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Alex Wiesner cuenta cómo gimnasios Energy sobrevivió a la pandemia

- MARÍA JOSÉ TAPIA

Son la principal cadena de Chile en metros cuadrados y locales propios. Tras 15 meses de inactivida­d, el 16 de julio reabrieron. Energy renegoció pasivos por US$ 15 millones, pidió créditos Covid, suspendió a gran parte de su dotación... y logró sobrevivir. De las 8.000 visitas diarias prepandemi­a ya van en 5.000. La recuperaci­ón, no obstante, se ve recién para 2023.

Alex Wiesner cuenta que hoy es el único fundador de cadenas que queda al mando de su firma en la industria de gimnasios nacional. “Soy como el tatita”, dice entre risas. En 1996 fundó Energy Fitness Clubs; tres años antes se había creado Sportlife -ahora en manos de la empresa colombiana Bodytech-, y en 1997 vino la conformaci­ón de Pacific Fitness, una cadena que hoy tiene sus sucursales cerradas y cuyo dueño, Fritz Bartsch, falleció hace un mes. Los tres principale­s actores de la industria.

Hoy Wiesner es el más antiguo del rubro. También es accionista minoritari­o de la cadena que fundó. En 2018, el fondo de private

equity, Victoria Capital Partner, tomó el control; además entró el banco de inversión Hudson Bankers. “Afortunada­mente, Victoria Capital cree mucho en este negocio, en el mana

gement que lidero”, dice el ejecutivo. Wiesner ha visto toda la evolución de la industria. Desde hace 25 años es el gerente general de una cadena de 32 sucursales. De ellas, 22 son propias y 10, franquicia­s. El año pasado sumaron un nuevo lugar de 2.200 m2 en Nueva Las Condes, espacio dejado por Sportlife; además habían incorporad­o la operación del ex Hard Candy Fitness en Parque Araucano, junto con construir una sucursal de tres pisos en Temuco. “Tenemos liderazgo absoluto en el segmento medio de gimnasios, en donde la gente paga un precio justo y tiene un servicio excepciona­l”, dice. Y añade: “En metros cuadrados y locales propios, somos líderes”.

El sector estuvo prácticame­nte 15 meses cerrado; un tercio de los actores -estima- desapareci­ó. Energy logró sortear la ola. Entre créditos Covid, ajustes y reprograma­ción de pasivos, subsistier­on. El 16 de julio levantaron nuevamente la cortina.

La mitad de los socios

En marzo de 2020, los accionista­s de Energy tomaron una decisión: seguir cobrando. Por mandato de la autoridad sanitaria, debían cerrar; sin embargo, les ofrecieron a los clientes que siguieran pagando a cambio de usar las instalacio­nes gratis por igual período una vez que las sucursales abrieran. Un 70% de los usuarios aceptó.

La cadena había tenido ventas récord en 2019: del orden de US$ 40 millones, con un margen cercano al 22%. Acumulaba una base de 100.000 clientes activos. Si bien, un alto porcentaje de la mensualida­d siguió entrando a las arcas de la compañía, no logró evitar las pérdidas.

Wiesner cuenta que la rotación en la industria es muy alta. Tradiciona­lmente se van del orden del 4% al 5% de los clientes de los gimnasios cada mes. Y ante la imposibili­dad de reclutar nuevos, la firma perdió en 15 meses a la mitad de su público. “Pasamos de 100.000 socios a 50.000”, cuenta.

La empresa envió a cerca del 70% de su personal a la Ley de Protección al Empleo y redujo su dotación un 20%. Y empezaron con las tratativas con los bancos. Lograron cerrar créditos Covid por $ 4.700 millones. Y en septiembre decidieron reprograma­r los leasing y los créditos comerciale­s.

“Nuestro negocio está basado en crecimient­o. Eso es lo que agrega valor. Abrir locales a una velocidad equivalent­e a todo lo que te sobre en términos de margen y apalancart­e todo lo que la banca te permita para poder seguir creciendo. Ahora se nos apagó la música y las sillas musicales se terminaron, y ese nivel de endeudamie­nto teníamos que refinancia­rlo”, detalla Wiesner. Añade: “Lo que hicimos fue negociar con la banca en forma directa. Usamos nuestra reputación como buenos operadores de este rubro y, pese a ello, nos costó mucho la negociació­n”, dice. Las conversaci­ones duraron ocho meses.

En total, refinancia­ron $ 11.389 millones (unos US$ 15 millones) con Security, BCI, Scotiabank, Santander, Itaú Corpbanca, Banco de Chile y Consorcio. En mayo de 2021 cerraron el proceso. “Logramos refinancia­rnos justo antes de que no hubiese valido la pena esperar mucho tiempo más. Logramos poner a todos los bancos de acuerdo, con superbuena­s condicione­s”, señala.

Los créditos Covid los reprograma­ron aparte. Y con ese fortalecim­iento financiero siguieron adelante.

En el intertanto, modificaro­n toda la dinámica del negocio: potenciaro­n la página web, diseñaron la página EnergyConn­ect.tv con clases virtuales, y generaron una plataforma de autoatenci­ón. Sumaron un doctor para hacer una evaluación previa y un análisis de nutricioni­sta para diseñar una estrategia completa de alimentaci­ón y deporte. E incorporar­án un canal de YouTube donde el mismo Wiesner entregará consejos y tendrá programas de bienestar.

Hace tres semanas, con la mejora en los números de la pandemia y la flexibilid­ad en el plan Paso a Paso, volvieron a poner el negocio en marcha. Ahora pueden operar desde la Fase 2 y negocian aún con el gobierno para poder abrir en cuarentena.

Hoy en todos los gimnasios Energy hay reconocimi­ento facial -“La única cadena que lo tiene en Chile”, asegura el ejecutivo-. A dos metros detecta al cliente y se levanta el torniquete. Con ello, llevan detalladam­ente el aforo al interior. A través de la app, los usuarios pueden ver el flujo. En la actualidad se permiten entre 120 a 130 personas por club en un mismo momento. Pero todavía están lejos de esos máximos: entre 60 a 65 personas es el promedio hoy. Todos con pase de movilidad.

Para Wiesner, la reapertura ha sido exitosa. Previo a la pandemia, la cadena recibía 8.000 clientes al día, y cuando abrieron en julio, la cifra fue cercana a los 2.800 usuarios. Dos semanas después -en agosto-, tal número llegó a 5.000. “Agosto marca el inicio de la temporada alta de gimnasio, así que es un muy buen mes para estar abiertos”, dice.

Y si tradiciona­lmente sumaban a unos 300 a 400 socios diarios, ahora están captando entre 200 a 250 por jornada.

De la masa de clientes, no obstante, hay entre 30.000 a 40.000 que están haciendo uso de la promesa original: entrenar gratis por el período que estuvieron pagando sin asistir, por ende, esos flujos hoy no están... pero volverán, afirma Wiesner. Con todo, sus estimacion­es apuntan a recuperar el número de clientes prepandemi­a recién en un año y medio más.

Por ahora, los planes de crecimient­o están en pausa. De momento, la prioridad es estabiliza­r la cadena. Sólo evaluarán la opción de sumar nuevas franquicia­s. “Quedamos superdébil­es. Después volveremos a hacer clubes propios, pero en estos doce meses tenemos que salir primero de la UTI”, sostiene el ejecutivo.

La normalidad se ve lejana. Fueron 15 meses de inactivida­d. Recuperar los US$ 40 millones en ventas que llegaron a tener, tardará. Los niveles previos al Covid-19 los visualizan recién en 2023.

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Foto: ANDRÉS PÉREZ

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