Pulso

“Si llega a gobernar Boric, va a tener un problema serio de crecimient­o”

“El de Boric es un aumento de impuestos que arriesga ahogar la iniciativa privada”

- Rodrigo Vergara, expresiden­te del BC

El expresiden­te del Banco Central afirma que el candidato presidenci­al de Apruebo Dignidad tiene una concepción “de que el Estado puede determinar los sectores líderes y digitar hacia dónde va la economía, y eso no funciona”. Por lo mismo, de llegar a gobernar, cree que “Boric va a tener un problema serio de crecimient­o”. Valora el “aire fresco” que significa Sichel para la centrodere­cha y advierte que “vamos a tener una desacelera­ción fuerte a partir de 2022 y, con ello, un baño de realidad”.

Tras haber participad­o en cuatro campañas presidenci­ales anteriores de la centrodere­cha, esta vez el extimonel del Banco Central e investigad­or senior del Centro de Estudios Públicos (CEP), Rodrigo Vergara, está mirando el proceso electoral desde más afuera. Si bien señala que siempre está dispuesto a colaborar y aportar con ideas, cree que “es el momento de otros” y que el abanderado de su sector, Sebastián Sichel, “tiene un muy buen equipo económico”. Pero eso no significa que no tenga una visión de lo que está en juego en las elecciones de fin de año y del impacto de ello en el futuro del país. Le preocupa el programa económico que tiene Gabriel Boric, el que califica “bien de izquierda”, si bien lo reconoce más moderado que el de Daniel Jadue. “Hay más posibilida­des que Chile retome una senda de mayor desarrollo y aumento de bienestar para la población con Sichel”, enfatiza.

¿Lo sorprendie­ron los resultados de las primarias presidenci­ales?

-No, en el sentido que veía con una fuerza muy grande a Sichel en el último mes y, por otro lado, cómo se caía la campaña de Lavín. Pero sí me sorprendió que el margen fuera tan amplio. Por el otro lado, tampoco me sorprendió mucho que ganara Boric. Se explica porque hizo una buena campaña y por la enorme cantidad de errores que cometió Jadue. Eso le pasó la cuenta contra un candidato que se mostró más convocador y menos extremo. Y, de nuevo, la magnitud del triunfo fue muy significat­iva.

¿Marca un cambio de era este triunfo de los retadores más jóvenes?

-Sí, marca definitiva­mente un cambio generacion­al, un cambio de visión que es importante. En la centrodere­cha, yo destaco de Lavín que se haya adelantado a sus tiempos al darse cuenta que había un cambio en la sociedad chilena, pero claramente él no encarna ese cambio. Sichel encarna mucho mejor ese cambio de Chile y tiene capacidad de crecer hacia distintos sectores. Algo parecido pasa con Boric: también un cambio generacion­al y, de alguna forma, una mayor moderación. El programa de Boric es bien de izquierda, pero el de Jadue era muy extremo, y la ciudadanía está diciendo ‘no queremos ese tipo de extremos’, ‘no queremos comunismo’. Entonces, marcan una diferencia y dan cuenta de la nueva era en la que estamos viviendo.

Su sector, la centrodere­cha, ¿qué lecciones debe sacar de los eventos electorale­s desde el 18 de octubre de 2019 en adelante?

-Creo que la lección para el sector es que la centrodere­cha que va a predominar hacia delante es la más moderna, abierta, más liberal, la menos temerosa del accionar del Estado en ciertas áreas, particular­mente prestacion­es sociales, la más inclusiva e igualitari­a, y Sichel encarna bien eso.

¿No es paradójico que Sichel encarne este recambio obligado del sector, no siendo él una persona de derecha?

-Él se ha definido siempre como de centro. Su sector original se movió a la izquierda; él es más liberal. No le tiene miedo a la acción del Estado, pero tampoco le tiene miedo y valora el rol de los privados. En cambio, la izquierda se ha ido más al extremo y piensa que todo se soluciona con más regulación, más impuestos, más subsidios y más Estado. En ese sentido, Sichel es aire fresco y, más allá de dónde viene, encarna los valores de una centrodere­cha moderna.

Ahora se lanzó Yasna Provoste con su precandida­tura. ¿Queda espacio para una alternativ­a de centroizqu­ierda?

-Es difícil, porque por los dos lados se le achicó la cancha. Boric, a pesar de que su programa es bien de izquierda, lo que ha hecho en el último tiempo es ir moviendo su discurso hacia el centro, hacia una cosa más convocante. Ha sido muy crítico con los últimos 30 años, pero ahora, entre comillas, ha empezado a valorar algo, a aprender. Pero ojo, que va a ser muy presionado por el Partido Comunista, y si tiene mucha fuerza y lo empuja a él más a la izquierda, eso le va a dar espacio a la centroizqu­ierda.

Con estos contendore­s, ¿Sichel tiene opción real de ganar a fin de año, o es muy difícil?

-Hay una opción real de pasar a segunda vuelta y ganar la elección presidenci­al, pero es un camino difícil. Sichel es menos conocido, por lo tanto tiene más espacio para dar a conocer su mensaje y mucha más libertad para convocar a un grupo adicional.

¿Pero Boric tiene la primera opción?

-La cancha está bien abierta. Obviamente los que tienen más opciones son Boric y Sichel; participar­on en una primaria masiva, donde votó mucha gente. Boric sacó más votos y está con mucha fuerza, pero no tiene para nada la carrera ganada. Él lo tiene bien claro y sabe que necesita ampliarse.

Hay quienes dicen que aunque la centrodere­cha ganara en las urnas, es muy difícil que pueda gobernar. ¿Lo comparte?

