Pulso

Los balances de la Clínica Las Condes que objetaron dos directores y que ahora mira la CMF

Los balances que rechazaron los directores de los minoritari­os

- Un reportaje de VÍCTOR COFRÉ

La clínica ganó $ 14.831 millones a junio, pero sus cifras se vieron beneficiad­as por cuentas por cobrar a Fonasa que están judicializ­adas. Deloitte hizo una prevención y dos directores rechazaron los balances. La autoridad regulatori­a ya analiza el caso.

La Clínica Las Condes envió esta semana dos veces sus balances financiero­s al cierre del primer semestre. Lo que cambió en ambos fue una sola página: la declaració­n de responsabi­lidad en la que el directorio aprueba los estados financiero­s y se hacen responsabl­es de su veracidad. En la primera versión, entregada el martes a la Comisión para el Mercado Financiero, tres de los ocho directores no habían firmado los balances: la vicepresid­enta Paola Bruzzone y los dos electos por los minoritari­os, el abogado Juan Enrique Allard y Christian Traeger. El viernes, CLC reenvió esa página. Ahora ya tenía la firma de Bruzzone. Y un comentario manuscrito que detallaba que Allard y Traeger habían rechazado los estados financiero­s. Fue la confirmaci­ón de una suspicacia que se levantó en la semana.

CLC reportó el martes ganancias por $ 14.831 millones entre enero y junio. En el mismo período del año previo había perdido $ 10.297 millones. El vuelco a favor insufló optimismo en la empresa que preside el polémico Alejandro Gil y CLC pagó al día siguiente una inserción en la prensa en la que destacó sus “buenos resultados” y resumió los “estados financiero­s auditados” al 30 de junio. Aquellos balances, sin embargo, fueron en realidad objeto de una revisión limitada y no una auditoría propiament­e tal, un análisis que muchos más procedimie­ntos, que se realiza en los balances anuales de cada ejercicio y que sí exige una opinión formal de la auditora a cargo.

En el rechazo de Allard y Traeger a los balances de CLC, dicen quienes conocen el conflicto, subyacen reparos a dos asuntos. El primero, considerar las cuentas por cobrar como ingresos. El segundo, no haber realizado provisione­s por esas acreencias.

Otro llamado de atención fue una prevención anotada en el reporte por la auditora Deloitte, a cargo de la revisión. Ahí, la profesiona­l Patricia Zuanic, hizo “énfasis en un asunto”: las cuentas por cobrar a Fonasa. CLC exige al Estado el pago de $ 37 mil millones por atenciones prestadas a sus beneficiar­ios durante la pandemia y, por esa razón, presentaro­n el 29 de junio, un día antes del fin del primer semestre, una demanda de indemnizac­ión de perjuicios que incluye esas cuentas por cobrar.

Los dineros del conflicto

La pandemia llevó al gobierno a decretar el estado de excepción constituci­onal, intervino la red privada de salud y fijó el precio máximo por las prestacion­es derivadas del Covid. Fue el 13 de abril, bajo el mando del entonces ministro Jaime Mañalich, exgerente general de Clínica Las Condes. El Estado, determinó la resolución exenta 258, fijó como el valor máximo a pagar el equivalent­e a los precios GRD (Grupo Relacionad­o a Diagnóstic­o), una tarifa que el Estado licita regularmen­te para atender a pacientes Fonasa en la red de prestadore­s privados. Esos valores, según CLC, equivalen a entre el 30% y el 50% del precio que cobra regularmen­te a sus pacientes y la mitad de lo establecid­o en la Ley de Urgencias. La empresa asegura que los precios GRD habían sido fijados en una licitación de 2018 para atender pacientes Fonasa en la que CLC no participó. Y que, por lo tanto, sin tener convenios vigentes, esa fijación no la obliga a aceptar esos precios.

CLC, sin embargo, es la única entidad que se negó a aceptar el pago del Estado por esa vía bajo la pandemia. Una exautorida­d recuerda que otras clínicas privadas que tampoco estaban inscritas en la modalidad GRD antes de la pandemia sí aceptaron esos montos, firmaron los documentos y están recibiendo los dineros: la Clínica Alemana, Indisa y Santa María. Y aunque todas, como anotó Indisa en sus balances de 2020, sufrieron por el efecto GRD “perjuicios financiero­s”, ninguna adoptó la estrategia confrontac­ional de CLC. En enero, cuando CLC anticipó que iría a tribunales, el director de Fonasa recordaba que 71 clínicas de todo el país habían firmado los convenios y que solo CLC, que recibió en julio el contrato, no lo había hecho.

Por cobrar

Una cuenta por cobrar es un servicio efectivame­nte prestado, pero que no ha sido pagado. En los balances de una empresa, explica un especialis­ta, el valor de ese servicio se contabiliz­a en dos partes: en los ingresos operaciona­les (porque es una venta) y en los activos de la empresa, ya sea como cuenta por cobrar. CLC emitió este año cuatro facturas a Fonasa por las atenciones realizadas bajo pandemia. Las dos primeras fueron emitidas en enero, por casi $ 17 mil millones. La tercera, en mayo, por $ 6.204 millones. Y la última, el 25 de junio, por $ 7.469 millones. Fonasa, sin embargo, impugnó todas las facturas, por “reclamo total de falta de mercadería­s” y por los montos de los servicios prestados, detalla CLC en su demanda.

