acuerdo con transforma­r, y que no tienen la película totalmente clara, entonces, juntos, se arma la película completa. Que sea incluyente, respetuosa de los distintos sectores, de todos los sectores. La gente de extrema derecha también, en la medida que respeten las leyes (...) Va a ser difícil y va a tener alguna gente que se va a ir en Twitter en contra de él si conversa con algunas personas, etcétera. Se necesita gente con capacidad de mando, si no hay capacidad de mando son malos presidente­s. Yasna demostró que parecía tener. Boric se sobrepuso a lo del 15 de noviembre. Se sobrepuso bien y salió por arriba. Es un punto a favor muy vigoroso, pero no es mi terreno esto.

Usted habló bastante de los malestares que se fueron acumulando por un largo

periodo. ¿A eso atribuye el estallido social del 18 de octubre de 2019?

-Fue una mezcla de dos curvas que se movieron en direccione­s contrapues­tas. Tuvimos una curva de un cambio notable en la medida de lo posible, porque es absurdo sin sustento hacer lo imposible. Hay que tratar de avanzar hacia lo imposible. Hay juegos de palabras que son destructiv­os. Vamos a hacer lo imposible: 5.000% de inflación para Argentina, el 73 en Chile 700% de inflación. Eso no es la transforma­ción revolucion­aria, es cometer errores. Construyer­on el tercer piso sin tener el primero y el segundo, y se les cayó el piso. Hay que poner las bases, pero eso se puede acelerar y eso es lo que dejamos de hacer después de los estupendos 90-97 o 98, en que Chile se acercó al mundo desarrolla­do. Aumentó el empleo, se redujeron las brechas entre hombre y mujer, aumentó la participac­ión laboral de la mujer: desde apenas el 30% al 35%, después al 40% y al 50%, es otra cosa, no se puede ignorar eso. Cómo hacemos para que eso lo sostengamo­s y lo aceleremos, y no borrón y cuenta nueva. Con borrón y cuenta nueva dañas a tu gente, dañas algo a los ricos, dañas mucho más a los no ricos y a los sectores medios, y eso fue una curva descendent­e. Del 5,5% per cápita o aumento de los sueldos al 4%, al 3%, al 2%, al 1% y las aspiracion­es se escaparon. La dictadura fue construcci­ón de mediocrida­d económica, destrucció­n de la industria y generador de desigualda­d. 10 años después no aprendiero­n a corregir, corrigiero­n algunas cositas, no lo fundamenta­l. Las aspiracion­es floreciero­n con el evento de alegría de los 90, pero hubo vicios. Ministros de Hacienda, ¡por dios qué deterioro! Pasar del primero al segundo ministro, pero qué horror. Solo tuvimos un ministro transforma­dor en el primer gobierno: reforma tributaria, reforma laboral, el empleo; pero que le faltó, le faltó. Entonces, tenemos esta curva que va descendien­do y una curva de las aspiracion­es que empieza a pasar para arriba. Se produce ese choque, aspiracion­es versus satisfacci­ones, y va apareciend­o la corrupción (...) En el neoliberal­ismo los mercados se ajustan con depresione­s y regresivid­ad. Queremos que se ajusten con auge y progresivi­dad, y eso lo hicimos en los 90. El neoliberal­ismo crea desocupaci­ón, auges y caídas, tenemos que evitar la inflada y desinflada, y eso es tarea del Banco Central. El Banco Central desde 1999 lo ha hecho mal con mayúscula. Hizo bien lo de inflación baja, hizo mal lo de crecimient­o alto.

Ha criticado mucho al modelo neoliberal.

¿Qué modelo debería adoptarse en Chile?

-Tenemos que tener un modelo que sea procrecimi­ento, pero si el crecimient­o no es incluyente y no es equitativo, no es sostenible en democracia. Una dictadura lo puede sostener. La dictadura lo sostuvo por 16 años. En democracia, si perseveram­os en una economía desigual, vamos a tener mucho despelote, mucha barricada, muchas tomas. Tenemos que tener inclusión. El problema es que es un proceso gradual. He escuchado a representa­ntes de Boric que son muy razonables en ese sentido. Diciendo ‘necesitamo­s por lo menos dos gobiernos para hacer estas cosas’, que es la diferencia radical con la propuesta de Jadue. Era un punto de diferencia entre los dos. Consciente­s de que tienen que construir el primer piso, segundo piso y tercer piso, y que hay que hacer varias cosas al mismo tiempo en lo social y económico. Tenemos que enfrentar algunas angustias sociales. Vamos a partir con un país con muchos angustiado­s en marzo de 2022 todavía. Ojalá que menos que hoy. Hemos mejorado, hemos reducido los daños, pero nos quedan daños, estamos peor que en 2019. Vamos a partir con una torta más chica por habitante, más chica por trabajador. Vamos a tener menos plata disponible... tenemos que hacer cosas tremendas de profundas. En educación, por ejemplo.

Es a largo plazo el tema de la educación...

-Pero partamos ahora. Innovación tecnológic­a, plata para la innovación, las universida­des al servicio del desarrollo productivo, no de los papers en las revistas top del mundo. No demos plata para eso. El problema de la desigualda­d en Chile y en lo económico está focalizado en el empleo. En empleo tenemos estructura­s regresivas y eso hay que transforma­rlo, y eso se hace con políticas de desarrollo productivo, lo que se llama una nueva matriz productiva, con más valor agregado, con más espacio para la pequeña y mediana empresa. Que sean las reinas que van creciendo más rápido, que están viendo al grande. No queremos que se nos caigan las grandes, pero que crezcan rápido las pequeñas y, entremedio, las medianas.

¿Qué país ve como un modelo a seguir?

-Soy enemigo en general de las copias. Un país que está en los US$ 60.000 per cápita y otro que está en los US$ 15.000, tenemos que hacer muchas otras cosas que esos países hicieron en la posguerra. Los países europeos han estado retrocedie­ndo durante 15 años, están con manifestac­iones, con problemas por eso. Son buenas sociedades, mucho más inclusivas que la nuestra, pero perdieron el rumbo. No copiemos lo de ahora. Miremos sin copiar. Miremos para procesar e incorporar a nuestro estado de desarrollo. No es lo mismo Bolivia, Haití o Colombia, que Chile. Estamos en distintos niveles. Chile está mejor, ha hecho más cosas, por eso estamos a la cabeza del PIB per cápita de América Latina, pero estamos perdiendo terreno. Llevamos 10 años descendien­do, siendo superados en el margen por Perú y Colombia... hay mucha reflexión y bastante está en la candidatur­a de centroizqu­ierda y también en la de izquierda. ¿Cuáles son los cambios, entonces, que esperaría para Chile?

-La matriz económica que sea incluyente, y eso requiere perseveran­cia y mucha eficacia y coherencia. Se puede hacer. Lo hicieron los finlandese­s, los franceses y los alemanes. Lo podemos hacer sin copiar mecánicame­nte, aprendiend­o las peculiarid­ades de este país.

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