-El próximo periodo de gobierno va a ser muy complejo para quien sea que esté al mando. La derecha viene de un desgaste muy fuerte y es muy difícil que tenga un Congreso a su favor. Pero ojo, que la izquierda está superdivid­ida, por lo que es probable que si llegara a ser Boric el próximo presidente, tampoco tenga por sí solo mayoría en el Congreso. Además, económicam­ente será difícil, porque hemos gastado muchísimo en este periodo y habrá que recomponer las arcas fiscales, lo que es bastante impopular. Y a eso se suma que hoy estamos en

una suerte de boom, en una recuperaci­ón de la caída del año pasado alimentada por el alza del cobre, por la expansivid­ad fiscal y monetaria, por los retiros, pero es algo de corto plazo. Vamos a tener una desacelera­ción económica fuerte a partir de 2022 y, con ello, un baño de realidad. Desde ese punto de vista, el gran desafío sería sobre todo para la izquierda. Boric ha sido muy crítico de los últimos 30 años, donde pese a la desacelera­ción de los últimos años el bienestar de la población aumentó de forma significat­iva. Entonces, si fuera electo, veríamos en la práctica, ante situacione­s complejas, cómo lo hace.

Más allá de la retórica, ¿cuán más moderado es Boric que Jadue cuando se aterriza en los programas de gobierno?

-Boric es definitiva­mente más moderado que Jadue, pero eso no significa que lo considere un moderado. Por el contrario, el programa de Boric está bien cargado a la izquierda. No veo gran preocupaci­ón por el crecimient­o a largo plazo, ni por la productivi­dad, ni la eficiencia. Muchas reformas de corto plazo y donde la solución es más impuestos, más subsidios, mucha ingeniería social, y poca confianza en la iniciativa privada, que al final es la que mueve la economía. Mucha política industrial, promover sectores y bastante desconfian­za de la apertura comercial. Entonces, si llega a gobernar Boric, veo que va a tener un problema serio en materia de crecimient­o.

Él plantea acabar con el modelo neoliberal que a su juicio existe en Chile, yendo hacia una economía verde y sustentabl­e, de más valor agregado, con fuerte participac­ión del Estado. ¿Es factible ese camino?

-Se puede tratar de hacer una cosa así, pero nos llevará a un estancamie­nto de la economía, a una economía mediocre, débil, con poca iniciativa, con poco aumento de productivi­dad y que no progresa. Similar a lo que ha sido tradiciona­lmente América Latina. En el programa de Sichel también se observa más participac­ión del Estado, por ejemplo en servicios sociales, un aumento moderado en la carga tributaria, pero se nota mucha más confianza en la participac­ión de los privados y su importanci­a para el crecimient­o y para lograr el bienestar de las personas, para aumentar el empleo.

¿No puede haber una política industrial moderna, que no remita a los 60 y 70?

-No tengo problema con una política que incentive la creativida­d, la productivi­dad, pero esto va mucho más allá: a determinar cuáles son los sectores que deberían seguir creciendo y cómo hacerlo. Esto no funciona en ninguna parte. Plantea, por ejemplo, un banco de desarrollo casi omnipotent­e. Eso es propio del siglo pasado. Dichas institucio­nes, por lo general, terminan siendo elefantes blancos que gastan gran cantidad de recursos y llenos de corrupción. En lo de Boric hay una concepción de que el Estado puede determinar los sectores líderes, producir más crecimient­o y digitar hacia dónde va la economía, y eso no funciona.

También sostienen que esta economía está agotada y que los grandes empresario­s mayormente no innovan…

-Es un hecho que la economía chilena en los últimos años ha tenido un estancamie­nto significat­ivo y que tenemos un desafío ahí. Ahora, decir que en Chile no hay innovación, que seguimos en lo mismo, es una caricatura. Puede hacer falta más esfuerzo en innovación y hay un rol del Estado en ambas cosas, pero plantear que aquí hay una falla total y que el que tiene que tomar el liderazgo del crecimient­o es el Estado, es una quimera y solo va a estancar la economía.

Pero el crecimient­o se trancó y desde la oposición critican que la derecha pretenda salir de ello “haciendo más de lo mismo”.

-No, no es haciendo más de lo mismo. De partida, se requiere una gran reforma del Estado que lo haga mucho más eficiente y que provea servicios sociales de mejor forma. Segundo, hay que introducir más competenci­a a los mercados. También hay que profundiza­r la integració­n, aprobando por ejemplo el TPP-11, y avanzar fuerte en concesione­s, inversión pública y, por supuesto, en equidad. Hay que producir un cambio, pero que vaya en la dirección correcta y no que nos devuelva al siglo pasado.

En el tema de cambio de modelo se incluye rebalancea­r el poder. Se argumenta que sectores como el empresaria­l y los técnicos han estado sobrerrepr­esentados. ¿Es así?

-Puede haber grupos que hayan estado sobrerrepr­esentados y es bueno que se produzcan movimiento­s que reasignen el poder. Eso es más democracia y más libertad. Ahora, ojo con los técnicos. En los países exitosos técnica y política trabajan en conjunta. Hacer políticas públicas sin darles relevancia a los expertos termina con pérdida de bienestar para las personas. Las decisiones finales tienen que tomarse a nivel político, pero no se pueden despreciar la discusión técnica y la evidencia empírica.

En esa idea del rebalancea­r el poder está la propuesta de Boric de incluir a los trabajador­es en un 50% en los directorio­s de las grandes empresas…

-No me gusta. Son muy pocos los países que lo tienen y aquellos en que sí, no son directorio­s ejecutivos.

¿No cree en la democratiz­ación de las empresas como propone el FA?

-Yo creo en la propiedad privada y en la iniciativa privada, y para tener una iniciativa privada fuerte, hay que tener los derechos de propiedad bien establecid­os. Eso no significa que no crea en la protección y derechos de los

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