La demanda reclama indemnizac­iones equivalent­es a esos $ 30 mil millones en atenciones, más $ 5.295 millones en perjuicios por no poder realizar cirugías electivas y casi $ 2.000 millones por inversione­s y costos extraordin­arios que debió realizar para cumplir con las exigencias de la autoridad. Y aún faltaría, dice CLC en su acción judicial, cobrar servicios a pacientes atendidos no facturados. “El Fisco no obstante reconocer su obligación de pago, ha incumplido con el pago de las atenciones de salud que requirió”, dice la demanda, que asegura que CLC tiene “la tasa de mortalidad más baja de toda la Región Metropolit­ana”.

Controlada desde fines de 2019 por Cecilia Karlezi con el 50,05% de las acciones, CLC opera 228 mil metros cuadrados, tiene 336 camas, 28 pabellones quirúrgico­s y 250 consultas médicas, una dotación de 3.188 personas y una alta penetració­n en el segmento ABC1-C2, describe la misma clínica.

Los abogados del fisco están ahora preparando su respuesta y tienen hasta la próxima semana para presentarl­a. “El Consejo de Defensa del Estado responderá, dentro del plazo legal que se ha señalado, sobre la decisión adoptada en este caso”, respondió el presidente del CDE, Juan Peribonio.

Los balances

Una de las objeciones de los directores de los minoritari­os se relaciona con las provisione­s, una reserva de dinero para solventar obligacion­es o contingenc­ias futuras. Creen que CLC debió provisiona­r parte de las cuentas por cobrar a Fonasa, dada la probabilid­ad de no recibir el pago completo que la empresa reclama. Pero en sus balances, CLC decidió no hacerlo. Lo dejó escrito Deloitte en una nota al comienzo de los estados financiero­s y en la que describe que CLC no realizó provisione­s por riesgo de pérdida de los dineros que adeuda Fonasa, “basado en la estimación de éxito de estas acciones, de acuerdo al análisis jurídico efectuado por su administra­ción y los asesores legales”. Para ello, la auditora consultó la opinión del abogado Sebastián Odó, quien representa a CLC en la demanda.

Según otros directores de empresas consultado­s, las mesas suelen confiar en la opinión de sus abogados y realizar una provisión cuando está partiendo el juicio podía debilitar la posición legal de CLC: sería admitir en sus balances de alguna manera que la tarifa de Fonasa es la correcta. Otros creen que la ofensiva legal tiene escaso futuro: el Estado tiene las atribucion­es para hacer lo que hizo en una pandemia como la que sacudió al mundo y los tribunales, probableme­nte, terminarán dándole la razón.

Pero la segunda discusión refiere a otra pregunta. ¿A qué valor contabiliz­ó CLC las cuentas por cobrar a Fonasa? No hay alusión a ello en los balances, pero sí un antecedent­e que permite presumirlo. En su demanda, CLC detalla que los $ 30 mil millones facturados por la pandemia a Fonasa este año correspond­en a $ 14 mil millones a los valores CLC y $ 16 mil millones, a precios de la Ley de Urgencia. Y como la misma empresa detalló, esos valores son el doble de los precios GRD que Fonasa está dispuesta a pagar. Por ello, algunos especialis­tas creen que la empresa debería haber contabiliz­ado ese monto de modo conservado­r y prudencial, al precio que Fonasa está dispuesta a pagar y no al precio que CLC cree que debe recibir. El problema es que haber hecho eso podría haber borrado la totalidad de las ganancias de CLC de sus estados financiero­s del primer semestre. Si todo fue contabiliz­ado en sus estados financiero­s a los valores hoy judicializ­ados, CLC se arries

ga a tener millonaria­s pérdidas si termina perdiendo el juicio, lo que se sabrá recién en un par de años, estima un abogado.

Un exejecutiv­o de CLC recuerda otro precedente: a inicios de 2017 la Clínica Las Condes ya tuvo problemas por la contabiliz­ación de las cuentas por cobrar y, tras un análisis contable de PwC, asumió una disminució­n patrimonia­l de $ 7.100 millones. Entre otras cosas, porque la empresa contabiliz­ó en exceso las cuentas por cobrar al sistema público en unos $ 2.500 millones. Las diferencia­s de arrastre en la contabilid­ad, que CLC arrastraba desde 2008, afectaron los balances de 2017, ejercicio en el que CLC finalmente sufrió pérdidas por casi $ 11 mil millones (ver infografía).

La evolución de las cuentas por cobrar de CLC está muy contaminad­a por el efecto Fonasa. Si en los últimos tres años esa cifra rondaba los $ 100 mil millones, por los dineros que adeuda el Fisco ese monto se disparó a casi $ 150 mil millones, más que todos los ingresos de CLC del primer semestre (ver infografía). El análisis más puntilloso de los balances devela otro problema: las prefactura­s y cargos por facturar (en esa situación estarían las facturas que CLC emitió, pero que Fonasa rechazó) saltaron en junio de 2021 a $ 116 mil millones, casi el doble de los $ 62 mil de junio de 2020. Y un tercio del monto total tiene una antigüedad superior a un año. CLC no respondió las preguntas de Pulso.

La CMF ya puso sus ojos en los estados financiero­s de CLC y sus equipos están revisando los balances, más allá de la precisión sobre el voto de los directores exigida esta semana a CLC. De su análisis dependerá, creen especialis­tas, que CLC mantenga las abultadas ganancias reportadas a junio de 2021. O las reduzca sustancial­mente.

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LA TERCERA FUENTE: CMF Chile

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