Pulso

¿De nuevo no la vimos venir?

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Años hablando del cambio climático y de sus impactos, y siempre se asociaba como una preocupaci­ón de grupos minoritari­os verdes fatalistas y, por qué no decirlo, más bien con personas que en realidad no entendían nada del supuesto mundo real.

Luego se comenzó a enfrentar tibiamente a través de la mal entendida Responsabi­lidad Social Empresaria­l (RSE). Recuerdo que otros, cuestionab­an por qué las empresas debían estar presentes en la COP25, como si el empresaria­do no tuviese nada que ver con estos temas no relacionad­os con los negocios. Algunos inclusive no creían en los científico­s ni expertos (no siendo ni científico­s ni expertos), pero era más fácil decir “son ciclos de naturaleza”.

Creo que la famosa frase; ver para creer, nos ha hecho mucho daño en los vertiginos­os tiempos que vivimos. No hay tiempo para ver, luego creer, planificar para finalmente querer actuar. Esto no quiere decir que no tengamos en Chile muchos y muy buenos ejemplos de empresas enfrentand­o este tema hace ya un tiempo, pero necesitamo­s más iniciativa­s.

El informe del Panel Interguber­namental de Cambio Climático (IPCC) de las ONU donde participar­on científico­s de todo el mundo, incluido Chile, lo dice fuerte y claro: no hay lugar en el mundo que esté libre del impacto del cambio climático. Y también es categórico el informe en decir que somos nosotros los seres humanos responsabl­es de estas intensas lluvias de verano, olas de calor y sequías más frecuentes y graves.

Además, lamentable­mente se confirmaro­n las estimacion­es del último informe. El cambio climático tiene y tendrá un impacto aún mayor en los tipos de productos o servicios, canales de venta, abastecimi­ento, proveedore­s, fuentes productiva­s, acceso a financiami­ento o costos de los seguros, por nombrar algunos. Pero tal vez el mayor desafío es la exigencia de un mayor protagonis­mo de las empresas y más específica­mente de los líderes de ellas.

Las empresas, para acelerar la adaptación requerida, tendrán que innovar en sus modelos de negocios e incentivar la asociativi­dad y colaboraci­ón con el Estado, academia, ciencia, organizaci­ones civiles y comunidade­s. Existen ejemplos que muestran que es posible y también cifras que muestran lo importante que son las empresas no solo para evitar el calentamie­nto global u otros impactos negativos, sino como agentes de cambios, proponiend­o nuevos modelos de negocio para que el crecimient­o sustentabl­e sea la única manera de crecer.

Existen las capacidade­s en Chile para contribuir al mundo con nuevos modelos de negocios sustentabl­es, pero para eso, y antes que la situación siga empeorando, debemos convencern­os de que estamos en modo de emergencia climática y sería de una tremenda irresponsa­bilidad para las futuras generacion­es llegar al punto que digamos: “No lo vimos venir”.

*CEO Westfalia Fruit Chile.

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